martes, 31 de enero de 2012

SS Benedicto XVI: “Escuchar la voz de Dios en nuestro corazón”


En el rezo del Ángelus de este domingo, ante miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre invitó a “escuchar la voz de Dios y a no endurecer el corazón”. En este sentido, recordó que con Jesús “sacaremos fuerzas para afrontar las dificultades de la vida y servir con sencillez a los que nos rodean, sobre todo a quienes pasan por pruebas diversas”.

Se refirió al Evangelio del día, de San Marcos, en el que Jesús predica en la sinagoga de Cafarnaún, la pequeña ciudad en el lago de Galilea en donde vivían Pedro y su hermano Andrés, y donde un hombre “poseído por un espíritu inmundo” reconoce en Cristo al Santo de Dios y Mesías que lo libera de la posesión y en poco tiempo, “su fama se difunde en toda la región, que Él recorre anunciando el Reino de Dios y sanando todo tipo de enfermo: de palabra y de acción. .

El Papa afirmó que “la palabra que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del Padre y a la verdad de sí mismos”.

“No así, en cambio, sucedía a los escribas, que tenían que esforzarse en interpretar las Sagradas escrituras con numerosas reflexiones. Además, a la eficacia de la palabra, Jesús unía aquella de los signos de la liberación del mal”.

San Atanasio, prosigue el Santo Padre, “observa que ‘ordenar a los demonios y expulsarlos nos es una obra humana sino divina’, de hecho, el Señor ‘alejaba de los hombres toda clase de enfermedades. ¿Quién, viendo su poder… habría aún dudado que Él sea el Hijo, la Sabiduría y la Potencia de Dios?’”.

La autoridad divina, explicó Benedicto XVI, “no es una fuerza de la naturaleza. Es el poder del amor de Dios que crea el universo y encarnándose en el Hijo Unigénito, bajando en nuestra humanidad, sana al mundo corrupto por el pecado”.

“A menudo para el hombre la autoridad significa afán de posesión, poder, dominio, suceso. Para Dios, en cambio, la autoridad significa servicio, humildad, amor; significa entrar en la lógica de Jesús que se inclina para lavar los pies a los discípulos, que busca el verdadero bien del hombre, que mira las heridas, que es capaz de un amor tan grande de dar la vida, porque es el Amor”.

El Papa recordó que el jueves 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor en el templo, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

También exhortó a invocar la paz para toda la familia humana, recordando la Jornada mundial de los enfermos de lepra, -que se celebraba ayer-, la lucha contra la pobreza y la marginación, y la beatificación, en Viena, de Hildegarda Burjan, fundadora de la Sociedad de las Hermanas de la Caritas socialis.

Después del rezo, el Papa se refirió a la nueva beata, laica, madre de familia, y cuyo lema era “la caridad de Cristo nos apremia”. El Santo Padre invitó a alabar al Señor por este bellísimo testimonio del Evangelio.

Además, pidió que se rezase por la paz en Tierra Santa: “Recuerdo asimismo la Jornada internacional de intercesión por la paz en Tierra Santa. En profunda comunión con el Patriarca Latino de Jerusalén y el Custodio de Tierra Santa, invoquemos el don de la paz para esa Tierra bendecida por Dios”.

Como es tradicional, el último domingo de enero, una niña y un niño acompañaban al Santo Padre, después del rezo del Ángelus, y soltaron dos palomas, símbolo de paz.+

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