sábado, 6 de febrero de 2010

La Iglesia Católica inicia una campaña de defensa de la Cruz


La Iglesia Católica ha iniciado en Guadalajara, y en unión de multitud de colectivos de su ámbito, una campaña de defensa de la presencia de los crucifijos y otros símbolos religiosos, incluso en los espacios públicos. El movimiento surge como respuesta a la previsible Ley del Gobierno que regulará la presencia de estos símbolos fuera del ámbito privado, y que se temen que acabe por prohibirlos; y también a la luz de la reciente sentencia del Tribunal de Estrasburgo que daba la razón a una familia italiana que no quería la presencia de la Cruz en las aulas de la escuela de sus hijos, y que venía a enmendar los falso previos de la Justicia italiana.
Casi un centenar de organizaciones católicas de Guadalajara han acudido a la llamada del Arciprestazgo de la capital (impulsor de la idea) y se han adherido a un manifiesto que defiende que la presencia del crucifijo «en las aulas y otros espacios públicos» es «parte de nuestra identidad histórica, cultural, y espiritual cotidiana, y aún de la sociedad occidental».
Los firmantes del manifiesto dicen que la Cruz «es mayoritariamente aceptada». y que la imagen de Cristo crucificado «es un signo que une a las personas, promueve los principios de igualdad, libertad y tolerancia, porque para Cristo todos los hombres somos hermanos, y por tanto iguales». También defienden que Jesús «es un referente educativo de primer orden», porque «pasó su vida haciendo el bien, fue perseguido por su libertad de expresión, y murió perdonando».
La iniciativa de esta campaña surgió en el seno del Consejo Arciprestal de Pastoral de la capital, en una reunión mantenida hace unos días. En poco tiempo ha sido suscrito por casi 40 asociaciones parroquiales, 16 cofradías y hermandades, 15 asociaciones juveniles católicas, una decena de movimientos eclesiales, así como por colegios religiosos, asociaciones de padres de estos centros, e incluso algunas asociaciones vecinales y culturales teóricamente no confesionales.
El manifiesto fue presentado ayer por el arcipreste de Guadalajara, el sacerdote Ángel Luis Toledano, y por el delegado diocesano de Enseñanza, el también sacerdote Pedro Moreno, quienes a partir de hoy darán un plazo de unos 10 días, en el que esperan recibir nuevas adhesiones a su causa. Luego procederán a elevar la nota «a las autoridades políticas locales, provinciales y regionales». También confían sus promotores en que este movimiento nacido en Guadalajara sea «una espita» que haga propagar el manifiesto por las diferentes Diócesis del país, como modo de presionar al Gobierno.
Los impulsores defienden que las cruces sigan en las aulas de centros públicos donde estén colgadas, «porque la mayoría de los alumnos son católicos, y no es comparable esa masa de católicos con uno o dos casos aislados que protesten». Moreno dijo ayer que la Cruz «no puede ofender a nadie», y que es «el símbolo máximo de la solidaridad y el de nuestra identidad como pueblo».

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