domingo, 8 de noviembre de 2009

María en la espiritualidad de San Andrés Avelino

Por el Reverendo Padre Vincenzo Cosenza

En primer lugar me place afirmar que la Basílica de Nuestra Señora de Orsoleo es un lugar eminentemente mariano. Cerabona Editor ha recogido e impreso hasta 33 imágenes de madera, talladas entre los siglos XIII-XVI, de gran prestigio artístico esparcidas por todo el territorio lucano. Entre ellas, desde Santa María de Orsoleo y la de la iglesia madre de nuestro Sant’Arcangelo, Potenza, pasando por Na. Sra. de Viggiano y las dos de Armento, hasta las de Guardia Perticara, Calvello, Abriola, Montemilone, Rampolla, Chiaromonte, Castelmezzano, San Mauro Forte, Tito, Calciano, Episcopia, Roccanuova, Brienza, Policoro, sin olvidar Oppido Lucano, Marsico Nuovo, Spinoso, San Chirico Raparo, Pietrapertosa, Vietri di Potenza, Stigliano, Pisticci, Picerno, Tolve, Grottole, Albano di Lucania. Esta gran producción de imágenes en madera tallada de la Virgen con el Niño en brazos o sentada en un trono, indica ya por sí sola, cuánta atención y devoción se profesaba en aquel tiempo –que es también el de san Andrés Avelino– a la Santa Madre de Dios y Madre nuestra. No obstante tratarse de imágenes de gran valor histórico y artístico, no todas gozan del privilegio de contar con un santuario a ellas dedicado, como es el caso de nuestra “Santa María de Orsoleo” aquí en Sant’Arcangelo de la Basilicata. Un santuario es siempre un punto de referencia y de encuentro de fieles, un centro de alta espiritualidad o de simple devoción popular. No obstante no contar con ningún documento histórico que dé fe de la venida de san Andrés Avelino al santuario de Orsoleo, estoy seguro que nuestro Santo no sólo ha pasado por aquí en sus repetidos viajes a Sant’Arcangelo, sino que, expresamente, más de una vez habrá encaminado sus pasos hasta Orsoleo, para venerar la imagen de la Virgen con el Niño en brazos, de tan acusados rasgos bizantinos. El camino que pasa por Orseolo no era ciertamente el más cómodo ni tampoco el más breve. Era simplemente el camino que llevaba al santuario de la Virgen de Orsoleo y sólo esto bastaba para dirigir los pies y el corazón de Andrés Avelino y Appella de Castronuovo a Orsoleo. Todos los primeros biógrafos del Santo de Castronuovo subrayan la destacada devoción que Doña Margarita Appella, madre de san Andrés Avelino, profesaba a la Virgen Santísima y de qué manera este profundo sentimiento fue absorbido por el hijo desde su infancia. María está presente en la espiritualidad del padre Don Andrés no sólo en la personal devoción que le profesaba, sino, de manera muy fuerte, en todos sus escritos. Hace muchos años que vengo pensando que san Andrés Avelino, por el contenido altamente teológico y mariano de sus escritos y tratados, podría muy bien ser proclamado “Doctor de la Iglesia” y me da gusto que esta mi convicción la comparta también Don Luis Branco, nuestro paisano, profundo y cualificado hombre de estudio en todos los sectores. Muchas son las obras escritas por san Andrés Avelino. A parte las Cartas –dos volúmenes y otro, seguramente perdido, pues tanto el padre Valerio Pagano, como el P. Bolvito, hablan, el primero, de tres volúmenes de cartas y el segundo de un total de más de dos mil cartas. Ahora bien, tomando en cuenta que, en los dos volúmenes llegados a nuestras manos, sólo son 998, resulta lógico pensar que el tercero se ha perdido. Y volviendo a lo que decía más arriba, además de los dos volúmenes de las Cartas contamos con otros cinco tomos, impresos en Nápoles en 1733-34, de obras varias del Santo. En estas obras, María está fuertemente y siempre presente.
En el primer tomo, encontramos la Espositione sopra le prime due parole della salutatione Angelica («Exposición sobre las dos primeras palabras del Saludo del Ángel») y la Espositione della Salve Regina; en el segundo no se cuentran tratados específicos sobre María; el tercero presenta un Cuaresmal ey 52 homilías dominicales y festivas de todo el año, incluyendo las fiestas de la Virgen santísima; el cuarto contiene un Essercitio spirituale per conoscere il peccato («Ejercicio espiritual para conocer el pecado») con una invocación del santo hecha a María y a Jesús para que le estén presentes y le asistan en todo lo que va a escribir. Contiene además Meditationi sopra la vita di Cristo e della sua gloriosa Madre: incominciando dall’Incarnatione insin’al tempo ch’esso Signore andò a ricevere il battesimo di Gio. Battista. Quali meditazioni sono divise per tutta la settimana, tre punti per ciascun dì, salvo la Domenica, che n’ha quattro («Meditaciones sobre la vida de Cristo y de su gloriosa Madre, empezando desde la Encarnación hasta el tiempo en que dicho Señor fue a recibir el bautismo de Juan Bautista. Dichas meditaciones están divididas en semanas y subdivididas en tres puntos para cada día de la semana, salvo el Domingo que tiene cuatro»). En el mismo volumen aborda otros temas. En el quinto, el primer punto es el Trattato utilissimo per conoscere et acquistare l’humiltà («Tratado utilísimo para conocer y adquirir la humildad»): María es el ejemplo a seguir. Hay todavía otros argumentos desarrollados en este volumen. En el Tratado de la esperanza, en varias ocasiones aparece María como punto de referencia y ejemplo perfecto de cómo contemplar las postrimerías y, por supuesto, a Dios. Entre los escritos inéditos relativos a María, no podemos no citar Meditatione devota sopra la corona della Madre di Dio, per ciascheduno Pater noster et Avemaria («Devota meditación sobre la corona de la Madre de Dios, para acompañar cada Padrenuestro y Avemaría»).
Mas, dado que estas cosas pueden interesar mejor a un investigador o historiador, dejemos a ellos esta tarea y pasemos nosotros a conocer más de cerca cómo el padre Don Andrés vivía su devoción y espiritualidad mariana. San Luis María Grignon de Montfort, en su libro Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen Santísima, tiene un capítulo especial dedicado a la “difusión de la verdadera devoción a María” por parte de los Teatinos. La vida de san Cayetano se caracteriza por la constante luz de María. San Andrés Avelino no le va a la zaga. Al contrario, teniendo la fortuna de contar con un mayor número de escritos suyos, podemos conocer mejor la espiritualidad mariana de nuestro santo de Castronuovo y es en lo que vamos a reflexionar.
En el capítulo XI de mi libro Lancillotto Avellino… he dejado escrito:

«Como punto de referencia para guiarse en su camino hacia Dios, Andrés Avelino cuenta con estrella, como la llamaba san Cayetano, a saber la Virgen María.»

Para Andrés Avelino María es la Hacendera, la fiel Administradora del Cielo. ¡Sobre la estela del Fundador, siguen todos sus hijos! Quien se diga “teatino” y no cultiva en su interior este profundo amor a María y a su humildad, no es “teatino”. Andrés amaba a María, amaba la humildad y sólo se sentía seguro entre los brazos de su Congregación. El Padre Andrés

«proponía a María como ejemplo a imitar especialmente en su humildad y exhortaba a todos a ser devotos de aquella gran Señora… Y cuando alguien le suplicaba que orara por sus necesidades, el respondía:

«Recurramos a la Hacendera del Cielo.»

Esta es su tarea en el Paraíso: socorrer, cuidar, proteger a los hijos en sus necesidades, como toda buena madre. María es el espejo y la regla de todas las mujeres y también de todos los que quieren caminar por la vía del Espíritu. ¿Qué otra gran señora, podría igualarse con María? ¡Ella, la Madre de Dios y la Reina de los Ángeles! María siendo, como es, tan grande, jamás estuvo ociosa, jamás se perdió en inútiles entretenimientos. Su vida inocente estuvo enteramente dedicada a las fatigas, a las meditaciones, a la oración, a la contemplación, a los ayunos, a las vigilias, a toda tipo de obras virtuosas. ¿Cómo podrían calificarse de devotos del Hijo y de la Madre de Dios, los que pasan su tiempo en el ocio y las diversiones? ¿Cómo osarían llamarse devotas de la gloriosa Virgen María, aquellas consagradas y religiosas que no aman la fatiga y, perezosas, descuidan sus cargos y, cruzadas de brazos, y con la mente perdida en el vacío, aburridas, rehúyen las largas oraciones, mientras gustosamente se pasan todo el día charlando. Son las primeras en llegar a la mesa, las últimas en el trabajo. Mientras, resulta un punto interrogativo su entrega a la oración…»

Andrés ha indicado a sus novicios y a sus penitentes a María como «el camino maestro para alcanzar el cielo y el medio más eficaz para realizar su propia vocación…» Recomendaba «recitar cada mañana doce Avemarías para recordar y honrar los Doce privilegios de la Virgen Santísima. Ninguna grave ocupación te impida realizar diariamente esta devoción que tanto agrada a la gran Señora… Yo conozco una persona – y el P. Maggio afirma que era el mismo san Andrés Avelino– que, mientras las rezaba, veía cómo un ángel ofrecía cada Avemaría a la Virgen, quedando ella muy glorificada y complacida.1 Esta devoción de los 12 Privilegios de María la propagó precedentemente san Bernardo. De la atención que Andrés Avelino concede a la devoción a María, sus Cartas constituyen una prueba palmaria de ello. Se detiene, particularmente, en la humildad como virtud fundamental para adquirir la fisionomía de la Virgen. En el Tratado utilísimo para conocer y adquirir la humildad, Andrés Avelino, ora así:

«Y tú, Virgen Madre y verdadera Maestra, norma de la perfecta caridad, impétrame de tu humildísimo Hijo la gracia de comprender la excelencia de esta virtud, de acogerla y tenerla siempre en lo profundo de mi corazón.»

He recordado muchas veces el atrevimiento de san Andrés cuando, escribiendo a una alma consagrada le dice:

«Con toda humildad te digo que a Dios no agrada la virginidad sin humildad. María no dijo “Respexit virginitatem”, sino “Respexit humilitatem ancillae suae”.

Profundizando en el mismo tema, vale la pena escuchar cuanto dice a Cornelia D’Alessandro, penitente suya, respecto a María:

«Contemplando a qué altura le ha encumbrado su profunda humildad, elevada sobre los coros de los ángeles y sentada a la derecha del Hijo y del Eterno Padre, nos la encontramos como Abogada nuestra… que impetra a favor de sus devotos cualquier clase de gracias. Las vírgenes, las viudas, las casadas pueden todas ellas imitar su humildad, aunque no todas puedan imitar su purísima e inmaculada virginidad. Hija mía alegrémonos por esta gran fiesta de la Asunción y consideremos que ha subido al cielo no sólo el cuerpo del Hijo de Dios, sino también el de una purísima mujer, para darnos la certeza de que un día ascenderemos al Cielo también nosotros con nuestros propios cuerpos. Mas acuérdate que en la Patria celestial no hay lugar para los soberbios.»

Siete días después de esta carta, escribe a la virreina de Nápoles y el Padre Don Andrés no quita el dedo del renglón ni se echa para atrás en lo antes afirmado. La humildad es su tema de fondo.

«Es por su profunda humildad que María fue elevada a la dignidad de verdadera Madre del Unigénito Hijo de Dios y fue exaltada sobre todos los coros de los ángeles, como canta la Iglesia en esta gran fiesta de la Asunción, que recuerda su ingreso en cuerpo y alma a los cielos, como piadosamente creen todos sus devotos y verdaderos fieles.2 La Santísima Trinidad, la ha coronado reina del Cielo, de los hombres, de los ángeles y la ha nombrado nuestra Abogada… Si queremos paladear algún pedacito de la íntima consolación de quien contempla la exaltación de nuestra grande, humilde reina, precisa que también nosotros nos hagamos humildes y nos vaciemos de nuestro amor propio. Los soberbios, llenos de sí mismos, son incapaces de acoger a Dios y sus dulzuras… Hay que tener el corazón limpio para ver y gustar a Dios.»

El binomio María-humildad forma parte integrante de las enseñanzas y de la vida de san Andrés:

«Entre Dios y el humilde existe un incesante desafío: el humilde, reconociéndose necesitado de la gracia divina, busca en Dios siempre una nueva ayuda; Dios, encontrando al humilde vacío de sí, derrama sobre él gracia sobre gracia. Como podemos admirar en la gloriosa Virgen Madre y en todos los santos, los cuales no serían santos sino fueran gratos a Dios. El humilde, fidelísimo a Dios, no busca honor y gloria para sus acciones, porque sabe que, sin Dios, no puede hacer nada bueno… Donde hay humildad, allí florece la sabiduría. La verdadera humildad vacía al hombre de sí mismo, dejando todo su propio corazón a la gracia divina…»

El pensamiento de Andrés es simple. Cuanto más humilde sea nuestro corazón, tanto mayor será su capacidad de recibir a Dios. Cuanto ms se vacíe de sí mismo, tanto mayor será el espacio abierto para que Dios lo inunde de su presencia. Como María que se dejó cubrir completamente de Dios y, desde aquel momento, su misión se convirtió en dar y llevar a Cristo a todas partes, el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Lo mismo dice San Pablo:

«Ya no soy yo que vivo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20Gal 2,20
Spanish: Biblia Dios Habla Hoy - DHH
20 y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.v Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí.w
WP-Bible plugin
).»

Mi luz ya no es mi luz. Es la explosión de la luz de Dios que pasa e ilumina a través mío. También esto es tarea de María: abrir de par en par las ventanas de nuestro corazón y dejarse inundar por el Sol sin ocaso.»3

Vean quién es san Andrés Avelino. El teatino que ha conocido a Dios, a través de la ternura de María. El hombre que ha aprendido a amarlo abriendo de par en par su corazón a Dios. El que ha descubierto que cuanto más uno se despoja del propio orgullo, tanto más se reviste de la luz de Dios. Uno que, como María, ha sabido abandonarse confiadamente a Dios y le ha dicho:

«Heme aquí, soy la sierva del Señor. Hágase en mí lo que es tu voluntad» (Lc 1, 38Lc 1, 38
Spanish: Biblia Dios Habla Hoy - DHH
38 Entonces María dijo: –Soy la esclava del Señor. ¡Que Dios haga conmigo como me has dicho! Con esto, el ángel se fue.
WP-Bible plugin
).

Y el hombre dio a Dios el permiso de hacerse uno de nosotros. Quiera la Virgen Santísima obtenernos, por intercesión de san Andrés Avelino, la gracia de acoger en nosotros al Hijo de María y de llevarlo por todas partes en el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...