A la luz de la catequesis del Papa del 27 de enero de 2010
1.- El ideal de Francisco: Ser como Jesús; contemplar el Cristo del Evangelio, amarlo intensamente, imitar sus virtudes. En particular, quiso dar un valor fundamental a la pobreza interior y exterior.
2.- La renovación de Francisco: San Francisco no renueva la Iglesia sin el Papa o en contra de él, sino sólo en comunión con él. Las dos realidades van juntas: el Sucesor de Pedro, los obispos, la Iglesia fundada en la sucesión de los Apóstoles y el carisma nuevo que el Espíritu Santo crea en ese momento para renovar la Iglesia. En la unidad crece la verdadera renovación. En la vida de los santos no existe contraste entre carisma profético y carisma de gobierno y, si se crea alguna
tensión, saben esperar con paciencia los tiempos del Espíritu Santo.
3.- Seguir a Cristo pobre y crucificado: Francisco se sintió llamado a vivir en la pobreza y a dedicarse a la predicación, siguiendo así y con radicalidad a Jesucristo pobre y crucificado.
4.- El verdadero Francisco: Más allá de idealizaciones, el verdadero Francisco histórico es el Francisco de la Iglesia y precisamente de este modo habla también a los no creyentes, a los creyentes de otras confesiones y religiones.
5.- Francisco, hombre de diálogo: Francisco, armado voluntariamente sólo de su fe y de su mansedumbre personal, recorrió con eficacia el camino del diálogo. Las crónicas nos narran que el sultán musulmán le brindó una acogida benévola y un recibimiento cordial. Es un modelo en el que también hoy deberían inspirarse las relaciones entre cristianos y musulmanes: promover un diálogo en la verdad, en el respeto recíproco y en la comprensión mutua (cf. Nostra aetate, 3).
6.- Francisco, hombre de la Palabra de Dios: Los santos son realmente los mejores intérpretes de la Biblia: el Evangelio sin glosa.
7.- El amor de Francisco a la Eucaristía: En Francisco el amor a Cristo se expresó de modo especial en la adoración del Santísimo Sacramento de la Eucaristía. La santidad de la Eucaristía nos pide ser puros, vivir de modo coherente con el Misterio que celebramos.
8.- El amor de Francisco hacia las criaturas, empezando por el hombre: Del amor a Cristo nace el amor hacia las personas y también hacia todas las criaturas de Dios. : El sentido de la fraternidad universal y el amor a la creación en pro de la construcción de una paz sólida está vinculada al respeto de la creación. Francisco nos recuerda que en la creación se despliega la sabiduría y la benevolencia del Creador. Él entiende la naturaleza como un lenguaje en el que Dios habla con nosotros, en el que la realidad se vuelve transparente y podemos hablar de Dios y con Dios.
9.- A Francisco el Señor le dio hermanos y él dio hermanos a la humanidad y a la Iglesia: Este es otro rasgo característico de la espiritualidad de Francisco: el sentido de la fraternidad universal.
10.- Francisco, el cristiano de la perfecta alegría: Francisco fue un gran santo y un hombre alegre. Su sencillez, su humildad, su fe, su amor a Cristo, su bondad con todo hombre y toda mujer lo hicieron alegre en cualquier situación. En efecto, entre la santidad y la alegría existe una relación íntima e indisoluble. Un escritor francés dijo que en el mundo sólo existe una tristeza: la de no ser santos, es decir, no estar cerca de Dios. Mirando el testimonio de san Francisco, comprendemos que el secreto de la verdadera felicidad es precisamente: llegar a ser santos, cercanos a Dios.
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