domingo, 19 de febrero de 2012

SS Benedicto XVI: «Servid con la sabiduría de los maestros»


La Basílica de San Pedro se tiñó ayer de rojo cardenalicio durante el consistorio en el que Benedicto XVI creó a 22 nuevos purpurados, entre ellos un español, Santos Abril y Castelló. Durante su alocución en la solemne ceremonia, el Papa hizo dos peticiones de oración. Primero solicitó a los católicos que recen por los flamantes cardenales para que reflejen «de modo vivo» a Jesucristo. Luego habló en primera persona, rogando una súplica para poder «ofrecer siempre al Pueblo de Dios el testimonio de la doctrina segura» al tiempo que rige «con humilde firmeza el timón de la santa Iglesia».

El Pontífice explicó a los 22 elegidos lo que significa ser cardenal. Tendrán sobre todo que servir pues, como Jesús, sólo se recibe «el poder y la gloria» cuando se es «siervo». El «servir y dar la vida» por el prójimo debe ser la brújula que guíe la vida de los nuevos miembros del Colegio Cardenalicio. Deben tratar de emular a Cristo, quien «acogió en sí el destino de dolor y pecado de la humanidad» cumpliendo su servicio con «fidelidad total y responsabilidad plena». La «lógica» de su misión ha de ser la de la Iglesia, «no la del mundo», les recordó el Papa.

Antes de colocar la birreta y el anillo a los 22 nuevos purpurados y de leer la fórmula en latín para la creación de cardenales, Benedicto XVI dijo que al asignarles las diaconías o títulos de parroquias de Roma los insertaba «con todo derecho» en la Iglesia católica para cooperar «estrechamente en el gobierno con el Sucesor de Pedro». En esta «delicada tarea» de ayuda al Pontífice deben «valorar los acontecimientos, problemas y criterios pastorales que atañen a la misión de toda la Iglesia».

La entrega al Papa debe ser hasta el final, hasta el «sacrificio extremo», siguiendo el ejemplo de Jesucristo. De ahí viene el color rojo de la birreta, el solideo y la muceta cardenalicias. «A los nuevos cardenales se les confía el servicio del amor: amor por Dios, amor por su Iglesia, amor por los hermanos con una entrega absoluta e incondicionada, hasta derramar su sangre si fuera preciso, como reza la fórmula de la imposición de la birreta e indica el color rojo de las vestiduras», dijo el Papa, quien señaló otras características que deben regir el comportamiento de los Príncipes de la Iglesia. Han de ser «transparentes y sabios» como los maestros, «enérgicos y fuertes» como los pastores y «fieles y valerosos» como los mártires.

Gestos de afecto
Los momentos más emotivos de la ceremonia se vivieron cuando el Pontífice impuso los símbolos cardenalicios a los 22 nuevos miembros del llamado «club más exclusivo del mundo». A todos ellos el Papa dedicó palabras y gestos de afecto. Con algunos de los purpurados se vivieron momentos curiosos debido a que los ceremonieros no les pusieron bien el solideo y, cuando el Papa les impuso la birreta, éste quedó descolocado. Así le ocurrió a Santos Abril; al portugués Manuel Monteiro de Castro, quien fue nuncio apostólico en España durante nueve años, y al brasileño João Bráz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

El Gobierno español estuvo representado en el consistorio por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien estaba acompañado por otras autoridades. El ministro destacó que con la púrpura de Abril, España cuenta ya con diez connacionales en el Colegio Cardenalicio, «lo que pone de manifiesto la importancia de nuestro país para la Iglesia y sus fuertes raíces católicas». Fernández dijo que portaba tanto a Abril como a Monteiro de Castro los saludos del Rey Don Juan Carlos. «Monteiro es un gran amigo de nuestro país y de Su Majestad», explicó el titular de la cartera de Interior.

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