sábado, 17 de julio de 2010

¿A qué Dios le sirven los católicos?


Casi todas las semanas recibo cartas de hermanos/as evangélicos que me increpan, me condenan o me invitan a “convertirme”… la mayoría son personas con buenas intenciones, aunque llenos de prejuicios infundados en contra de la Iglesia Católica… que en su error, propagan falsas nociones contra el catolicismo y los católicos… por lo general, trato de contestarlas todas… aunque que estos hermanos están tan ciegos por el fanatismo, que honestamente no creo que lean las respuestas que les damos…

A continuación les presento la carta de “esta semana”… la escribe una hermana llamada Leticia… y la posteo aquí junto con mi respuesta…

Gracias por recibir mi pregunta. Yo quisiera saber cual es el Dios que quizás la mayoría de los que se llaman católicos le sirven porque algunos católicos usan el rosario, le llaman padre a un hombre aquí en la tierra, oran a los muertos, rezan (repetir ciertas oraciones), creen que María es la corredentora con Jesús, bautizan a los niños, se postran ante imágenes, cuando el Dios creador del cielo y de la tierra que nos dejo su Palabra. Para leerla y estudiarla no ha mandado nada de eso a la humanidad? Creo que tenemos que analizar primero lo que Dios quiere de nosotros y lo que él nos ha mandado a hacer en su santa Palabra para ver si nosotros verdaderamente le estamos agradando. No vaya a ser que estemos haciendo cosas que son abominación o desagradables delante de él sin darnos cuenta.
Gracias,
Leticia

Querida Leticia,

Me vas a perdonar la franqueza, pero esto no es una pregunta sino el juicio condenatorio que tú estás haciendo contra “algunos católicos”… no sé si estás consciente, pero en la “santa Palabra” el mismo Jesús nos dice: «No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados» (Lucas 6, 37)… te invito a meditar sobre esto “no sea que estés haciendo cosas que sean abominación o desagradables delante de Él”…

Bueno, vamos a tratar de explicarte cada uno de los puntos que nos presentas… el texto es un poco largo, pero te invito a tener la valentía de leerlos todos, pues como verás a continuación, la Iglesia Católica es la Iglesia de Jesucristo… y lo que hacemos los católicos es lo que el Maestro nos enseñó…

Tengo que empezar por decirte que el Dios que adoramos y servimos los católicos es el Dios Trino revelado por Jesucristo: Padre, Hijo y Espíritu Santo… tres Personas Divinas viviendo entrelazadas en una comunión perfecta… Stefano de Fiores, sacerdote y teólogo italiano, define la relación ideal del cristiano con Dios de esta manera: “En el Espíritu, por medio de Cristo, vivir en comunión filial con el Padre, como miembros de la Iglesia, bajo el paradigma (modelo) de María, por el reino de Dios en el tiempo y en la eternidad”… hermoso, ¡¿verdad?!

Usan el rosario…
Bueno, el Rosario no se “usa” sino que se reza o se ora… o, más correctamente, se medita… fíjate, el Rosario es una oración cristocéntrica… esto quiere decir que Cristo es el centro de la oración pues en cada Misterio meditamos una parte de la vida de Jesucristo…

En los Misterios Gozosos meditamos la Anunciación del ángel a María y la Encarnación del Hijo de Dios (Lucas 1, 26-38); la Visitación de María a su prima Isabel (Lucas 1, 39-56); el Nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén (Lucas 2, 1-20); la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de María (Lucas 2, 22-38); y el Niño Jesús perdido y hallado en el Templo (Lucas 2, 41-50)…

En los Misterios Luminosos meditamos sobre el Bautismo de Jesús en el Río Jordán (Mateo 3, 13-17; Marcos 1, 9-11; Lucas 3, 21-22); la Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná (Juan 2, 1-11); el Anuncio del Reino de Dios e invitación a la conversión (Mateo 4, 12-17; Marcos 1, 14-15; Lucas 4, 14-21); la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor (Mateo 17, 1-8; Marcos 9, 2-8; Lucas 9, 28-36); y la institución de la Eucaristía (Mateo 26, 26-29; Marcos 14, 22-25; Lucas 22,19-20)…

En los Misterios Dolorosos contemplamos la Pasión comenzando por la Oración de Jesús en el Huerto (Mateo 26, 36-46; Marcos 14, 32-42; Lucas 22, 39-46); la Flagelación de Jesús (Juan 18, 36-40; 19, 1); la Coronación de espinas (Mateo 27, 27-30; Marcos 15, 16-19; Juan 19, 2-3); Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario (Mateo, 27, 31-32; Marcos 15, 20-21; Lucas 23, 26-31; Juan 19, 14-22); y finalmente, la Crucifixión y Muerte de Jesucristo (Lucas 23, 33-34, 44-46; Juan 19, 25-37)…

En los Misterios Gloriosos meditamos sobre la Resurrección de Jesucristo (Mateo 28, 1-7; Marcos 16, 1-9; Lucas 24, 1-8; Juan 20, 1-9); su Ascensión al Cielo (Marcos 16, 19; Lucas 24, 50-51; Hechos 1, 9-11); la Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles el día de Pentecostés (Hechos 2, 1-4); y en los últimos dos Misterios vemos en María la realización de la promesa de eternidad a la que están llamados todos los cristianos con la Asunción de la Virgen María al Cielo (Salmo 16, 8-11; 1Corintios 15, 20-22); y la Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado (Apocalipsis 12, 1; Lucas 1, 48-49)…

Las oraciones que repetimos al rezar el Rosario son el Padrenuestro, oración que nos enseñó Jesús (Mateo 6, 9-13; Lucas 11, 2-4)… el Avemaría, que se compone de dos partes, en la primera tenemos el anuncio del ángel y el saludo de Isabel (Lucas 1, 28 y 42); y en la segunda, nuestra súplica pidiéndole que interceda por nosotros ante su Hijo Jesucristo… a estas dos oraciones le añadimos el Gloria, que es una doxología donde alabamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Viéndolo desde un punto de vista práctico podemos decir que rezar el Rosario es meditar sobre la vida de Jesús mirándola desde los ojos y el corazón de María… como sabes, Lucas dice que María “conservaba cuidadosamente todas esas cosas en su corazón”… pues el Rosario no es otra cosa que un viaje al corazón de María…

Le llaman padre a un hombre aquí en la tierra…
Tu comentario se basa en una pobre interpretación de las palabras de Jesús contra la hipocresía y la vanidad de los escribas y fariseos cuando les dice: «Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo» (Mateo 23, 9)… de hecho, Jesús también se pronuncia contra llamarles “Rabbí” o “Doctores”…

En este pasaje Jesús explica que los escribas y fariseos «se han sentado en la cátedra de Moisés»… dicho de otra manera, “se han apropiado de ella sin tener derecho a la misma”… o, lo que es lo mismo, que no tienen autoridad para enseñar como “padres”, “rabbies” (maestros) o “doctores”…

Una interpretación fundamentalista, como la tuya, pierde de perspectiva la enseñanza detrás de las palabras de Jesús… por eso es importante conocer la Biblia como una unidad que no se puede contradecir… y el Nuevo Testamento tiene muchísimos pasajes que nos hablan de la paternidad espiritual de los apóstoles… que es el modelo de la paternidad espiritual de los obispos y sacerdotes… e, irónicamente, de la paternidad espiritual que tú pastor o ministro tiene sobre ti… veamos…

Cuando Esteban se dirige al Sumo Sacerdote comienza diciendo: «Hermanos y padres, escuchad» (Hechos 7, 2)… También Pablo, se refiere a Timoteo como «hijo» (1 Timoteo 1, 2 ; 2 Timoteo 1, 2)… y así lo recomienda en su carta a los Filipenses (2, 22)… También se refiere a Tito como «hijo» (Tito 1, 4)… y a Onésimo en su carta a Filemón (1, 10)… ellos no eran hijos biológicos de Pablo, sino que éste se refiere a su paternidad espiritual sobre ellos…

Hay varios textos que se refieren a la paternidad espiritual tanto de Pablo, como de Pedro y Juan… pero tal vez, el más revelador sea el que aparece en la primera carta de Pablo a los Corintios: «No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino más bien para amonestaros como a hijos míos queridos. Pues aunque hayáis tenido 10.000 pedagogos en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo Jesús» (4, 14-15)…

Oran a los muertos…
Lucas nos relata que un grupo de saduceos se acercó a Jesús para ponerle una trampa… los saduceos no creían en la resurrección de los muertos y le presentan a Jesús el caso de una mujer que se casa con varios hermanos y luego le preguntan que de cuál de ellos será la mujer en la resurrección… no sé si te has fijado en este pasaje, pero es interesante la respuesta de Jesús: «Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven» (Lucas 20, 37-38)…

Como nos enseña Jesús, “para Dios, todos viven”, no importa si están aquí en la tierra o en el cielo, gozando de su presencia… y como “todos viven”, pues oramos a y por ellos…

Veamos la primera… oramos “a” los muertos, pidiendo su intercesión ante Dios… especialmente recurrimos pidiendo ayuda a esos que reconocemos han vivido una vida ejemplar… como María, la Madre de Jesús… o los Apóstoles… o los mártires, que dieron su vida por la fe… o todos esos hombres y mujeres que vivieron heroicamente las virtudes y que hoy reconocemos que ya están gozando de la presencia de Dios… recurrimos a ellos de la misma forma que recurrimos a nuestro sacerdote o un amigo de la Iglesia, pidiéndole que ore por nosotros… de la misma forma que tú le pides oración (intercesión) a tu pastor o a un grupo de oración en tu iglesia…

Pero los católicos también creemos en otra realidad: el purgatorio… y por eso también oramos “por” los muertos… fíjate, los evangélicos creen que al morir hay una de dos posibilidades: salvación o condenación… los católicos también creemos lo mismo, pero reconocemos que no todos los que están salvos, están lo suficientemente limpios o purificados para entrar en la presencia de Dios… y esas almas van a un lugar –el purgatorio– donde “purgan” sus culpas antes de llegar al “cielo”…

Aunque el purgatorio no está en tus cuestionamientos iniciales, permíteme abordarlo brevemente para dejar este punto aclarado de una vez… en Mateo, Jesús habla sobre el pecado contra el Espíritu Santo: «Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro» (12, 31-32)…

Quiero llamar tu atención a las últimas palabras de Jesús en este pasaje, “no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro”… o sea, ¿qué hay pecados que sí se perdonarán en el otro mundo?… esto no tendría sentido ni en el cielo, pues allí ya no hay pecado; ni en el infierno, pues allí ya no puede haber perdón… ese “otro lugar” en el “otro mundo” donde se pueden perdonar pecados es la doctrina sobre el purgatorio…

Veamos también la primera carta de Pablo a los Corintios: «Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa. Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego» (3, 12-15)…

Ahora es Pablo quien nos habla de algunos cuyas obras serán abrazadas… y nos dice que estos serán salvos, pero como quien pasa a través del fuego… aquí podemos entender el concepto de purificación, eres salvo, pero tienes que ser purificado por el fuego…

La segunda carta a los Macabeos (12, 38-45) presenta un interesante pasaje donde, después de una batalla, Judas Macabeo y sus seguidores ofrecen súplicas y sacrificios por almas que murieron en pecado, esto con la esperanza de la resurrección… si estas almas se encontraran condenadas en el infierno, ¿cuál sería el propósito de orar por ellos?… obviamente, los Macabeos confiaban en que estas estuvieran en algún “lugar” donde aún pudieran ser perdonadas y salvadas… te lo señalo, aunque no pongo la cita, pues tu Biblia evangélica no reconoce este libro (y otros 6) como “inspirados”…

Rezan (repetir ciertas oraciones)…
Esta es fácil así que no me voy a extender mucho aquí… los Apóstoles, viendo la forma como Jesús oraba, le pidieron que les enseñara a orar de la misma forma… y Jesús les dijo: no repitan las mismas palabras sino que digan cosas distintas cada vez… ¡nah, eso no fue lo que dijo Jesús!… veamos…

«Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal» (Mateo 6, 9-13)…

Te pregunto, si Jesús le enseñó a los Apóstoles a rezar/orar de esta manera, ¿por qué me criticas si yo hago lo mismo?… ¿acaso la enseñanza del Maestro no es válida para mí… o para ti…?

No sé a ti, pero a mí me gusta meditar sobre la Pasión… especialmente en el pasaje del Huerto de los Olivos… eso me ayuda a aceptar la Voluntad de Dios en mi vida, sea cuál sea… pues al final de ese relato, Mateo explica que Jesús se levantó dos veces y fue donde los Apóstoles, encontrándolos dormidos: «Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras» (26, 44)… escuchaste lo que nos narra Mateo, Jesús “se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras”…

Pero voy a ser justo contigo… hay personas que no saben orar: católicos y evangélicos… pues no se trata de las palabras que salen de nuestros labios, sino de la intención de nuestro corazón… por eso, no importa si es una oración escrita, una oración espontánea, o una oración silenciosa (sin palabras)… si el corazón no está en el Señor, nuestra oración será vacía y vana…

Creen que María es la corredentora con Jesús…
No entiendo porqué este empeño de los evangélicos en atacar a María… llegado el día, cada uno tendrá que darle cuentas al Señor de cómo amaron a su prójimo, incluyendo en “el prójimo” a su Madre…

¿Alguna vez has pensado, aunque sea solamente un momento, que tú le debes tu salvación a María…? Fíjate… el ángel vino donde María… vino enviado por Dios para que en ella y a través de ella, se llevará a cabo el comienzo de nuestra redención… María pudo decir que “no”… sin embargo, su disposición para acoger la Voluntad de Dios hizo posible que Jesús se encarnara… no sé cómo tú lo veas, pero esto hace que María esté intrínsecamente unida al Plan de Salvación… no porque ella lo haya querido… ni porque yo o la Iglesia Católica lo diga… sino porque Dios así lo quiso…!!!

Hay un pasaje de Pablo que me fascina por lo profundo de su significado: «Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia» (Colosenses 1, 24)… ¿acaso le falta algo al sacrificio de Cristo?… obviamente no… este pasaje se refiere a que cada uno de nosotros debe aceptar y cargar con gozo la cruz que nos toca llevar… uniendo nuestro dolor, nuestro sufrimiento, nuestra pena, nuestra enfermedad… al sacrificio de Jesús… ese “unir nuestro sufrimiento al Suyo” nos convierte, en alguna medida, en “corredentores” con Él…

Imagina ahora el dolor inmenso de María al pie de la cruz… por un lado, el dolor de una Madre que, después de ver la tortura a la que es sometido su Hijo inocente, le acompaña en silencio hasta su muerte… y por otra parte, tienes a la “esclava del Señor”… la Mujer que acogió el Plan de Salvación y encarnó al Mesías en su seno… nadie conocía a Jesús mejor que su Madre, nadie… y ella, mejor que nadie, sabía Quién era Aquel que colgaba del madero… imagina ahora el sufrimiento de saber que Dios se está ofreciendo como sacrificio por todos los hombres y estos no sólo no lo reconocen, sino que se burlan y blasfemas contra Él… tan grande es el dolor de María que el anciano Simeón profetizó que “una espada le atravesaría el alma” (Lucas 2, 35)…

Las vidas de Jesús y María están unidas inseparablemente… una no puede existir sin la otra… Jesús se encarnó por el “sí” de María… y María acogió el Misterio de Dios de una forma perfecta y total… esta unión y colaboración de María con nuestra salvación es a lo que se refiere el término de “corredentora”…

Bautizan a los niños…
¿Y dónde en la Biblia dice que un niño no se puede bautizar?… al contrario, cuando Pablo y Silas estaban presos en la cárcel, la tierra tembló, se abrieron las puertas y se soltaron las cadenas… entonces, el carcelero, asustado, preguntó que tenía que hacer para salvarse… dice Lucas que Pablo y Silas «le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa. En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos» (Hechos 16, 32-33)… te pregunto, ¿cuál es la parte de “todos los suyos” dónde se excluye a los niños?

Fíjate… el salmista nos explica que los niños nacen con pecado original cuando dice «Mira que en culpa ya nací, pecador me concibió mi madre» (Salmo 51, 5)… y Jesús es claro al afirmar que «el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios» (Juan 3, 5)… Pedro, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, dice: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos» (2, 38-39)… entonces, si los niños nacen con pecado, y Jesús dice que el bautismo es necesario… ¿por qué privar a nuestros hijos de la promesa de Dios?

Probablemente me dirás que un niño no puede decidir, etc, etc, etc… te pregunto, ¿si tu hijo está enfermo, tú vas a esperar a que tenga edad suficiente para que él decida si quiere ir al médico o para que decida a cuál médico quiere ir?… ¿le preguntaste a tu hijito de 7 años a qué escuela quería asistir?… de la misma forma, estoy seguro que tampoco le has preguntado si te quiere acompañar al culto… porque tú, como madre, decides lo que entiendes es mejor para él… y el mayor regalo que le puede heredar un padre a un hijo, es la vida eterna…

Se postran ante imágenes…
Fíjate, realmente no me estás acusando de “postrarme ante imágenes” sino de adorarlas como si fueran dioses… o sea, del pecado de la idolatría…

En el libro de los Números hay un relato de una de las tantas ocasiones que el pueblo de Israel fue infiel a Dios… y Dios envió una plaga de serpientes que mordían a los israelitas y estos morían… finalmente acudieron a Moisés, arrepentidos, para que intercediera por ellos… Moisés intercedió y Dios le dijo: «Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado»… Moisés hizo una serpiente de bronce (una imagen de una serpiente abrazadora) y la puso sobre un asta… y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la imagen de la serpiente de bronce y quedaba curado (21, 4-9)…

Este pasaje que acabo de señalarte es interesantísimo… pero más interesante aún es que Jesús se compara con esa imagen de la serpiente que Moisés construyó en el desierto… veamos el diálogo con Nicodemo… Jesús le dice: «como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna» (Juan 3, 14-15)…

¿No te llama la atención que siendo “malas” las imágenes, Jesús se compare con una?… la respuesta es sencilla, la prohibición no es contra las imágenes en sí mismas (Dios también manda hacer imágenes de querubines y otras cosas para adornar el Templo)… sino que la prohibición es en contra de idolatrar las imágenes… de creer que esa imagen de madera, de yeso, de plástico “es” Dios…

Los católicos tenemos muy claro que una imagen no es Dios… aunque nos puede ayudar a fijar nuestra mente o nuestro corazón en aquello que está representado en la imagen o el cuadro que miramos… de la misma forma que cuando tomo en mis manos una foto de mi esposa y le doy un beso, y tengo plena consciencia de que ese beso no es para el pedazo de papel, sino para mi esposa… de la misma forma, cuando me arrodillo ante una imagen del Sagrado Corazón de Jesús o ante una Cruz, no lo estoy haciendo ante esa figura, sino ante Dios representado en ella…

Finalmente, dices que tenemos que analizar primero lo que Dios quiere de nosotros y lo que él nos ha mandado a hacer en su santa Palabra para ver si nosotros verdaderamente le estamos agradando… en eso estamos totalmente de acuerdo… y como tú, creo que debemos fijarnos en cuál fue la intención de Dios y qué es lo que Él espera de nosotros… veamos…

Dios edificó una Iglesia sobre la cabeza de Pedro y los Apóstoles… le dio poder de perdonar y retener pecados… y prometió que las puertas del Hades no prevalecerían sobre ella (Mateo 16, 17-19)… una Iglesia unida, como Él y el Padre son uno… para que a través de esa unidad, el mundo crea (Juan 17, 20-21)… una Iglesia «que persevera en la oración, con un mismo Espíritu, en compañía de María, la madre de Jesús» (Hechos 1, 14)… una Iglesia que «acude asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan (eucaristía) y a las oraciones» (Hechos 2, 42)…

Hermana, esa única Iglesia tiene nombre… se llama la Iglesia Católica… y la Voluntad de Dios es que tú y yo formemos parte de ella… yo escuché su voz y estoy aquí… ahora te toca a ti decidir si vas a hacer “lo que Dios quiere de ti y ha mandado en su Palabra”… o si vas a seguir rechazando lo que Él mismo te ofrece…

Dios te bendiga mucho… y el Espíritu Santo ilumine tu mente y tu corazón…

Romualdo. Tomado de: http://www.tengoseddeti.org

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