jueves, 1 de marzo de 2012

La gravedad de la blasfemia deliberada



En el segundo mandamiento del decálogo: No tomar el santo nombre de Dios en vano, prohíbe Dios toda irreverencia a su nombre.
Son reos de irreverencia al nombre de Dios los que lo pronuncian sin causa justa y sin la veneración debida, o quebrantan los votos, o hacen juramentos falsos, temerarios o injustos, y principalmente los que profieren blasfemias.
— El voto es una promesa que se hace de un bien mejor. Juramento es la invocación del nombre de Dios para ser creído o para corroborar una promesa; es falso, cuando lo que se afirma no corresponde a lo que se piensa; temerario, si se emite absolutamente sin certeza subjetiva del hecho; injusto, si la afirmación en el juramento asertorio o la cosa prometida en el promisorio son malas. La blasfemia es una locución contumeliosa contra Dios. — Pío XI, Ep. ad Episcopum Veronensem, 3 dic. 1924, describe con las siguientes frases la gravedad de la blasfemia deliberada: «La blasfemia desprecia con injuria enorme la bondad de Dios, siendo contraria a la misma profesión de la fe, y conteniendo en sí, no sólo la malicia de la apostasía, sino agravándola sumamente tanto con el enojo del corazón como con la imprecación de la boca. La blasfemia, si en realidad se profiere de propósito y a sabiendas, por razón de la perversidad que lleva consigo de la contumelia lanzada contra el mismo Dios, autor de las leyes, y por la negación implícita de la fe, es el más grave de todos los pecados, aunque no lo parezca por sus efectos».
¡Católico, acude a rezar el Santo Rosario!
En reparación por las irreverenciasproferidas contra Nuestro Señor Jesucristo,
la Santísima Virgen María y Todos los Santos





Viernes 2 de marzo de 2012 a las 20:00 horas
Lugar: Calle del Conde de Aranda, 5. Retiro No más blasfemias ¡Viva Cristo Rey! http://rosarioreparador.blogspot.com/

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