San Leonardo nació en Turín (Italia) el 26 de octubre de 1826. En esa misma ciudad vivieron y trabajaron en el siglo pasado siete santos. San Benito Cottolengo, San José Caffaso, San Juan Bosco, Santo Domingo Savio, San José Alamano, San Luis Orione y nuestro santo.
A los ocho años quedó huérfano de padre.
En el colegio tuvo mucho que sufrir a causa de varios compañeros que veían con malos ojos que él se dedicara a la piedad y que no participara en sus malas conversaciones. Pero estas persecuciones lo hicieron más fuerte.
Entró al seminario, y en los días festivos se iba al Oratorio de San Luis en Turín a colaborarle a San Juan Bosco en la educación de los niños más pobres y abandonados. Este apostolado le sirvió como magnífico entrenamiento para sus obras posteriores. Antes de ordenarse de sacerdote obtuvo el doctorado en la Universidad, con las mejores notas.
Ya sacerdote, se fue al famoso seminario de San Suplicio en París a especializarse en Teología y Moral.
Vuelto a su ciudad de Turín lo nombraron rector del Colegio de los Artesanitos, una obra social dedicada a recoger y educar a los niños más pobres y necesitados. Allí pasará los últimos 34 años de su vida, entre penurias económicas, pero salvando miles de almas.
A quienes le decían que siendo él de familia acomodada podría dedicarse a labores menos penosas y desgastadoras, les respondía: "No me hice sacerdote para pasarla bien y descansado, sino para trabajar y desgastarme por las almas". Todo el dinero de su herencia lo gastó en educar a niños pobres.
Leonardo se fue rodeando de colaboradores que le ayudaban en la educación de sus "artesanitos" y con los cuales fundó después su congregación. Y cuando el dinero de su herencia se le acabó, se dedicó a pedir a los ricos para ayudar a los más pobres.
Cuando las deudas de su Colegio de Artesanitos habían llegado a un grado monstruoso y peligroso y todos le aconsejaban que cerrara aquella obra, llegó una mamá con dos niñitos huérfanos de padre y en situación de extrema pobreza, y Leonardo los recibió gratuitamente, aumentando así el número de los que tenían que ser alimentados en una casa asediada por las deudas. Pero Dios le permitió este santo atrevimiento e inspiró al conde de Guarene que le dejara al santo su herencia, y así se pagaron las deudas y se pudo seguir atendiendo a los pobres huérfanos.
Bajo su dirección, el Colegio de los Artesanitos llegó a ser una obra modelo en educación. Leonardo organizó 12 talleres para preparar técnicamente a los jóvenes. Luego fundó una Escuela Agronómica y una Casa para reeducar a jóvenes delincuentes. Más tarde fundó un colegio de estudios superiores para formar a quienes deseaban ser sacerdotes.
Aconsejado por San Juan Bosco y por otros santos sacerdotes fundó la Comunidad de los "Josefinos" o religiosos de San José, para educar a jóvenes pobres.
San Leonardo se dedicó con todas sus fuerzas a colaborar en la organización de grandes "Congresos" de líderes católicos (en aquel tiempo en que los gobiernos perseguían ferozmente a la Iglesia). Organizó también las "Bibliotecas Católicas ambulantes" para llevar las buenas lecturas a todos los rincones del país.
Organizó también una obra llamada "Catecismo de las tardes", que llegó a tener 35,000 jóvenes en todo el país, especialmente jóvenes pobres y obreros.
Leonardo fue el que promovió la fundación del primer Diario Católico obrero en Italia. Y esa publicación todavía existe, con el nombre de "La Voz del Pueblo". Organizó sindicatos de obreros católicos para conseguir que se hiciera justicia a los pobres, siguiendo las enseñanzas que dio el Sumo Pontífice León Trece en su famosa Encíclica titulada "Rerun Novarum". Un santo sacerdote dijo: "Lo que hizo San José Caffaso para lograr que los sacerdotes se formaran bien, eso mismo lo hizo San Leonardo para obtener que los laicos tuvierna una seria formación católica".
El 19 de marzo de 1873 fundó a los Josefinos y les puso este lema: "Callemos y obremos". Cuando su colegio de Artesanitos cumplió los 50 años de fundado (1899), el santo se vio rodeado de 400 antiguos alumnos que llegaron a demostrarle su aprecio y gratitud.
Desde niño estudiante del colegio y después por toda su vida Leonardo tuvo siempre un lema: "Quiero santificarme y santificar a los demás. Quiero tener siempre contento al buen Dios". A él le sucedía como a los grandes sabios que se consideran siempre muy ignorantes y que se dan cuenta de que es mucho más lo que ignoran que lo que ya saben. Leonardo siempre se consideró terriblemente lejos de la santidad que deseaba conseguir. Pero no se desanimaba y seguía luchando para llegar a ser santo.
En sus libretas de apuntes dejó escritos los medios para lograr obtener la santidad: 1. Llenar mis días de muchas y pequeñas oraciones. 2. Aprovechar mis males y enfermedades y hasta mis faltas y equivocaciones para humillarme más y pagarle a Dios mis pecados con esos sufrimientos. 3. Como penitencia ofrecer a Dios hacer con la mayor diligencia mis trabajos de cada día, y tratar y recibir a todos con la mayor bondad posible. Atender a todo el que venga, con la más exquisita amabilidad.San Leonardo cultivó y propagó tres grandes devociones: El Sagrado Corazón de Jesús (honrándolo especialmente en la Santa Hostia en la Eucaristía), la Santísima Virgen Inmaculada y San José. Y estas devociones le hicieron mucho bien.
El 30 de marzo de 1900, a la edad de 72 años, expiró santamente. Después de muerto consiguió de Dios bastantes milagros y el Santo Padre Pablo VI lo declaró santo en 1970.
San Leonardo Murialdo alcánzanos de Dios un gran amor por Jesús en la Eucaristía, y por María Inmaculada y San José. Bendice a los que trabajan para los niños pobres, por los obreros, y por difundir las buenas lecturas. Y recuérdanos aquel consejo que tanto repetías: "Es necesario empezar a conseguir la santidad, pero ya, desde ahora mismo". Que así lo tratemos de hacer y así lo consigamos realizar.
A los ocho años quedó huérfano de padre.
En el colegio tuvo mucho que sufrir a causa de varios compañeros que veían con malos ojos que él se dedicara a la piedad y que no participara en sus malas conversaciones. Pero estas persecuciones lo hicieron más fuerte.
Entró al seminario, y en los días festivos se iba al Oratorio de San Luis en Turín a colaborarle a San Juan Bosco en la educación de los niños más pobres y abandonados. Este apostolado le sirvió como magnífico entrenamiento para sus obras posteriores. Antes de ordenarse de sacerdote obtuvo el doctorado en la Universidad, con las mejores notas.
Ya sacerdote, se fue al famoso seminario de San Suplicio en París a especializarse en Teología y Moral.
Vuelto a su ciudad de Turín lo nombraron rector del Colegio de los Artesanitos, una obra social dedicada a recoger y educar a los niños más pobres y necesitados. Allí pasará los últimos 34 años de su vida, entre penurias económicas, pero salvando miles de almas.
A quienes le decían que siendo él de familia acomodada podría dedicarse a labores menos penosas y desgastadoras, les respondía: "No me hice sacerdote para pasarla bien y descansado, sino para trabajar y desgastarme por las almas". Todo el dinero de su herencia lo gastó en educar a niños pobres.
Leonardo se fue rodeando de colaboradores que le ayudaban en la educación de sus "artesanitos" y con los cuales fundó después su congregación. Y cuando el dinero de su herencia se le acabó, se dedicó a pedir a los ricos para ayudar a los más pobres.
Cuando las deudas de su Colegio de Artesanitos habían llegado a un grado monstruoso y peligroso y todos le aconsejaban que cerrara aquella obra, llegó una mamá con dos niñitos huérfanos de padre y en situación de extrema pobreza, y Leonardo los recibió gratuitamente, aumentando así el número de los que tenían que ser alimentados en una casa asediada por las deudas. Pero Dios le permitió este santo atrevimiento e inspiró al conde de Guarene que le dejara al santo su herencia, y así se pagaron las deudas y se pudo seguir atendiendo a los pobres huérfanos.
Bajo su dirección, el Colegio de los Artesanitos llegó a ser una obra modelo en educación. Leonardo organizó 12 talleres para preparar técnicamente a los jóvenes. Luego fundó una Escuela Agronómica y una Casa para reeducar a jóvenes delincuentes. Más tarde fundó un colegio de estudios superiores para formar a quienes deseaban ser sacerdotes.
Aconsejado por San Juan Bosco y por otros santos sacerdotes fundó la Comunidad de los "Josefinos" o religiosos de San José, para educar a jóvenes pobres.
San Leonardo se dedicó con todas sus fuerzas a colaborar en la organización de grandes "Congresos" de líderes católicos (en aquel tiempo en que los gobiernos perseguían ferozmente a la Iglesia). Organizó también las "Bibliotecas Católicas ambulantes" para llevar las buenas lecturas a todos los rincones del país.
Organizó también una obra llamada "Catecismo de las tardes", que llegó a tener 35,000 jóvenes en todo el país, especialmente jóvenes pobres y obreros.
Leonardo fue el que promovió la fundación del primer Diario Católico obrero en Italia. Y esa publicación todavía existe, con el nombre de "La Voz del Pueblo". Organizó sindicatos de obreros católicos para conseguir que se hiciera justicia a los pobres, siguiendo las enseñanzas que dio el Sumo Pontífice León Trece en su famosa Encíclica titulada "Rerun Novarum". Un santo sacerdote dijo: "Lo que hizo San José Caffaso para lograr que los sacerdotes se formaran bien, eso mismo lo hizo San Leonardo para obtener que los laicos tuvierna una seria formación católica".
El 19 de marzo de 1873 fundó a los Josefinos y les puso este lema: "Callemos y obremos". Cuando su colegio de Artesanitos cumplió los 50 años de fundado (1899), el santo se vio rodeado de 400 antiguos alumnos que llegaron a demostrarle su aprecio y gratitud.
Desde niño estudiante del colegio y después por toda su vida Leonardo tuvo siempre un lema: "Quiero santificarme y santificar a los demás. Quiero tener siempre contento al buen Dios". A él le sucedía como a los grandes sabios que se consideran siempre muy ignorantes y que se dan cuenta de que es mucho más lo que ignoran que lo que ya saben. Leonardo siempre se consideró terriblemente lejos de la santidad que deseaba conseguir. Pero no se desanimaba y seguía luchando para llegar a ser santo.
En sus libretas de apuntes dejó escritos los medios para lograr obtener la santidad: 1. Llenar mis días de muchas y pequeñas oraciones. 2. Aprovechar mis males y enfermedades y hasta mis faltas y equivocaciones para humillarme más y pagarle a Dios mis pecados con esos sufrimientos. 3. Como penitencia ofrecer a Dios hacer con la mayor diligencia mis trabajos de cada día, y tratar y recibir a todos con la mayor bondad posible. Atender a todo el que venga, con la más exquisita amabilidad.San Leonardo cultivó y propagó tres grandes devociones: El Sagrado Corazón de Jesús (honrándolo especialmente en la Santa Hostia en la Eucaristía), la Santísima Virgen Inmaculada y San José. Y estas devociones le hicieron mucho bien.
El 30 de marzo de 1900, a la edad de 72 años, expiró santamente. Después de muerto consiguió de Dios bastantes milagros y el Santo Padre Pablo VI lo declaró santo en 1970.
San Leonardo Murialdo alcánzanos de Dios un gran amor por Jesús en la Eucaristía, y por María Inmaculada y San José. Bendice a los que trabajan para los niños pobres, por los obreros, y por difundir las buenas lecturas. Y recuérdanos aquel consejo que tanto repetías: "Es necesario empezar a conseguir la santidad, pero ya, desde ahora mismo". Que así lo tratemos de hacer y así lo consigamos realizar.
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