martes, 14 de abril de 2009

Iglesia y Estado: para el Arzobispado, "la Iglesia prohíbe a los religiosos ocupar cargos en la función pública"


El vicario general del Arzobispado de Mendoza, presbítero Daniel Forconesi, le dijo a MDZ que "procuramos una relación respetuosa, pero conscientes de la autonomía de ambas esferas", a la vez que dijo que no es compatible ser sacerdote y ocupar un cargo público o sindical.

MDZ consultó a sacerdotes en torno a la participación de hombres y mujeres religiosos en el gobierno provincial. También lo hizo con autoridades de la Iglesia.

Mientras curas como Vicente Reale y Gerardo Bustamante apoyaron, con matices, la incorporación de los cristianos a las tareas de gobierno, el vicario general del Arzobispado de Mendoza, Daniel Forconesi, salió a marcar las diferencias entre “sacerdotes, religiosos y religiosas” y “laicos”, destacando que “la Iglesia prohíbe a los religiosos ocupar cargos en la función pública”.

Forconesi, antes que nada, prefirió dar su punto de vista sobre “la competencia” de unos y de otros.

En este punto, indicó que la prohibición a la que hizo referencia “es formal” y abarca a “los poderes del Estado y la actividad sindical, por ejemplo”.

Aclaró de inmediato que esto es así “no porque esta sea mala, indigna o indecorosa, sino porque tal dedicación no es compatible con su misión propia de estar al servicio de todos sin distinción”.

La Iglesia católica llama “laicos” a aquellas personas bautizadas en esa fe que no ejercen funciones dentro de la estructura religiosa. Para ellos, el vicario general del Arzobispado consideró que “se los anima a involucrarse en las ´realidades temporales´, también en la función pública, según la vocación y capacidades de cada uno”.

¿Por qué lo hacen?, preguntamos. “Los alentamos –respondió Forconesi- porque creemos que la política es una forma muy noble de servir al bien común y porque, desde la fe, se puede contribuir muchísimo al desarrollo de la sociedad”.

Por ello, consideró que “sí es bueno, además de necesario, que haya hombres y mujeres que, desde su fe católica y su vocación laical, se involucren directamente en la cosa pública”.

Qué tan católicos son los católicos que están con Jaque

Dos sacerdotes se animaron a calificar a los ex curas que son parte del gabinete de Celso Jaque: Gerardo Bustamante alentó a Carlos García (el ex cura Flecha) y a Hernán Hernández; pero Vicente Reale prefirió no evaluar ni hacer nombres, sino advertir que, si siguen siendo católicos, no deben “hacer migas con la corrupción y la mentira”.

Forconesi prefirió generalizar su respuesta a este punto. “Cualquier afirmación genérica pecaría de injusta”, dijo, para agregar luego: “Conozco muchas personas que están o han estado en la administración pública o en cargos políticos. He podido compartir con algunos sus empeños y dificultades. Me consta su honestidad y dedicación”.

Pero allí no más, como tangencialmente, habló de frustraciones en estos hombres al señalar “algunos se han cansado y han vuelto a la vida privada”.

Entre los aspectos negativos, el vicario general del Arzobispado dio cuenta de “faltas de competencia profesional, de aptitudes reales para la función pública y también de casos de corrupción o, al menos, de un manejo poco ético de la función”.

“Sin duda que a muchos nos cuestiona –dijo a MDZ- que un país que se reconoce mayoritariamente católico, sin embargo, persista en una crisis de carácter ético y moral. En la Iglesia solemos decir que se ha dado un quiebre entre la fe y la vida, entre el evangelio y la cultura”, analizó.

Al respecto, Forconesi indicó que “de los cristianos laicos que tienen una función en algún nivel gubernamental o ejercen profesiones civiles no solemos hacer, como Iglesia, un seguimiento y evaluación específica de su desempeño. Esto no le corresponde a la Iglesia. Las sociedades modernas tienen sus propios mecanismos de control, independientes de las autoridades religiosas”.

“Responsabilidad personal”

En coincidencia con los planteos formulados por Reale a MDZ, Forconesi reflexionó que “hay que tener presente además que, cuando un católico asume una función pública lo hace como una responsabilidad personal indelegable”.

Al respecto, evaluó que “cuenta mucho su conciencia moral y su competencia profesional”, pero dejó en claro que “sabe que no es un representante de la Iglesia en la administración pública”.

Finalmente, al igual que el resto de los religiosos entrevistados trajo a colación el Concilio Vaticano II. “La Iglesia –dijo- defiende con mucha fuerza la distinción entre la esfera civil y la eclesiástica, entre la Iglesia y el Estado”, aunque especificó que “procuramos una relación respetuosa, pero conscientes de la autonomía de ambas esferas, y de la necesidad de colaborar en múltiples ámbitos en los que nuestras competencias se vinculan: salud, educación, desarrollo social, etc”.

Link permanente: http://www.mdzol.com/mdz/nota/118933

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