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jueves, 9 de junio de 2011

Madres de Guerrilleros, Hijos de Belcebú



En medio del escándalo desatado por la estafa que presuntamente habría cometido Sergio Schoklender (tristemente celebre parricida en los años 80) desde la Fundación Madres de Plaza de Mayo con dineros públicos destinados a viviendas sociales y mientras la defensora y madre de guerrilleros marxistas Hebe de Bonafini insiste en acusar al ex apoderado de esa organización como único responsable del supuesto desfalco, se hicieron públicas algunas fotos de una fiesta de disfraces celebrada en la sede central de las Madres hace menos de dos años.

Las fotos, publicadas en la tapa del diario popular Libre, muestran a Hebe de Bonafini vestida como "Maléfica", el hada malvada de la película de Disney basada en el cuento La Bella durmiente, y a Schoklender disfrazado de obispo. Atrás se ven las fotos de desaparecidos que están habitualmente colgadas en la sede central de Madres de Plaza de Mayo.

Según publicó el diario, hay más fotos de esa fiesta. La reunión, según Libre, fue para despedir el año 2009. Hoy lejos de esos momentos en la que todavía compartían los festejos, Hebe de Bonafini muestra diferencias irreconciliables con el ex apoderado de la Fundación, al que ayer acusó de ser un traidor y estafador.

El poder del maligno no puede estar más explicito en este documento, en la representación del mal y en la burla descarada llevada a cabo por el parricida vestido de ministro de Nuestro Señor, en una fiesta pagana de Halloween, un verdadero aquelarre.

Sobran las palabras, esta gente acompaña a los que gobiernan la Argentina, duros tiempos se aproximan, solo nos basta rezar por esta patria que supo ser católica y fervientemente mariana. A la Santísima Virgen de Luján, a nuestro santo argentino: San Héctor Valdivielso Saéz (asesinado por marxistas, mártir de la fe) y a Nuestro Señor Jesucristo encomendamos nuestras súplicas.

sábado, 8 de enero de 2011

Investigan a sacerdote icono de la Teología de la Liberación marxista que abusó de menor


La fiscalía de la ciudad de Lieja, Bélgica, abrió una investigación contra el sacerdote Francois Houtart, uno de los más radicales exponentes de la Teología de la Liberación Marxista y co-fundador del Foro Social Mundial, luego que admitiera que hace 40 años abusó de un menor.

Houtart, canónigo de la Universidad de Lovaina, admirador confeso de Fidel Castro y defensor del grupo terrorista Hamas, reconoció los hechos ante el diario Le Soir luego de una denuncia presentada ante la comisión que estudia los casos de abuso sexual que involucran a sacerdotes católicos en Bélgica.

En su edición del 29 de diciembre, el diario informó que el caso ocurrió en la década del ’70 e involucra a un primo del sacerdote que entonces tenía 8 años de edad. Houtart admitió ante el diario que "tocó las partes íntimas" del menor en dos ocasiones.

El Procurador General de Lieja, Cedric Visart de Bocarmé, confirmó al diario belga L’Viv/L’Express que ya se abrió una investigación contra Houtart para determinar si hubo o no otras víctimas.

Conocido por sus admiradores como "el papa antiglobalización", a sus 85 años de edad Houtart aseguró a Le Soir que pidió a sus partidarios suspender la campaña a favor de su nominación para el Premio Nobel de la Paz 2011 y renunció al Centro Tricontinental, ONG que fundó en Lovaina.

Houtart declaró a Le Soir que ofreció a los padres de la víctima renunciar al ejercicio del sacerdocio y asumir las consecuencias de sus actos pero éstos le pidieron consultar a un profesor del seminario de Lieja.

Según el teólogo liberacionista, este profesor le aconsejó seguir en el sacerdocio y concentrarse "en las tareas académicas de la sociología de la religión".

En su edición del jueves 6 de enero, el diario L’Viv/L’Express asegura que las confesiones de pedofilia de Houtart han despertado indignación y "para miles de personas en la Bélgica francófona –con un impacto no menor en América Latina-, es como si el cielo hubiera caído sobre su cabeza".

ROMA, 07 Ene. 11 / 12:15 am (ACI)

viernes, 6 de agosto de 2010

¿Fue Jesucristo el primer comunista?


Algún propagandista comunista lanzó el slogan y muchos mentecatos inteligentes lo repiten: «Jesucristo fue el primer comunista» ¿Acaso no estaba en contra de los ricos y hartos ? ¿Acaso no alababa a los pobres y necesitados? ¿Acaso no se rodeó de gentes sencillas, de proletarios? ¿Acaso no tronó contra los sacerdotes profesionales, cuyo odio acabó por ocasionar su muerte? ¿Acaso no se saltó la idea elitista del pueblo judío haciéndose amigo de los pobres de otros pueblos? ¿Acaso no se preocupó siempre de la suerte de la gente sencilla? ¿No vivió acaso con sus apóstoles en una comunidad puramente comunista?

«Resulta muy seductor», dije, cuando uno de esos mentecatos inteligentes me expuso todo esto. «Permítame, sin embargo, que añada todavía un par de preguntas. ¿Enseñó Cristo también que toda religión es opio para el pueblo? ¿Que Dios es un invento de la burguesía y los capitalistas para mantener en sus límites al proletariado? ¿Que lo único que importa es la vida terrenal, porque es la única que existe? ¿Que la meta final de la humanidad es el ordenamiento paradisíaco del Estado y que deberá comenzar matando a los gobernantes actuales? ¿Que la moral es un invento de los capitalistas para frenar al proletario? ¿Que sólo importa una clase determinada de hombre, los proletarios? ¿Que la vida del individuo no tiene ningún valor frente a los intereses del Estado? ¿Acaso Jesucristo fue un precursor del materialismo? ¿Consideraba que la oración era una estupidez y la visita al templo un acto reaccionario? Y finalmente, ¿Encomendó a sus discípulos la misión de obligar a las personas a aceptar sus ideas por medio de la fuerza policial? Y aquí he de añadir que precisamente Él era quien entre todos los ostentadores de poder en el mundo habría tenido perfecto derecho a dar esa orden. Él era el más poderoso porque era Dios. Sin embargo, Dios, el único totalitarista justificado, respeta el libre albedrío de los hombres. La frase «Jesucristo fue el primer comunista» es una obra de arte de la hipocresía. Pero si fuera cierto, habría que felicitar a sus dirigentes por su extraordinario parecido con el «primer comunista»: Marx por su amor al prójimo lleno de bondad, Lenin por su humildad y caridad, y Stalin por su amor a la verdad y su disposición a perdonar.

Autor: Louis de Wohl
Tomado de: http://www.conoze.com/

jueves, 5 de agosto de 2010

Dejará los hábitos el cura tercermundista sancionado por apoyar el matrimonio sodomita



Tras haber sido duramente criticado y sancionado por el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez, por apoyar y festejar la sanción de la ley que permite el matrimonio gay, el cura tercermundista (ver imagen de Monseñor Angelelli en su "altar") Nicolás Alessio anunció que dejará los hábitos el próximo sábado durante una misa y procesión que se llevará a cabo en la parroquia del barrio Altamira, que preside hace 26 años.

Alessio aseguró descaradamente que siempre será cura en “el aspecto docente y profético, porque Jesús no fue sacerdote, sino maestro y profeta” (a que Iglesia pertenecia este "señor", Jesús fue sacerdote, y es DIOS!!!, un simple profeta será para los herejes o protestantes). Arremetió asimismo contra la casta jerárquica sacerdotal a la que acusó de haber “traicionado” el evangelio. “Es una Iglesia monárquica, cerrada y autoritaria a la que ya no quiero pertenecer. En cambio, hay otra iglesia con un modelo fraterno, popular, cercano a la gente, de la que no me voy a ir”, aseguró.

Claro que si, "señor" Alessio, la Iglesia Católica Apostólica Romana, la Verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo es Monárquica, porque Nuestro Dios es Cristo Rey
, y no se preocupe, a esta Verdadera Iglesia, la Católica usted nunca perteneció, usted solo es un usurpador de un lugar Sagrado, del cual deberá dar cuentas llegado el momento del Juicio ante el Unico Juez Verdaderamente Justo.

Además, sostuvo que Carlos Ñañez "cometió un error al haberme iniciado juicio canónico, prohibirme y armar este lío; pobre, fue muy mal aconsejado".


En una entrevista con el diario "La Voz del Interior" de Cordóba, Argentina, indicó que se dedicará a descansar y confirmó que seguirá como asesor de diputados nacionales del Frente Cívico, el partido que preside el senador Luis Juez y remarcó que no descarta “la trinchera política como un lugar en donde pueda seguir sirviendo a los sectores populares”. Finalmente, comentó que a nivel nacional “apoyaría a Pino Solanas”. Todo un "demócrata", ya sabemos donde esta su "reino". Lo suyo por lo menos terminó siendo coherente al renunciar: como dijo Nuestro Señor Jesucristo:
"Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro." (Mt 6, 24)

Pablo escribió: “No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6,9-11).

COAH

jueves, 29 de julio de 2010

El universitario frente a la doctrina marxista - Dr. Carlos Alberto Sacheri


Definir en el corto tiempo de una exposición qué es el marxismo es parte fácil y en parte difícil. El marxismo doctrinariamente hablando es una doctrina simple, simplista. Es un monismo filosófico de signo materialista. De ahí que la primera caracterización que hagamos del marxismo es la de un materialismo dialéctico e histórico. Lo primero a retener es que el marxismo no es una doctrina como cualquier otra doctrina. No es una mera “teoría”. Como lo dicen coherentemente desde el mismo Marx hasta el actualísimo Mao es una “guía para la acción”. La teoría marxista no tiene ningún sentido en sí misma en cuanto mera teoría. Es un esquema de acción, más aún un esquema de la acción o praxis revolucionaria. Uno de los caracteres más negativos del marxismo, y más negador de lo mejor de la tradición cultural del occidente greco-latino y cristiano, es, precisamente, esa supremacía permanente de la acción sobre el pensamiento, de la praxis sobre la teoría. El marxismo desprecia la teoría como tal. Es una actitud vital, una actitud ciega (por las razones que veremos), surgida en la acción por la acción misma.
En primer lugar, entonces, consideremos el marxismo en cuanto esquema materialista. En la historia de occidente ha habido muchas doctrinas materialistas a lo largo de 25 siglos. Pero Marx y Engels despreciaron en repetidos textos a todos los materialistas anteriores, calificándolos de materialistas ingenuos.

Ellos se presentan como los postuladores del único y verdadero materialismo científico (sobre todo Marx, no habla nunca del materialismo dialéctico). Siempre hablan de materialismo científico, es decir, de un materialismo fundado, según ellos, en las últimas conclusiones de las ciencias positivas, que tanto auge comenzaron a cobrar en la primera mitad del siglo XIX. Este anhelo era bastante lógico, y merece cierto aplauso; sin embargo, la elaboración teórica del materialismo dialéctico se resiente del positivismo que caracterizó el clima científico y cultural del siglo pasado (XIX), sobre todo en lo que hace a las ciencias sociales, tanto a la sociología de Augusto Comte, como a la antropología cultural de Morgan y otros autores.

Desde el punto de vista de un materialismo consecuente, como es el marxismo leninismo, toda realidad supone un único principio que es la materia, todo es materia. Esa materia está dotada de las mismas características fundamentales con que la teología ha definido al ser supremo, Dios. La materia marxista es eterna e infinita. Es principio de todo movimiento. Es esencialmente acto puro, ser en el cual la esencia y la existencia se identifican. Ese universo material está pues dotado de ciertas propiedades, no sólo la eternidad, y la infinitud, sino principalmente la de del automovimiento. La materia se mueve a sí misma. Ustedes preguntarán ¿cómo se explica ese misterio? Yo les diré que ese misterio no se explica, porque no es un misterio, es un absurdo. Nadie da lo que no tiene. Pero de todos modos, el marxismo postula ese automovimiento indefinido de la materia, sin principio ni fin. La materia deviene, va cambiando, se va transformando a sí misma sucesivamente, incesantemente. Y va adquiriendo nuevas condiciones nuevas propiedades. Va dando según la segunda ley dialéctica, “la transformación de la cantidad en cualidad”, va adquiriendo nuevas condiciones, propiedades, lo que nosotros llamaríamos una nueva esencia, y ello permitiría “explicar”, que la materia, de inanimada se convierta un día en materia animada, es decir, dé lugar a la vida, y que la vida desposeída de razón, un buen día dé razón, un buen día dé lugar a la existencia humana como ser viviente racional.

En definitiva, todo esto en el marxismo no son meras postulaciones. El marxismo que ya lleva un buen siglo de existencia, no ha aportado ni podrá aportar la menor prueba que fundamente estos meros postulados.

Uno de los grandes problemas que afronta el materialismo marxista es la explicación del ser humano, de la capacidad de pensar del hombre, y de la condición libre del ser humano. Según Marx y Engels, en la “Ideología alemana” y otros textos paralelos, la conciencia no es sino materia; la conciencia en el sentido de la razón humana o la condición pensante del hombre.

Dicen, textualmente, que el conocimiento no es sino la realidad exterior, transpuesto en el cerebro del hombre, por la connotación material que tiene la referencia al órgano mismo del sistema nervioso.

Esto lleva al marxismo a una serie de incongruencias. Por un lado, si la conciencia es materia que piensa, es una materia un poco distinta de la materia exterior. Es una materia que en cierto modo se desdobla a sí misma. Porque nosotros tenemos conciencia psicológica cuando conocemos las realidades del mundo exterior, que las poseemos el concepto mesa, lámpara, etc., sin que por ello esos objetos sigan existiendo tal cual eran en el mundo exterior.

Esto lo pueden encontrar desarrollado en un trabajo del jesuita Joseph de Vrieres sobre la teoría del conocimiento. Con relación al materialismo dialéctico, hay un punto fundamental en el cual nunca se insistirá lo suficiente, y es el carácter dialéctico. La dialéctica es la noción fundamental del marxismo porque es la que nos muestra, no sólo su verdadera dimensión desde el punto de vista teórico, sino sobre todo (dado que el marxismo es esencialmente una praxis revolucionaria), el contenido práctico de técnica o metodología de la acción.

En este sentido la dialéctica se caracteriza por una negación contradictoria de todos los elementos de la realidad, así como el ser se contrapone (por contradicción estricta) al no-ser, la vida a la muerte, lo racional a lo irracional, lo moral a lo inmortal, etc., según el marxismo, para explicar estas realidades antinómicas a partir de un único principio – que postula es la materia -, es indispensable encontrar un mecanismo que permita pasar de lo inanimado a lo animado, de lo irracional a lo racional, etc., y ese elemento, Marx y Engels, lo encuentran en el idealismo absoluto de Hegel, precisamente en noción de dialéctica.

Dicho sea entre paréntesis, desde el punto de vista estrictamente filosófico, Marx y Engels, no ignoran esencialmente, casi nada con relación al idealismo de Hegel, lo modifican en parte, pero baste considerar, y eso es fácilmente constatable por cualquiera de ustedes, que las tres nociones fundamentales, que son la dialéctica, la de alineación, y la de trabajo, se encuentran explícitamente en la “Fenomenología del espíritu” de Hegel. El hallazgo verdadero de Marx que será robustecido por Lenin, va a ser cómo esa dialéctica abstracta de Hegel se convierte en un instrumento revolucionario de primera categoría por su eficacia.

LA DIALÉCTICA o EL CAMBIO POR EL CAMBIO

Esa dialéctica, ese devenir o CAMBIO dialéctico que anima la materia, hace que la materia vaya adquiriendo formas sucesivas, aun las formas más contrapuestas. Lo cual tiene una aplicación práctica muy concreta; mediante el recurso a lo dialéctico, es decir, a lo contradictorio, un militante puede justificar (con pretensión de explicación o justificación teórica) cualquier viraje táctico que deba adoptar o crea conveniente adoptar, frente a la situación concreta y cambiante. Así, por ejemplo, el dirigente comunista del partido comunista francés, en nombre de la misma dialéctica marxista, justificó en vísperas de la segunda guerra mundial, la confraternidad alemana-francesa, hasta que Adolfo Hitler decidió invadir Rusia: en ese momento la amistad germano-francesa, en nombre de la misma dialéctica materialista, se transformó en la profundísima y no menos dialéctica enemistad germano-francesa, dado que Hitler había invadido a los rusos.
Esto es muy importante de ver porque sobre todo en el ambiente universitario (no me refiero tanto a los estudiantes, sino a los mismos profesores o “intelectuales”), al perder de vista que el marxismo es una praxis revolucionaria, y no unas teoría como los demás, se pierde de vista la esencia misma del marxismo, y se intenta encontrar explicaciones, refutaciones y análisis lo más detallados posibles, mientras las universidades y las instituciones culturales van siendo tomadas por esa misma praxis, de método de acción.
¿Cuál es la aplicación práctica de este esquema dialéctico? En esta época donde el término cambio está en la boca de todo el mundo, creando o contribuyendo a una confusión generalizada, el marxismo en el fondo, todo este devenir dialéctico, puede reducirse a la idea del CAMBIO POR EL CAMBIO MISMO.
El marxismo no tiene una visión clara de los fines, no tiene una finalidad como tal, una finalidad en términos del bien en la metafísica tomista, en el sentido de un bien, de una perfección, de una meta a alcanzar porque es buena en sí misma. No, el marxismo desprecia la noción de fin, pero en el fondo, como nadie puede vivir sin fines, lo que mueve, lo que constituye el motor esencial de la dialéctica, es el odio de lo religioso, el odio de lo sobrenatural, el odio del bien absoluto. Por eso el ateísmo es consustancial a la doctrina marxista, el marxismo no puede tolerar lo religioso, como no puede tolerar la auténtica espiritualidad, aun en sentido natural, en el sentido de la cultura, en su verdadera dimensión. Por eso el marxismo deforma permanentemente lo mejor de la tradición pagana de Grecia y de Roma, porque han sido históricamente a injertarse la revelación cristiana en nuestra civilización. Entonces el marxismo está en contra, por las razones que daré de inmediato, del fin sobrenatural supremo del hombre, y de los bienes naturales superiores del ser humano, que son medios indispensables para que el hombre acceda al verdadero fin de su vida que es el Dios trascendente del Evangelio.

En esta mentalidad del cambio por el cambio, el marxismo se habitúa a despreciar todo lo anterior por el simple hecho de ser anterior. Esta mentalidad del cambio por el cambio, es tan universal aplicación que es uno de los… -no digo argumento o pseudoargumento, porque es más psicológico que lógico – es más una cierta actitud que una argumentación racional propiamente dicha, que ha penetrado en la misma Iglesia, hace despreciar veinte concilios en nombre del Vaticano Segundo, que despreciemos toda la tradición teológica de la Iglesia en nombre del último Rahner o de Küng, o de quien sea, ¿por qué? Porque son “la última palabra”, y en nombre de la última palabra, de la última novelería, estamos despreciando definitiva y rotundamente toda la elaboración doctrinal de muchos teólogos y santos o teólogos santos doctores.

Tal mentalidad está terriblemente difundida, y a ello se suma todo el empleo, el abuso de los medios de comunicación social que agudizan y generalización a nivel del espectador medio esta mentalidad del cambio por el cambio. Basta prender cualquier canal de televisión para comprobar cuántas veces aparece la palabra cambio en la propaganda comercial, como ingrediente indispensable para vender mayor cantidad del producto xx. “Hay que estar en cambio por lo tanto tome tal vermuth”, “hay que estar en el cambio, cómprese la camisa a rayas”, etc., etc. Todo eso se hace en nombre del cambio.

Entonces, la idea de dialéctica en el marxismo, es esa idea fundamental – en una primera aproximación que es todo lo que podemos hacer aquí – del cambio por el cambio mismo. Lo que importa es CAMBIAR.

Breve recensión de “El universitario frente la doctrina marxista” del Dr. CARLOS ALBERTO SACHERI, Buenos Aires, 1976, 24 págs. Col. Conferencias. Agrupación Misión, Prólogo Enrique R. Morad. En las jornadas de Estudios sobre el Marxismo, Buenos Aires, 9 de junio de 1973.

viernes, 11 de junio de 2010

La cruz y el martillo (El Marxismo infiltrado en la Santa Iglesia)


Daniel Iglesias Grèzes

1. Introducción

Durante el período 1965-1985 gran parte de América Latina sufrió una tremenda crisis política, cuyos efectos negativos aún no han sido superados del todo. Simultáneamente se consolidó y tuvo su momento de auge en nuestra región un neo-catolicismo de cuño marxista, impulsado por la corriente principal de la llamada “Teología de la Liberación”. Un amplio sector del clero y del laicado latinoamericanos, al que podríamos llamar (en sus propios términos) “progresista”, apoyó a esa corriente en mayor o menor medida. Dentro de ese sector hubo una minoría más radical, “revolucionaria”, que llegó a tomar las armas, incorporándose a las guerrillas marxistas del continente.

El “Martirologio Latinoamericano” de “Servicios Koinonía” es una interesante fuente de información acerca de dicho grupo revolucionario, que fue algo así como “la punta del iceberg” del mencionado movimiento católico-marxista.
Véase: http://www.servicioskoinonia.org/martirologio/

No es difícil identificar la ideología que inspira a este pseudo-martirologio. Basta observar que entre los “mártires latinoamericanos” se incluye a Ernesto “Che” Guevara y al sacerdote uruguayo Indalecio Olivera, del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, muerto el 12 de noviembre de 1969 durante un operativo en el que también murió el agente policial Juan Antonio Viera. Por error, el “Martirologio Latinoamericano” llama Oliveira a este sacerdote.

Para comprender mejor el fenómeno del “clero revolucionario” del pasado reciente de América Latina, consideremos un ejemplo que encontré en el citado “Martirologio”: el caso de Fernando Hoyos, misionero jesuita que trabajó pastoralmente entre los campesinos indígenas de Guatemala, se sumó luego a la guerrilla guatemalteca y murió el 13 de julio de 1982 (en un enfrentamiento con el ejército) junto con Chepito, un monaguillo de 15 años de edad.

A continuación citaré dos cartas de Fernando Hoyos a sus compañeros jesuitas Juan Hernández Picó y César Jerez. Véase estas cartas en http://www.tinet.org/~fqi_sp02/hoyca_sp.htm, extraídas del siguiente libro de María del Pilar Hoyos [hermana de Fernando Hoyos]: Fernando Hoyos, ¿dónde estás?, Fondo de Cultura Editorial, Guatemala, 1997. Las citas del P. Hoyos figuran en letra itálica. Intercalo mis comentarios en letra normal.

2. Primera carta (del 9 de septiembre de 1980)

Dentro de las exigencias de la lucha revolucionaria actual, hoy doy el paso de integrarme más a la lucha revolucionaria donde lo exige la situación: en un lugar de la montaña de Guatemala. Pienso que es lo que de mí exige la lucha revolucionaria en este momento. Mi fidelidad es a ese pueblo en el que Dios está presente y lo demás son instrumentos para esa lucha.
O sea: el fin último de su acción es contribuir a la Revolución marxista; todo lo demás (incluso la Iglesia) es sólo un medio para alcanzar ese fin.

Mi decisión está tomada después de pensarlo suficientemente, es el resultado de un proceso de evolución y el fruto de la exigencia del momento de la lucha revolucionaria de nuestro pueblo. No es una decisión fácil, y, en todo caso, la menos cómoda, pero hoy es en ese puesto concreto donde pienso que debo estar y doy este paso con toda la decisión, alegría y esperanza con la que siempre he procurado dar los pasos decisivos en mi vida.
Para mí este paso no significa dejar la Compañía de Jesús, aunque estoy abierto al futuro y puede ser que dentro de unos meses no piense así. Pero si esto es incompatible con seguir siendo jesuita, tendré que aceptar, no sin dolor, el dejar de serlo.
Aquí se ve que Fernando Hoyos considera su vocación religiosa como algo secundario frente a su compromiso con la Revolución.

En todo caso, nunca dejaré de ser cristiano, pues pienso que aunque yo dejara de creer en Dios, Él nunca dejaría de creer en mí.
Argumento bastante pueril: que Dios siempre sea fiel a su alianza de amor con el hombre no implica que el hombre no pueda ser infiel a ella, despreciando radicalmente el amor de Dios.

Ahí está el principio y el secreto de mi esperanza para avanzar por la vida. Esperanza que no evita ningún sacrificio, ningún dolor, ni ninguna lágrima, pero que ayuda a transformar toda la vida, aunque sea dejando la de uno. Los principios cristianos que siempre me han guiado, seguirán guiándome en cualquier parte que esté y Dios, presente en el pueblo, seguirá siendo mi brújula hasta la victoria siempre, que está aquí y más allá.
Los “principios cristianos” suponen la adhesión confiada y humilde a la Divina Revelación, transmitida por la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición e interpretada según la enseñanza autorizada del Magisterio de la Iglesia. Un movimiento popular orientado hacia la lucha de clases y la toma del poder por la vía armada para construir un régimen socialista no es en modo alguno el Pueblo de Dios, según la doctrina cristiana rectamente entendida. Nótese la cita implícita del conocido slogan del Che Guevara: “hasta la victoria siempre”.

El momento de lucha es tan grande, tan fuerte, tan importante que exige que los que estamos luchando, vayamos caminando hacia compromisos cada vez mayores, que exigen nuevas formas de lucha.

3. Segunda carta (del 19 de marzo de 1981)

Mi camino va por otro rumbo. Como las estaciones y la claridad del día, todo tiene su tiempo y es ahora que ese tiempo ha llegado.
La Compañía de Jesús era un instrumento para mí en la lucha revolucionaria, como forma de aportar en la liberación definitiva de nuestro pueblo.
¿Cómo fue posible que los superiores del P. Hoyos no notaran que, según esta transparente confesión suya, él había estado usando a la Compañía de Jesús con fines políticos (incompatibles con la fe cristiana, además)?

Instrumento que fue muy importante para mí durante muchos e importantes años de mi vida. Pero hoy, encuentro otro camino, mi participación en el EGP [Ejército Guerrillero de los Pobres]. Que me ayuda más a realizar el objetivo de mi vida.
Un sacerdote católico traiciona su vocación religiosa al convertirse en guerrillero. Abandona el camino cristiano de transformación del mundo mediante el amor y el perdón y pervierte su sacerdocio al elegir el camino de la violencia para cambiar las estructuras sociales.

Cuando hablo de instrumento, sé que puede haberlo mejores para cada uno. Hoy, para mí, en la lucha revolucionaria de Guatemala, el mejor camino, el mejor instrumento, es mi pertenencia al EGP. Eso no quiere decir que sea un instrumento sin defectos ni deficiencias, pero es el mejor que encuentro y en el que daré mi aporte a la lucha revolucionaria.
Es triste ver cómo alguien desprecia la “perla fina” del Evangelio de Jesucristo, que había adquirido vendiendo todo lo que tenía, para quedarse con una perla falsa.

Después que logremos el triunfo, seguiré en las tareas necesarias a la construcción de una nueva sociedad revolucionaria, siempre en las tareas que la revolución me asigne.
Aquí el P. Hoyos muestra su apego al erróneo dogma marxista sobre la inevitabilidad de la Revolución y de su triunfo.

Respeto y aprecio otros caminos, pero cada quien tiene la responsabilidad de hacer la opción por el camino que cree más apropiado para uno mismo. Una vez echada la suerte con la del pueblo, yo sentiría grandes contradicciones sabiendo que aún en el caso de no llegar al triunfo, podría sobrevivir. Si fracasa nuestro pueblo (cosa que no sucederá), prefiero correr todas sus consecuencias.
Gracias a Dios, la Revolución marxista no logró su objetivo ni en Guatemala ni en el resto de la América Latina (excepto en Cuba). Sólo ocho años después de que Hoyos escribió esta carta, cayó el muro de Berlín; y poco después desaparecieron los regímenes socialistas de Europa Oriental y hasta se desintegró la mismísima Unión Soviética, que en algún momento pareció una superpotencia invencible, un régimen totalitario destinado a perdurar por muchos siglos. Así se equivocan los falsos profetas. Así pasa la gloria de este mundo.

Donde quiera que me llegue la última hora, estaré sirviendo al pueblo con los mismos ideales y luchando siempre con la misma esperanza y seguridad del triunfo y haciendo que el amor esté presente por encima de las demás cosas en todo lo que haga. El hombre Nuevo tardará mucho en crecer en mí, pero al menos, daré los primeros pasos para lograrlo y contribuiré a que sea el hombre nuevo el que viva en la nueva sociedad.
El “hombre nuevo” referido por San Pablo nace de la gracia de Dios, acogida con fe, esperanza y caridad. No surgirá jamás del esfuerzo del hombre por alcanzar una salvación puramente terrena, al margen o en contra de Dios.

4. Conclusión

Pese a los notables acontecimientos del año 1989 y a sus grandes repercusiones sobre la popularidad del marxismo, la seria amenaza que el catolicismo marxista representó para la Iglesia latinoamericana no ha desaparecido todavía. Líderes de la teología de la liberación de tendencia marxista, como Leonardo Boff, continúan teniendo demasiada influencia dentro de la Iglesia Católica. En el caso de L. Boff, esta influencia se mantiene pese al profundo anti-catolicismo que él ha ido manifestando gradualmente. Véase una muestra del actual pensamiento de Boff en su artículo “La Iglesia Católica: ¿una gran secta?”, de fecha 31/08/2007: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=239. Más que refutar las numerosas falacias de este artículo, me interesa destacar que allí el autor, de forma no muy velada, invita a los “católicos progresistas” a consumar su separación de la Iglesia Católica, que se viene gestando ocultamente desde hace décadas.

Nuestro Señor Jesucristo, quien nos prometió que los poderes del infierno no prevalecerán contra Su Iglesia, la guarde hoy contra los errores de Boff y compañía, como antaño la guardó contra los errores de Arrio, Nestorio y Eutiques.

viernes, 7 de mayo de 2010

Desagravio a la Virgen de Luján - Antonio Caponnetto


La falacia del Bicentenario

Como lo advirtiéramos desde hace años, y con mayor insistencia en los últimos tiempos, el Bicentenario ha dado lugar a una serie inacabable de mentiras.

Gobernada la patria por los peores enemigos de su genuina estirpe, no hay esperanza posible de que alguna verdad pueda colarse entre los entresijos de un poder sostenido en el engaño sistemático cuanto en la falsificación más atroz de la historia y de la política. Si la línea Mayo-Caseros fue toda ella una impostura, si las distintas escuelas historiográficas desnaturalizaron el significado esencial de los hechos, incluyendo cierto revisionismo, esta versión ahora remozada que presenta el kirchnerato, agrega repugnancia al sofisma de una nación supuestamente gestada en la rebeldía contra la Tradición Hispano Católica.

Al igual que ante los doscientos años de la gloriosa Reconquista y Defensa de Buenos Aires, ocurridos durante los años 2006 y 2007, el oficialismo no tiene otra cosa que decir más que mendacidades gravísimas, sobrecargadas todas ellas del odio liberal-marxista hacia nuestros auténticos orígenes. Repletos de subsidios y de prebendas torvas, los “intelectuales” del Régimen no dejan ruindad por difundir, ni confusión por alimentar, ni tergiversación por promover. Son, en su conjunto, esa ramería cobarde que aprisiona siempre la verdad.

El Te Deum

En este marco fatal de fraudes y de trampas, la presidenta eligió su propio Te Deum a la carta para conmemorar la fecha, como ya lo viene haciendo en situaciones similares. No siendo ella ni su entorno de malandras personas religiosas, la elección del lugar y del maestro de ceremonias para el oficio litúrgico tiene en su perspectiva groseramente maquiavélica la misma importancia que la del alquiler de un catering: conseguir el más acomodado y placentero. Sólo que esta vez ha ido demasiado lejos. Porque para justificar la elección de la Basílica Lujanense como centro del piadoso acto, ha dicho textualmente: “a la Virgen de Luján, la tengo muy adentro de mi corazón” (cfr. AICA, 31-3-10).

Aceptamos el principio "de internis non iudicat Ecclesia” –esto es, la Iglesia no juzga la interioridad- y en su cumplimiento, nos apresuramos a declarar que adentro del corazón de nadie estamos ni queremos estar. Mucho menos de quien parece tenerlo de piedra estercolada. Pero también sabemos que “de adentro del corazón salen las intenciones malas” (Mt. 15, 19-20), y que por los frutos se conocen bien tanto las corazonadas virtuosas como las pútridas. Por eso es posible distinguir con Santo Tomás (S.Th, III, q. 96,a.4) entre el fuero interno y el fuero externo, siendo el primero aquel en el que habitan esas intenciones no sujetas a ningún juicio humano, y el segundo el de las acciones públicas, visibles, evidentes. Si el primero es el fuero de Dios, el otro expresa las acciones y las reacciones públicas, es el fuero de la Iglesia y puede llegar a ser también, de existir dolo, el fuero de la justicia.

Distinciones hechas, la conclusión categórica es que Cristina Kirchner ha blasfemado. Porque del análisis de sus frutos objetivos, de sus conductas visibles, de sus acciones políticas, de su fuero externo expuesto cada día ante la sociedad, no hay nadie más alejada que ella de un corazón mariano. No hay nadie más distante de las palpitaciones virginales que este manojo de rencores, latrocinios, usura, vanagloria, torpor e ignorancia culposa. No hay nadie más enteramente en las antípodas del cor inmaculatum que esta mujeruca abocada a promover la destrucción del Orden Natural y a despreciar el Decálogo en cada acto de gobierno. Lo que pueda tener la infeliz en su espacio cordial está ocupado por el vicio de la soberbia, del que se sigue un repertorio abultado de pecados capitales, sin excluir el pecado contra el Espíritu, ése que “no se le perdonará ni en este mundo ni en el futuro” (Mt. 12, 31-32).

Monseñor Radrizzani, que insensatamente le ofreció el histórico templo, no es un caso aislado de complicidad clerical con la corrupción gubernativa.

Va de suyo que no habrá un solo obispo que le cierre a Cristina Kirchner las puertas de la Iglesia a la que persigue y a la que combate, principalmente con su política desembozada en pro de la contranaturaleza, del crimen abortero, de la ideologización cultural gramsciana, del lujo propio y la pobreza ajena, de la decadencia moral y del terrorismo marxista. Va de suyo que no hay en toda la Argentina un Pastor que se atreva a excomulgarla, a repudiar públicamente su tiranía, ni a llamar a los católicos al combate frontal contra cada uno de sus estultos personeros, amalgamados en la indecencia y en la piratería.

Para aumento de nuestras heridas, no ha nacido aún el purpurado que, báculo en mano y crucifijo en el pectoral, se atreva a cortar rotundamente el paso al cortejo impío que encabezará la Presidenta el próximo 25 de Mayo, rumbo a la Basílica Lujanense.

Pero a este pecado de omisión de los obispos debía sumársele el de comisión, para que los padecimientos de la grey católica fueran aún más dolorosos; y mayúsculo, si cabe, el agravio a la Virgen Gaucha. Veamos porqué.

La Constitución

Sucede que según anuncios oficiales de la Iglesia, el día 8 de mayo, Festividad de Nuestra Señora de Luján, “en la plaza frente a la Basílica, se celebrará una misa que estará presidida por el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina. Después de la bendición, como signo de compromiso de los laicos, se dejará ante los pies de la Virgen de Luján un ejemplar de la Constitución Nacional” (cfr. AICA, 22-4-2010).

He aquí la segunda blasfemia. Le van a dejar a María Santísima como ofrenda, el estatuto legal del coloniaje, el positivismo jurídico de masónica inspiración, el derecho iluminista, la jurisprudencia revolucionaria condenada por Pío VII, León XIII o Gregorio XVI , el constitucionalismo moderno, que al buen decir de Pietro Grasso, comete el atropello de sustituir la “imperfección divina” por la “perfección” de la diosa razón.

Le van a entregar a la Madre de Dios las inicuas Bases de Alberdi, el ominoso Pacto de Olivos, la supresión de la confesionalidad del Estado, la renuncia a la evangelización de los aborígenes, la secularización de la política, la superstición de la soberanía del pueblo, la síntesis más lamentable de ese Derecho Nuevo, contra el que se alzaron en su momento en la patria –en consonancia con el Magisterio Universal de la Iglesia- un sinfín de católicos cabales, como Monseñor Marini, Federico Aneiros, Olegario Correa, los Padres Carlos Coria, Pedro Zenteno, José Manuel Pérez y el mismísimo Fray Mamerto Esquiú, tras constatar los frutos aborrecibles del engendro demoliberal.

Le van a entregar a María todo ese mal enorme que la hizo profetizar ruinas severas e implacables en Fátima, o llorar amargamente en la montaña de La Salette.


Nuestra ofrenda

Señora de Luján: permítenos desagraviar tu nombre y tu imagen. Permítenos otra vez –como la vez primera- caer de rodillas ante tu carreta inmóvil, ante tu manto salpicado de estrellas, ante tu túnica encarnada. Permítenos impetrarte, así como te vemos desde niños en tu camarín, sobre tu nimbo de nubes, flanqueada de testas angélicas, las manos orantes junto al regazo y las puntas de la luna asomando en cuarto creciente. Permítenos, al fin, Virgen Gaucha, ofrecerte la Patria, y reparar la vileza de los blasfemos y la inacción de los cobardes, con la promesa de nuestra piedad filial.

Señora de Luján. A dos siglos del Mayo crucial y turbulento, te ofrecemos primero un navío español, con el yugo y las flechas de Isabel y Fernando. Te ofrecemos Las Partidas, las Leyes de Indias, el Fuero Juzgo, y la jurisprudencia sapiencial del Imperio Católico.

Te ofrecemos el Derecho Natural inabolible, por cuya vigencia bregaron y pelearon nuestros mejores Caudillos, nuestros héroes marianos y cristianos, nuestros guerreros sin tacha, nuestros paisanos decentes y laboriosos.

Te ofrecemos, María, lo que ya tienes, puesto que ha estado en tu seno: el Derecho de tu Divino Hijo, cuya conculcación no estamos dispuestos a permitir en esta tierra.

¡Ave Cor Mariae!

viernes, 4 de diciembre de 2009

SS Benedicto XVI dice que el comunismo fue inmoral


Benedicto XVI llamó hoy al Muro de Berlín "frontera de muerte" y dijo que todas las acciones de la dictadura comunista fueron "siempre inmorales" y que el "partido" consideraba "bueno" todo lo que le servía, "por muy inhumano que fuera".

El Papa Ratzinger hizo estas manifestaciones en el discurso que pronunció tras el concierto que le ofreció en la Capilla Sixtina del Vaticano el presidente de la República Federal de Alemania, Horst Kohler, con motivo del 60 aniversario de la fundación de ese país y el 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín.

Hablando en alemán, el Obispo de Roma recordó esos dos eventos y en referencia al Muro de Berlín dijo que fue una "frontera de muerte que durante muchos años dividió nuestra patria y separó por la fuerza a hombres, familias, vecinos y amigos".

El Pontífice señaló que ya muchas personas se dieron cuenta de que los sucesos del 9 de noviembre de 1989 (la caída del muro) eran el principio inesperado de la libertad "tras una larga y sufrida noche de violencia y opresión de un régimen totalitarios que conducía a un nihilismo, un vaciado de las almas".

"En la dictadura comunista no había acción que fuese considerada mala o inmoral. Lo que servía a los objetivos del partido era bueno, por más inhumano que pudiera ser", afirmó el Papa.

Benedicto XVI agregó que la actual República Federal Alemana es la prueba de que el orden social occidental es mejor y más humanitario y ello es gracia a su constitución.

El Papa abogó por el respeto de la dignidad de la persona y pidió respetar el matrimonio y la familia, como bases de cualquier sociedad.

El concierto lo ofreció los Augsburger Domsingknaben y la Residenz Kammerorchester de Munich, dirigidas por el maestro Reinhard Kammler, que ejecutó el oratorio de Navidad BWV 248, de Johann Sebastian Bach.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿Qué es La Teología de la Liberación?


Por el Padre Brian Moore

Origen y fuentes

Cuando los marxistas comprendieron que era mejor servirse de la Religión que combatirla, comenzaron a eliminar el clero ortodoxo y a reemplazarlo por sus agentes. Esta obra se debió principalmente a Stalin.
Al ver que tenía cierto éxito, el marxismo buscó servirse de la Iglesia también en Occidente. Pero no era tan fácil infiltrarse en el clero católico; por esta razón se comenzó trabajando con el protestantismo. El camino estaba ya preparado porque algunos pastores protestantes eran simpatizantes del marxismo, y en Alemania, Suiza y Austria estaban vinculados a movimientos socialistas.
Entre ellos hemos de citar especialmente a uno: Karl Barth, suizo, que es el más importante entre los teólogos protestantes marxistas y tal vez haya sido el primero que impuso la idea de que Cristo y Marx coinciden en la construcción de la “sociedad del futuro”.
Siendo vicario en Ginebra, ya evidencia un gran interés por la doctrina y la práctica marxistas. En 1915 se afilió al partido social-demócráta suizo. En realidad, era “más papista que el Papa”, esto es, más radical que Lenín. Veamos su pensamiento sobre el Estado: “Nosotros combatimos el Estado de una manera radical y fundamental. El Estado actual no puede ser mejorado. La violencia de la injusticia desde arriba debería ser reemplazada por la violencia de la irrupción de la justicia desde abajo. El Estado concreto, es decir, la sociedad burguesa, es la quintaesencia del mal; en vano se espera su desaparición, es menester destruirlo pues es una organización sistemática del uso de la violencia por una clase contra otra, por una parte de la población contra otra” (Georges Casalis, Théologie et socialisme: l’exemple de Karl Barth, en la revista Etudes théologiques et religieuses, nº2, 1974, págs. 162-163).
Es decir, que en esto Barth sigue el mesianismo talmúdico de Marx: los judíos, pueblo perseguido, buscan liberarse de sus opresores; el proletariado, al liberarse no sólo se libera a sí mismo, sino también a la burguesía que deja por lo mismo de ser opresora.
Barth era ingenuo idealista que amaba realmente a las clases bajas, pero que no se daba cuenta cabal de que para Lenín la revolución, “la dictadura del proletariado”, era solamente un método para imponer su propia dictadura por el terror.
Barth llega a identificar la futura sociedad socialista con la comunidad escatológica cristiana. Y en este sentido utiliza un hermoso pasaje de San Pablo: “La creación está aguardando con ardiente anhelo esa manifestación de los hijos de Dios; pues si la creación está sometida a la vanidad, no es de grado, sino por voluntad de aquel que la sometió; pero con esperanza, porque también la creación misma será liberada de la servidumbre de la corrupción para participar de la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Sabemos que ahora la creación entera gime aún, y a una está en dolores de parto. Y no tan sólo ella, sino que asimismo, los que poseemos las primicias del Espíritu, también gemimos en nuestro interior, aguardando la filiación, la redención de nuestro cuerpo. Porque en la esperanza hemos sido salvados; mas la esperanza que se ve, ya no es esperanza; porque lo que uno ve, ¿cómo lo puede esperar? Si, pues, esperamos lo que no vemos, esperamos en paciencia” (Rm. 8: 19-25).
Por todo ello, “un verdadero cristiano, tiene que ser socialista, y un verdadero socialista, cristiano”.
¿Quién es Dios para este teólogo? Dios es el contenido de la revolución; su fuerza explosiva, libertadora. Esta fuerza otorga a la vida humana el sentido y dignidad.
Una tal postura es realmente grotesca, pero se entiende a la luz de la filosofía kantiana y hegeliana, que se basan en la praxis (acción) y no en el ser, como lo hace la filosofía escolástica.

El Consejo Mundial de las Iglesias

Esta agrupación nació en Amsterdam en el año 1948. Reúne unas 300 confesiones protestantes y cismáticas. Ha sido desde sus orígenes promarxista. He aquí algunos hechos que confirman esta tendencia:
- su acción directa para la concreción formal del diálogo marxista-cristiano a nivel mundial:
1954, asamblea celebrada en Praga, comienzan los contactos entre los dirigentes comunistas y los del Consejo; 1965, simposio internacional de cristianos y marxistas en Suiza; dos encuentros más de idénticas características en la misma década; en la misma época ingresa al C.M.I. el Patriarcado de Moscú que, como ya hemos dicho, trabajaba por el gobierno.
- Búsqueda del reconocimiento del gobierno de China Popular por parte de EEUU.
- Campaña de «ayuda a desertores norteamericanos de Vietnam” (fondo pecuniario).

En lo que hace a Hispanoamérica y refiriéndonos siempre a la actuación de los protestantes, citaremos dos ejemplos:
1º) Emiliano Castro, pastor metodista uruguayo, Secretario general del C.M.I. En 1964 viajó por la URSS, Checoslovaquia y Alemania Oriental, invitado por los respectivos gobiernos. Ese mismo año participa del denominado “Congreso del Pueblo”, organizado por el partido comunista en Montevideo. Cuatro años más tarde, vuelve a la URSS para participar de un homenaje a Luther King, organizado por los comunistas. Finalmente, tuvo que huir del Uruguay por estar implicado en el asesinato de un profesor.
2º) José Miguel Bonino, pastor metodista argentino. En 1972 participó como teólogo en la Comisión Asesora del Primer Encuentro Latinoamericano de cristianos por el socialismo, realizado en Chile. Allí presentó su trabajo “Los marxistas cristianos”. En 1980 participó del IV Congreso Internacional Ecuménico de Teología del Tercer Mundo, en San Pablo, donde acudieron los principales “ideólogos de la liberación”.
Hasta aquí, las fuentes no católicas de la Teología de la Liberación.

Nacimiento en el catolicismo

“El momento favorable para la infiltración marxista en la teología católica llegó durante el Concilio Vaticano II cuando esta teología empezó a tolerar en su seno la así llamada “nueva teología”, que concentra su atención en el hombre y no en Dios. Además, el proceso de infiltración del marxismo en la teología católica resulta, al mismo tiempo, facilitado por la influencia en el ambiente católico del neoprotestantismo y del neomodernismo, reforzados también por el progresismo. Una ayuda muy efectiva en favor del marxismo vino de parte del ecumenismo, pues éste facilitó los contactos entre la teología católica y la teología protestante ya marxistizada” (Miguel Poradowski, La Teología de la Liberación, Ed. Quijote, Buenos Aires, 1985, pág. 40).

Para el padre Poradowski, la “Teología de la Liberación” es hija legítima de la “Iglesia conciliar”; de su pseudo-teología, su ecumenismo, su antropocentrismo.
La causa última, es entonces, la crisis en la Iglesia.
Lo que da pie, según algunos, a esta “teología” es el fracaso del Plan de Desarrollo lanzado por Kennedy.
Y la ocasión en que toma cuerpo esta ideología (este es el nombre que le corresponde) es la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana, celebrada en Medellín en 1968. El primer libro que sirve como “biblia” de esta gente es el del peruano Gustavo Gutiérrez: Teología de la Liberación, publicado en 1971.

Principales representantes

Muchas son las obras que se han escrito al respecto; citaremos sólo algunas, entre los principales autores: la ya mencionada de Gutiérrez; Opresión-Liberación, de Hugo Assman, Montevideo, 1971; Libera a mi pueblo, de Alex Morelli, México-Buenos-Aires, 1971; Jesús Cristo Libertador, de Leonardo Boff, Petrópolis, 1972; Elementos para una evangelización libertadora, de Rafael Avila, Salamanca, 1971; Nueva conciencia de la Iglesia en América Latina, de Rolando Muñoz, Santiago, 1973; varios ensayos y artículos de Juan Luis Segundo.

Podemos decir que casi cada país de Latinoamérica tiene un propagandista de la Teología de la Liberación.

También hubo -hay- diversos grupos de sacerdotes que participan de las ideas marxistas de la ideología de la liberación. Así, por ejemplo, Sacerdotes para América Latina, en Colombia, Movimiento de sacerdotes para el Tercer Mundo, en Argentina; Cristianos por el socialismo, en Chile; Organización Nacional Independiente de sacerdotes, en Perú; Movimiento de reflexión sacerdotal, en Ecuador; Sacerdotes para el pueblo, en Méjico, etc.

Su doctrina

Partiendo de una mala filosofía y peor teología, sacan pésimas consecuencias.
A) Primacía de la ortopraxis sobre la ortodoxia. Según la doctrina perenne de la Iglesia, la Teología es la ciencia de Dios. La función del teólogo es la de contemplar la Verdad; utilizando como instrumento la filosofía escolástica, especialmente a Santo Tomás, escudriñar la Revelación para, siempre bajo la guía del Magisterio y el sentir de la Tradición, enseñarla luego a los cristianos.
Para los teólogos de la liberación, en cambio, no se trata de deducir consecuencias de los principios de la Verdad revelada, sino que el teólogo debe analizar la realidad histórica y, a partir de ella, forjar su teología. De esta manera, la insondable sabiduría divina queda atada a la estrechez del intelecto humano y a los avatares de la historia. Evidentemente, aquí los guías no son ya los filósofos realistas y el Magisterio de la Iglesia, sino los idealistas Kant, Hegel, etc., maestros de los ideólogos marxistas.
B) La Iglesia. Según estos ideólogos, no hay necesidad de pertenecer a Ella para salvarse; o, si se quiere, todos los hombres forman parte de Ella, aun sin saberlo...
Consideran a los obispos y a los sacerdotes que quieren mantenerse fieles al Magisterio de la Iglesia como parte del Régimen. Así dice Gutiérrez: “El hombre latinoamericano en la lucha revolucionaria se libera de una manera u otra del tutelaje de una religión alienante, que tiende a la conservación del orden”.

C) Evangelizar. Para ellos es el hacer tomar conciencia a los oprimidos de su condición de tales.

D) Manipulación de las Sagradas Escrituras y de la Santa Liturgia. Es decir, de las cosas más sagradas que tiene la Iglesia. Así, por ejemplo, en cuanto a las Sagradas Escrituras, el Exodo pinta para ellos la liberación de un pueblo oprimido, símbolo de la liberación de los pobres de las garras de la burguesía. De manera similar, Nuestro Señor Jesucristo, es un libertador político de la opresión romana, el Magnificat es un himno a la liberación: “derribó a los poderosos de sus tronos”.
Respecto a la liturgia, la Eucaristía es el banquete fraterno del cual pueden participar sólo aquellos que viven en situación de opresión y que luchan por la misma causa.
E) Las virtudes teologales. Fe en el hombre, que es quien constituye su futuro. Esperanza terrena; finalmente el pueblo oprimido triunfará sobre sus opresores y tendrá lugar el paraíso en la tierra. Caridad a su manera; Gutiérrez dice sobre el amor a los enemigos: “Hoy en el contexto de la lucha de clases, amar a los enemigos supone reconocer y aceptar que se tiene enemigos de clase y que hay que combatirlos. No se trata de no tener enemigos, sino de no excluirlos de nuestro amor. Pero el amor no suprime la calidad de enemigos que poseen los opresores ni la radicalización del combate contra ellos. El amor a los enemigos, lejos de suavizar las tensiones, resulta así cuestionando el sistema y se convierte en una fórmula subversiva”.
Para él, “amar a todos los hombres no quiere decir evitar enfrentamientos, no es mantener una armonía ficticia. Amor universal es aquel que, en solidaridad con los oprimidos, busca liberar también a los opresores de su propio poder, de su ambición, de su egoísmo (...) Pero a esto no se llega sino optando resueltamente por los oprimidos, es decir, combatiendo contra la clase opresora. Combatir real y eficazmente, no odiar” (José Luis Illanes, Progresismo y liberación, De. Universidad de Navarra S.A., 1975, pág. 358).

El Magisterio


Antes que Roma, fueron los Episcopados latinoamericanos los que dieron la voz de alarma contra la Teología de la Liberación. Vamos a citar tres ejemplos:

1º) Declaración del Episcopado Argentino, del 12 de agosto de 1970, donde se condena las actividades del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

2º) Documento de la Conferencia Episcopal Chilena, titulado Evangelio, Política y Socialismos, donde se advierte sobre los peligros de la convergencia marxista-cristiana.

3º) El documento de la XXXII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano Identidad cristiana en la acción por la justicia, del 21 de noviembre de 1976.
En este documento se denuncia el intento de “potenciar el Evangelio con la dialéctica marxista”, “convertir la fe en praxis revolucionaria” y “reducir la Iglesia a una simple asociación de personas que luchan por la justicia”.
El Vaticano publicó dos documentos: uno que sería la condena de la pseudo-teología de la liberación, y otro que buscaría trazar los lineamentos principales para una teología de la liberación ortodoxa.
El primero data de 1984 y se titula Libertatis nuntius, Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación. El otro es la Instrucción sobre la libertad cristiana y liberación, y es del 22 de marzo de 1986.
Se nos excusará de no comentar estos documentos dados por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, para no alargarnos en este artículo.
Sólo diremos que añoramos la claridad meridiana de las Encíclicas de antaño.
En verdad, uno se queda sorprendido al leer los documentos actuales de la Santa Sede, porque supuestamente hoy en día se habla para el pueblo, para los laicos comprometidos, y nosotros, que hemos hecho algún estudio teológico, nos quedamos perdidos en la bruma de un lenguaje abstruso.
La última intervención del Vaticano, de la cual tengamos noticia, en el sentido de una condenación de esta pseudo-teología tuvo lugar por el discurso del Papa Juan Pablo II en la reunión de los Episcopados latinoamericanos en Santo Domingo, con ocasión del glorioso V centenario de la Evangelización de América.
Queremos aclarar que no participamos de todas las afirmaciones contenidas en los documentos supra citados menos aún de sus ambigüedades.
Pero sí encontramos en ellos, de una manera más o menos explícita, condenada la penetración marxista en el seno de la Iglesia a través de la Teología de la Liberación.

Remedios

1º) Restauración de la Iglesia. La teología de la Liberación es un problema de índole sobrenatural, no político. Por un lado, las autoridades romanas deben tomar medidas serias, efectivas, definitivas, para acabar con este veneno que destruye la Iglesia de Hispanoamérica. No sirve de nada dar un documento condenatorio, si se deja actuar libremente a los sacerdotes que propagan ideas marxistas y, los que es más grave aún, se deja en sus puestos a obispos que sostienen tales ideas.
Por otro lado, se debe impartir una buena enseñanza en los seminarios, para que el futuro sacerdote tenga una visión sobrenatural de las cosas.
Además, cada cristiano tiene aquí su parte:
* el sacerdote debe ser el hombre de Fe, por lo tanto, debe confiar en la Divina Providencia cuando contempla situaciones de injusticia, cuando ve la miseria en la que viven ciertas personas. De otro modo, ciertamente tratará de solucionar las cosas a su manera y por medios que no son cristianos. Muchos santos, antes que se conociera el marxismo, han trabajado en favor de los menesterosos.
* los pobres deben cultivar la Esperanza; saber aceptar su condición, no rebelarse contra Dios ni vivir embebidos de odio y rencor hacia los que tienen más que ellos. Ser pobre no implica ser salvo; si el pobre lleva resignadamente su condición (como un enfermo u otro desventurado), entonces sí podrá obtener de esa condición grandes méritos. Será una vía segura para imitar a Aquel que no tenía donde reclinar su cabeza.
* todo cristiano debe practicar la Caridad. La Sagrada Escritura nos invita frecuentemente a no cerrar nuestro corazón frente a la necesidad de los que nos rodean. En el Antiguo Testamento se habla de los pecados que claman al cielo, y entre ellos la opresión del pobre y la defraudación del jornal al trabajador. Nuestro Señor nos narra la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, nos aconseja que nos hagamos tesoros en el cielo con la inicua riqueza y nos advierte que seremos juzgados por nuestras obras de misericordia (tuve hambre y me disteis de comer...). El apóstol Santiago recuerda severamente a los ricos sus deberes, y San Juan nos dirige estas tajantes palabras: “Quien tiene bienes de este mundo y ve a su hermano padecer necesidad y le cierra sus entrañas, ¿de qué manera permanece el amor de Dios en él? Hijitos, no amemos de palabra y con la lengua, sino de obra y en verdad”.
Hay que remitirse siempre a las grandes Encíclicas que forjaron la Doctrina Social de la Iglesia, como por ejemplo Rerum Novarum, de León XIII y Divini Redemptoris, de Pío XI, donde se condena el comunismo. Es de notar que en los documentos actuales del Vaticano, rara vez encontramos referencias al Magisterio anterior al Concilio Vaticano II.

2º) La acción armada. La Teología de la Liberación no es sólo una ideología, sino también y sobre todo una praxis, y por cierto no una acción pacífica. Por lo tanto, compete a las fuerzas armadas de seguridad de nuestros países defender de las agresiones de que es víctima el pueblo, por el cual supuestamente luchan los libertadores.

3º) Finalmente y para terminar, nosotros vemos en la Teología de la Liberación el cumplimiento de la profecía de Nuestra Señora de Fátima: “Rusia esparcirá sus errores”. Por ello, el golpe definitivo será dado cuando tenga lugar la consagración del mundo y de Rusia al Corazón Inmaculado de María con todas las condiciones puestas por Nuestra Señora.
Roguemos insistentemente para que llegue ese día en que una vez más la Virgen poderosa como un ejército en orden de batalla, la vencedora de todas las herejías, aplastará la cabeza de la serpiente infernal.
Finalmente mi Corazón Inmaculado triunfará.
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