miércoles, 11 de mayo de 2011

Maduración Cristiana del Beato Ceferino Namuncurá


Desde su ingreso en el Colegio Pío IX, Ceferino demuestra un interés poco común (por no decir excepecional) por el Evangelio de Jesús que comienza a conocer poco a poco. En realidad, más que de interés, se trata de verdadero entusiasmo. Ante todo, se prepara con gran dedicación a la primera comunión y a la confirmación, hechos que lo marcan profundamente. A partir de ese momento, comienza a vivir muy intensamente la Eucaristía diaria como el encuentro más profundo y pleno con Jesús. Igualmente, se toma muy en serio la costumbre salesiana de la visita a Jesús Sacramentado. Se va forjando en él una amistad fuerte y sencilla con el Señor.
Tiene la conciencia viva de su presencia y la busca todos los días. Sin llamar la atención, sobriamente, pero con gran fidelidad.
Se toma muy en serio el Catecismo y participa también en los Certámenes catequísticos que se realizan en aquellos tiempos. En una ocasión llega a obtener el segundo lugar en uno de estos exigentes concursos.
Pero también Ceferino se siente llamado a comunicar a sus compañeros lo que él mismo va aprendiendo. Por eso, se ofrece como auxiliar catequista en un pequeño grupo de chicos que realiza su catecismo en el Oratorio del Colegio San Francisco de Sales.
Pero su apostolado es más amplio. Cuando está entre sus compañeros trata de vivir lo que va asimilando y de acercarlos a Jesús. Lo hace de manera casi espontánea. Siente que el Evangelio está para ser vivido y comunicado.
Por eso, va despertando en su corazón el deseo de servir la causa del Reino entregándose totalmente a ella. Por eso, le abre su conciencia al P. José Vespignani en la Dirección Espiritual y, con su ayuda, va haciendo el camino del discernimiento para reconocer qué es lo que Dios le está pidiendo.
Trata de superar sus defectos y de orientar todas sus energías en la vivencia del Evangelio.
Por eso, una de las grandes alegrías que tuvo el adolescente mapuche fue la gran misión que Monseñor Cagliero realizó en la tribu Namuncurá, en San Ignacio. En esa misión, Cagliero preparó personalmente al cacique quien, el 25 de marzo de 1901 realizó su primera comunión y luego su confirmación.
El mismo Cagliero después le transmitió personalmente los hermosos resultados de la misión. Y Ceferino dirá públicamente luego en un acto de homenaje al primado: “Yo también me haré salesiano y un día iré con Monseñor Cagliero a enseñar a mis hermanos el camino del cielo, como me lo enseñaron a mí”.

Padre Ricardo Noceti. sdb.

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