martes, 15 de noviembre de 2011

África es un inmenso “pulmón” espiritual de la hunanidad - SS Benedicto XVI


La firma de la Exhortación Apostólica Post Sinodal de la II Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos es una de las motivaciones principales del viaje apostólico de Benedicto XVI a África, en la que estarán presentes los 35 presidentes de las conferencias episcopales nacionales y a los 7 responsables de las conferencias regionales del continente. Un evento significativo que cierra un recorrido que inició con la convocatoria al II Sínodo para África, la entrega del Instrumentum Laboris por parte de Benedicto XVI en su viaje apostólico a Camerún y Angola del 2009 y la realización de la asamblea sinodal en octubre de ese mismo año.

La reconciliación la justicia y la paz en África fueron las premisas de estas discusiones donde los aspectos sociopolíticos, culturales y espirituales fueron planteados por el Papa ya desde su encuentro con el Consejo Especial del Sínodo para África, en Yaundé, capital de Camerún.

En realidad, en el contexto sociopolítico y económico actual del continente africano, ¿qué puede haber más dramático que las luchas, frecuentemente sangrientas, entre grupos étnicos o pueblos hermanos? ¿Cuál puede ser la aportación de este año para la construcción de África, sedienta de reconciliación y en busca de justicia y paz? Las guerras locales o regionales, las masacres y los genocidios que tienen lugar en el Continente han de interpelarnos de manera muy especial: si es verdad que en Jesucristo formamos parte de la misma familia y compartimos la misma vida, no deberían existir más odios, injusticias y guerras entre hermanos. Al constatar el aumento de la violencia y el auge del egoísmo en África, el Cardenal Bernardin Gantin, de venerada memoria, proponía en 1988 una teología de la Fraternidad, como respuesta al clamor apremiante de los pobres y de los más pequeños.

Ya desde entonces, Benedicto XVI ponía de relieve la figura del estimado cardenal Bernardin Gantin, cuya tumba será una de las etapas del viaje a Benín con un homenaje del Pontífice a este hermano africano que tanto abogó por la paz en un rico continente desgarrado por el hambre y la violencia. No obstante, en la homilía de la misa de apertura del II Sínodo para África, el Papa define a ese continente como el “pulmón” espiritual del mundo

Cuando se habla de tesoros de África, enseguida se piensa en los recursos en los que su territorio es rico y que desgraciadamente se han convertido y a veces siguen siendo motivo de explotación, de conflictos y de corrupción. En cambio la Palabra de Dios nos hace contemplar otro patrimonio: el espiritual y cultural, que la humanidad necesita más todavía que las materias primas. Desde este punto de vista, África representa un inmenso "pulmón" espiritual para una humanidad que se halla en crisis de fe y esperanza.

Un "pulmón" que como advirtió el Pontífice puede enfermar. Son dos sus patologías: ante todo, una enfermedad ya extendida en el mundo occidental, es decir, el materialismo práctico, combinado con el pensamiento relativista y nihilista, de los cuales África no está exenta pues “es indiscutible que a veces el llamado "primer" mundo ha exportado, y sigue exportando, residuos espirituales tóxicos. Y un segundo "virus", es decir, “el fundamentalismo religioso, mezclado con intereses políticos y económicos. Grupos que en nombre de Dios, están “enseñando y practicando no el amor y el respeto a la libertad, sino la intolerancia y la violencia”.

Frente a los innumerables problemas que fueron puntualizados durante las sesiones sinodales que por casi un mes hicieron una radiografía del continente negro, Benedicto XVI animó a la iglesia y a los pueblos africanos con su “Levántate África”

¡Ánimo, levántate!". Así el Señor de la vida y de la esperanza se dirige hoy a la Iglesia y a las poblaciones africanas. Levántate, Iglesia en África, familia de Dios. La urgente acción evangelizadora, conlleva también un apremiante llamamiento a la reconciliación, condición indispensable para instaurar en África relaciones de justicia entre los hombres y para construir una paz justa y duradera en el respeto de cada individuo y de cada pueblo; una paz que necesita y se abre a la aportación de todas las personas de buena voluntad más allá de sus respectivas pertenencias religiosas, étnicas, lingüísticas, culturales y sociales. ¡Ánimo! Levántate, continente africano, Acoge con renovado entusiasmo el anuncio del Evangelio para que el rostro de Cristo ilumine con su esplendor las múltiples culturas y lenguajes de tus poblaciones.

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