¡Oh, Soberana mía, oh Madre de mi Salvador!, Vos sois bienaventurada entre todas las mujeres, pura entre todas las vírgenes, Reina de todas las criaturas. He aquí que todas las naciones os llaman por excelencia bienaventurada.
Haced que yo publique vuestra grandeza cuanto pueda publicarla, que os ame cuanto pueda amaros, que os invoque cuanto pueda invocaros, que contribuya a hacer que os honren cuanto a ello puedan contribuir mis fuerzas, mi celo, mi amor.
Quisiera ver todo el universo prosternado a vuestros pies, todos los corazones abrasados en vuestro amor, y que todos amasen a vuestro Divino Hijo como Vos lo amasteis en este mundo y le amaréis por toda la eternidad. Insistentemente os pido esta gracia, aunque yo sea muy indigno de obtenerla.
Haced que yo publique vuestra grandeza cuanto pueda publicarla, que os ame cuanto pueda amaros, que os invoque cuanto pueda invocaros, que contribuya a hacer que os honren cuanto a ello puedan contribuir mis fuerzas, mi celo, mi amor.
Quisiera ver todo el universo prosternado a vuestros pies, todos los corazones abrasados en vuestro amor, y que todos amasen a vuestro Divino Hijo como Vos lo amasteis en este mundo y le amaréis por toda la eternidad. Insistentemente os pido esta gracia, aunque yo sea muy indigno de obtenerla.
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