sábado, 28 de noviembre de 2009

Sobre la eternidad del mundo, contra los que murmuran - Santo Tomás de Aquino


Supuesto, según la fe católica, que el mundo no ha existido desde siempre, como afirmaron equivocadamente algunos filósofos, sino que el mundo ha tenido un comienzo en su duración, como atestigua la Sagrada Escritura, que no puede errar, se plantea la duda de si podría haber existido desde siempre.

Para explicar esta cuestión según verdad, hay que distinguir primero en qué convenimos con los que opinan lo contrario, y en qué diferimos de ellos.

Si se entiende que algo además de Dios pudiese existir siempre, como si pudiese haber algo eterno además de Él, y no hecho por Él, eso es un error abominable no solamente en la fe, sino también entre los filósofos, que confiesan y prueban que todo lo que es de cualquier modo, no puede ser si no es causado por Aquel que máxima y verdaderísimamente tiene ser.

Si por el contrario se entiende que algo existiese siempre, y sin embargo fuese causado por Dios según todo lo que hay en ello, hay que inquirir si esta tesis puede mantenerse. Si se dice que es imposible, o se dice porque Dios no puede hacer algo que exista siempre, o porque no puede ser hecho en sí mismo, aún si Dios de suyo puede hacerlo.

En la primer parte todos están de acuerdo, es decir, que Dios puede hacer algo que exista siempre, considerando su poder infinito. Queda por tanto averiguar si es posible que sea hecho algo que exista siempre.

Si se dice que algo así no puede ser hecho, no puede entenderse sino de dos modos, o tener dos causas de su verdad, es decir, por falta de potencia pasiva, o porque repugna a la razón.

En el primer sentido se puede decir que, antes de que el ángel fuese hecho, no podía ser hecho, porque no fue precedido por alguna potencia pasiva, ya que no fue hecho de materia previa, sin embargo, Dios podía hacer al ángel, y podía hacer que el ángel fuese hecho, porque lo hizo, y fue hecho.

Así entendido, por tanto, hay que conceder simplemente, según la fe, que no puede ser siempre lo que es causado por Dios: porque afirmar esto sería afirmar que la potencia pasiva siempre ha existido, lo que es herético. Pero de esto no se sigue que Dios no pueda hacer que algún ente sea hecho desde siempre.

En el segundo sentido, se dice que algo no puede hacerse por repugnar a la razón, como no puede hacerse que la afirmación y la negación sean verdaderas al mismo tiempo, si bien Dios puede hacerlo, como algunos dicen. Pero otros dicen que ni Dios puede hacer estas cosas, porque no son nada.

Sin embargo, es manifiesto que no puede hacer que estas cosas sean hechas, porque la afirmación que tal cosa afirma, se destruye a sí misma.

Pero si se afirma que Dios puede hacer que estas cosas sean hechas, la afirmación no es herética, aunque sea, como creo, falsa, del mismo modo en que el que el pasado no haya sido incluye en sí mismo una contradicción.

Por lo que dice Agustín en el libro "Contra Fausto": "Alguno dice así: "Si Dios es omnipotente, que haga que lo que fue no haya sido". Éste no ve que está diciendo: "Si es omnipotente, que haga que lo que es verdadero, por lo mismo que es verdadero, sea falso"".

Y sin embargo, algunos grandes dijeron piadosamente que Dios puede hacer que el pasado no haya sucedido, y no fue reputado herético.

Es necesario investigar entonces si en la afirmación conjunta de estas dos tesis hay repugnancia para la razón: que algo sea causado por Dios, y sin embargo, sea siempre. Y cualquiera sea la verdad de esto, no será herético decirlo, porque Dios puede hacer que algo causado por Dios sea siempre.

Sin embargo creo que si hubiese repugnancia para la razón, sería falso. Pero si no repugna a la razón, no solamente no es falso, sino que también es imposible que sea lo contrario, y es erróneo, si esto se afirma. Pues como a la omnipotencia de Dios pertenece el exceder toda inteligencia y poder, deroga expresamente la omnipotencia el que dice que algo puede ser entendido en las creaturas, que no puede ser hecho por Dios. Y no vale instar con el caso de los pecados, que en cuanto tales, nada son.

Por tanto, toda la cuestión consiste en esto: Si ser creado por Dios según toda la sustancia, y no tener principio de duración, se oponen entre sí, o no . Y que no se oponen, se muestra de esta manera:

Si se oponen, no puede ser sino por uno de dos, o por ambos: o porque es necesario que la causa agente preceda en duración a su efecto, o porque es necesario que el no ser preceda en la duración al ser, porque la creatura de Dios ha sido hecha de la nada. En primer lugar, por tanto, hay que mostrar que no es necesario que la causa agente, es decir Dios, preceda en la duracion a su efecto, si Él así lo quiere.

En primer lugar, así: Ninguna causa que produce su efecto en forma instantánea, precede necesariamente a su efecto en duración. Pero Dios es una causa que produce a su efecto no por un cambio, sino instantáneamente. Por tanto, no es necesario que preceda en duración a su efecto.

Lo primero es claro por inducción en todos los cambios instantáneos, como la iluminación y cosas así. Y también puede ser probado por razones de este modo: En cualquier instante en que se afirme que la cosa existe, puede ponerse el principio de su acción, como se ve en todos las cosas generables, porque en el mismo instante en que comienza el fuego, comienza la calefacción.

Pero en la operación instantánea, al mismo tiempo, más aún, el mismo es el principio y el fin de la misma, como en todas las cosas indivisibles. Por tanto, en cualquier instante en que se dé el agente produciendo su efecto instantáneamente, puede darse el término de su acción. Pero el término de su acción es simultáneo con la misma cosa hecha. Por tanto no repugna a la razón que se afirme que la causa que produce su efecto instantáneamente no precede en duración a ese efecto suyo.

Sí repugnaría en el caso de las causas que producen sus efectos mediante un movimiento, porque es necesario que el principio del movimiento preceda a su fin. Y porque los hombres están acostumbrados a considerar estas causaciones que son mediante movimiento, por ello no captan fácilmente el que la causa agente no preceda en duración a su efecto. Y por eso es que muchos inexpertos que no consideran todos los aspectos de la cuestión afirman con demasiada facilidad.

No puede objetarse contra esta razón que Dios es causa agente voluntaria, porque no es necesario que la voluntad preceda en duración a su efecto, ni tampoco el agente voluntario, a no ser que obre mediante deliberación, lo cual líbrenos Dios de afirmar en Él.

Además. La causa que produce toda la sustancia de la cosa no puede menos en producir toda la sustancia, que la causa que produce la forma en la producción de la forma; más bien, mucho más, porque no produce educiendo de la potencia de la materia, como sucede en aquel que produce la forma.

Pero algún agente que produce sólo la forma, puede hacer que la forma por él producida exista tanto tiempo como él mismo, como se ve claro en el caso del Sol al iluminar las cosas. Por tanto, con mucha más razón Dios, que produce toda la sustancia de la cosa, puede hace que su efecto sea en todo momento en que Él es.

Además. Si existe alguna causa, que dada en algún instante no pueda darse su efecto procedente de ella, en el mismo instante, esto no es sino porque a esa causa le falta algún complemento. Porque la causa completa y su efecto son simultáneos. Pero a Dios nunca le falta ningún complemento. Por tanto su efecto siempre puede darse, dado Dios, y así, no es necesario que preceda en duración a su efecto.

Además. La voluntad del que quiere no disminuye nada de su poder, y sobre todo en Dios. Pero todos los que refutan las razones de Aristóteles, por las cuales se prueba que las cosas han sido siempre hechas por Dios por el hecho de que el mismo siempre hace lo mismo, dicen que esto sería así, si no fuese Dios un agente voluntario. Por tanto, aún tratándose de un agente voluntario, no por ello se sigue que no pueda hacer que su efecto exista siempre.

Y así es claro que no repugna a la razón que se diga que la causa agente no precede a su efecto en duración, porque Dios no puede hacer que sean aquellas cosas que repugnan a la razón.

Queda por ver si repugna a la razón que algo hecho exista siempre, por el hecho de que es necesario que su no ser preceda en duración a su ser, dado que se afirma que ha sido hecho de la nada.

Pero que esto en nada repugna, se muestra por el dicho de Anselmo en el Monologio, cap. 8, cuando expone cómo la creatura se dice hecha de la nada. Dice que "la tercera interpretación, por la que se dice algo ser hecho de la nada, es cuando entendemos que algo es hecho, pero que no hay algo de donde sea hecho."

En un sentido semejante parece que se dice que el que se entristece sin causa, se entristece de nada. Según este significado, por tanto, si se entiende lo que arriba se ha dicho, que ademas de la suma esencia toda las cosas que proceden de ella son hechas de la nada, es decir, no de algo, no se sigue nada inconveniente.

Por lo que es claro que según esta interpretación no se afirma ningún orden de lo que es hecho a la nada, como si fuese necesario que antes de ser hecho, nada fuese, y posteriormente fuese algo.

Pero supongamos además que el orden a la nada significado en la proposición permanezca afirmado, de modo que el sentido sea que la creatura es hecha de la nada, es decir, después de la nada: esta expresión "después" importa un orden absolutamente hablando.

Pero el orden es de muchas maneras, a saber, de duración y de naturaleza. Si pues de lo común y universal no se sigue lo propio y particular, no será necesario que, por el hecho de que la creatura se dice ser después de la nada, la nada sea anterior en la duración temporal, y luego haya algo, sino que basta con que la nada sea naturalmente anterior al ser, puesto que por naturaleza siempre le pertenece a cualquier cosa lo que le conviene en sí misma, con anterioridad a lo que tiene solamente por otro.

Ahora bien, el ser no lo tiene la creatura sino por otro, dejada a sí misma, por tanto, y considerada en sí misma, nada es, por lo cual naturalmente la nada le conviene primero que el ser. Ni es necesario que por ello sea al mismo tiempo nada y ser, por el hecho de que no precede según la duración: si la creatura ha sido siempre, no se afirma que alguna vez nada haya sido, sino que se afirma que su naturaleza es tal, que no sería nada si fuera dejada a sí misma, como si supusiésemos que el aire siempre fuese iluminado por el sol, sería necesario decir que el aire es hecho luminoso por el sol.

Y como todo lo que se hace, se hace de lo incontingente, es decir, de aquello que no puede existir al mismo tiempo con aquello que se dice hacerse, hay que decir que [el aire] es hecho lúcido de lo no - lúcido, o de lo tenebroso: no en el sentido de que alguna vez hubiese sido no - lúcido o tenebroso, sino porque sería así, si fuese dejado a sí mismo por el sol.

Y esto aparece más claramente en las estrellas y los mundos que siempre son iluminados por el Sol.

Así por tanto es claro que no hay ninguna repugnancia para la razón en el hecho de decir que algo es hecho por Dios y que siempre ha existido.

Si hubiese alguna repugnancia, es asombroso cómo Agustín no la vió, pues hubiese sido una vía eficacísima para refutar la eternidad del mundo; siendo así que él impugna la eternidad del mundo con muchas razones en los libros 11 y 12 de la "Ciudad de Dios". ¿Cómo dejó pasar totalmente ésta?

Más bien parece insinuar que no hay en ello repugnancia alguna para la razón, cuando dice en el cap. 31 de la "Ciudad de Dios", hablando de los Platónicos: "Encontraron cómo entenderlo, que no es de un inicio del tiempo, sino de la creación. Así como, dicen, si el pie siempre, desde la eternidad, estuviese en el polvo, siempre estaría bajo él la huella, y nadie dudaría que esa huella es hecha por el que pisa; y sin embargo ninguno de ellos sería anterior al otro, si bien uno sería hecho por el otro: así, dicen, por un lado el mundo y los dioses creados en él siempre fueron, pues siempre existió Aquel, que los hizo, y sin embargo, son hechos".

Y nunca dice que esto no pueda concebirse, sino que procede de otro modo contra ellos. También dice en el libro 11, cap. 4: " Aquellos que confiesan que el mundo ha sido hecho por Dios, pero niegan que haya tenido inicio de tiempo, sino sólo de creación, de modo tal que por manera apenas inteligible siempre haya sido hecho, por aquello que dicen parecen defender a Dios de una fortuita temeridad."

La causa por la que es apenas inteligible, ya se dijo en el primer argumento.

También es asombroso cómo tan nobilísimos filósofos no vieron la supuesta repugnancia. Dice en efecto Agustín en el mismo libro, cap. 5, hablando contra aquellos que se ha mencionado en la cita anterior: "Tratamos pues de aquellos que también afirman, con nosotros, a Dios incorpóreo y creador de todas las naturalezas que no son lo que Él mismo", de los cuales más abajo añade: "Estos filósofos vencieron a los demás en nobleza y autoridad".

Y esto es evidente para el que considera con diligencia la tesis de aquellos que dijeron que el mundo siempre existió: pues sin embargo lo afirman hecho por Dios, sin percibir en ello ninguna repugnancia para la razón. Por tanto, solamente aquellos que tan sutilmente la perciben son hombres, y con ellos comienza la sabiduría.

Pero como algunas autoridades parecen favorecerlos, es necesario mostrar que les proporcionan un débil apoyo.

Dice pues el Damasceno en el libro 1, cap. 8: "Aquello que es sacado del no ser al ser, no es apto por naturaleza para ser coeterno con Aquel que es sin principio y siempre". También Hugo de San Víctor en el principio de su libro sobre los Sacramentos dice: "La virtud inefable de la omnipotencia no pudo tener junto a sí algo coeterno, de lo que se ayudase para crear."

Pero la explicación de estas autoridades y otras semejantes es clara por lo que Boecio dice en el último libro de la "Consolación": "No piensan rectamente algunos que, oyendo el dicho de Platón de que el mundo éste ni tuvo inicio temporal, ni tendrá fin, piensan que de este modo se hace al mundo creado coeterno al Creador . Una cosa es ser llevado por una vida interminable, que es lo que Platón atribuyó al mundo, otra cosa es ser la presencia de una vida interminable toda igualmente junta, que es claro que es propio de la mente divina."

De donde es claro que tampoco se sigue lo que algunos objetan, que la creatura se igualaría a Dios en duración, y que por ello dicen, que de ningún modo puede algo ser coeterno con Dios, porque nada puede ser inmutable sino sólo Dios; lo que es claro por lo que dice Agustín, en el libro 12 de la "Ciudad de Dios", cap. 15: "El tiempo, por cuanto transcurre mudablemente, no puede ser coeterno con la eternidad inmutable. Y por esto, aún si la inmortalidad de los ángeles no transcurre en el tiempo, ni es pasada como si ya no fuese, ni futura como si aún no fuese, sin embargo, sus movimientos, de donde proceden los tiempos, pasan de ser futuros a ser pretéritos. Y por ello, no pueden ser coeternos con el Creador, en cuyo movimiento hay que decir que no hay ni "fue" que ya no sea, ni "habrá" que aún no sea."

De modo semejante dice en el libro 8 del comentario al Génesis: "Porque aquella naturaleza de la Trinidad es totalmente inmutable, por ello mismo es de tal modo eterna, que no puede haber nada coeterno a ella." Y dice palabras semejantes en el libro 11 de las "Confesiones".

Agregan también a su favor argumentos que también los filósofos trataron y resolvieron, entre los cuales el más difícil es el de la infinidad de almas: porque si el mundo siempre fue, es necesario que ahora haya infinitas almas. Pero esto no viene al tema, porque Dios pudo hacer el mundo sin hombres y sin almas, o bien, pudo hacer al hombre cuando lo hizo, aún cuando todo el resto del mundo lo hubiese hecho desde siempre; y así no quedarían tras los cuerpos almas infinitas. Y además aún no se ha demostrado que Dios no pueda hacer que existan infinitos entes en acto.

Hay también otras razones a cuya respuesta declino al presente, ya porque han sido respondidas en otra parte, ya porque algunas de ellas son tan débiles, que con su debilidad parecen aportar probabilidad a la parte contraria.

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