miércoles, 18 de agosto de 2010

SS Alejandro VI y su devoción al Santisímo Sacramento y a la Virgen María


El Papa Alejandro no ocultó nunca su amor a la Eucaristía y además estimulaba a los fieles a reverenciar al Santísimo. Después de ser elegido Papa llevaba siempre consigo una teca de oro colgando del cuello y dentro la Sagrada Forma consagrada, decía: «Yendo con Dios se va mejor». Favoreció mucho el culto eucarístico en muchas naciones; alentó la comunión frecuente y concedió indulgencias a aquellos fieles que adoraran al Santísimo noche y día.

Nuestra Custodia mayor se debe al gesto significativo del Papa al regalar a la Colegiata lo necesario para que se confeccionara esta Custodia y sacar en procesión tan admirable Sacramento.

Por otra parte la figura de Alejandro Vi se vincula a un amor entrañable hacia la Virgen María. En sus cartas se puede leer diversas alabanzas a la Virgen, a la vez que en sus sermones o discursos. No faltan consejos a sus hijos en los que les dice que sean devotos de nuestra Señora. En sus actos oficiales no faltaban cantos de alabanzas a la Virgen.

En la plaza del Pópulo en Roma existe todavía una iglesia a la que el Papa le gustaba ir a rezar siendo cardenal y luego siempre que podía de Papa.

Hay que considerar también que bajo su pontificado Miguel Angel esculpió la imagen famosa de la Piedad que hoy se venera en san Pedro de Roma y constituye una de las imagen de la Virgen más bellas del mundo.

A la bendita Madre de Dios atribuía su protección ante los muchísimos peligros a los que estaba expuesto durante su ministerio.

Por bula de 5 de febrero de 1493 el Papa estableció una nueva fiesta de la santísima Virgen María, que se había de celebrar en la ciudad y diócesis de Valencia, perpetuamente, en el tercer domingo después de Pascua de Resurrección; a saber, la fiesta de la Aparición de Nuestro Señor a su Madre santísima después de su Resurrección. Asimismo fue el Papa Alejandro VI el primero que permitió, en el año 1499, la celebración de la fiesta de la Presentación de la santa Niña María en el Templo, y elevó las octavas de todas las demás festividades de María a la categoría de «Minoris Duplicis».

Al Papa Alejandro se le atribuye la propagación de la plegaria del «Angelus», su tío Calixto III en 1456 fue su fundador, pero es Alejandro quien lo propaga por toda la cristiandad estableciendo los toques de campanas recordando el gran momento de la Encarnación.

Y también no podemos olvidar algo que muchos ignoran cuando pasean por la Vía Merulana de Roma que une las basílicas de san Juan de Letrán con santa María la Mayor. En la iglesia de san Andrés, muy cerca ya de santa María la Mayor, mandó colocar una imagen milagrosa de la Virgen traída de Oriente, que es la imagen conocida con el nombre del «Perpetuo Socorro».

Alejandro VI es el precursor del dogma de la Inmaculada Concepción que proclamó el Papa beato Pío IX en el año 1854. Los historiadores alaban la prudencia y firmeza con que el Papa Alejandro llevó este asunto; digamos que puso en marcha el mecanismo que llegó a buen puerto con Pío IX.

La basílica de santa María la Mayor, la más grande y bella del mundo dedicada a la Virgen lleva impresas las huellas del Papa Borja, su escudo campea en el artesonado y ello indica el cariño con que el Papa miró siempre esta basílica a la que adornó ricamente.

En una pena que cuando se habla del Papa Alejandro VI se carguen las tintas para resaltar sus defectos y la vida frívola que caracterizó su etapa de seglar y sin embargo se oculte o disimulen sus virtudes y sus dotes como Pontífice dando a conocer lo que hizo siendo Papa a favor de la Iglesia y del mundo entero. Mucho de lo que este Papa sembró en el seno de la Iglesia todavía perdura en la historia y en la práctica religiosa.

Al Papa Borja se le debería recordar como el Papa del Angelus y no debemos olvidar que esta oración es una de las más célebres, conocidas y rezadas en el mundo cristiano.

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