domingo, 12 de julio de 2009

Algunas consideraciones sobre el Purgatorio de Un ex-evangélico a un protestante


Estimado amigo protestante:

Trataré de contestar sus preguntas acerca del purgatorio en forma breve. No es un asunto complicado a pesar que muchos protestantes han tratado de complicarlo durante los últimos siglos. La Iglesia antigua y los apóstoles creían en el purgatorio. Uno tiene que tan solo estudiar los ensayos clásicos para darse cuenta que la teología protestante empezó a oponerse al purgatorio recientemente. Purgatorio viene del latín “purgare” que significa limpiar, y se refiere al removimiento de pecado y egoísmo antes de que podamos presentarnos a Dios cara a cara.



Purgatorio en general

Preguntaste cuantos días dura el purgatorio. Primero debo añadir este párrafo del catecismo el cual brinda una definición excelente del purgatorio: “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo” (CIC 1030).

Luego continua: “La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados… La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura, habla de un fuego purificador (citando a St Gregorio el grande y St Mateo 12:31): Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro” (1031).

Hebreos 12,14 nos da una base bíblica clara de por qué la santificación final es necesaria. Dice, “Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (NVI). ¿Es esta la santidad que recibimos con fe solamente? Si es así, ¿por qué el autor de la carta a los Hebreos les dice a estos creyentes que tienen que alcanzar un grado de santidad para ver al Señor? Perdón de los pecados es un asunto; alcanzar santidad es otro.


"Días" en el purgatorio


No hay “días” en purgatorio, y nunca han habido, a pesar de que muchos protestantes piensan que esa es la enseñanza católica. Los días referidos son días en la tierra haciendo alguna penitencia requerida, por ejemplo, vestir en ropa de saco, etc.; la indulgencia ganada estaba expresada en días, como por ejemplo “indulgencia de 300 días”. La Enciclopedia Católica explica: “La doctrina Católica no especifica la naturaleza, ni la duración del purgatorio; sin embargo, la existencia del purgatorio es un dogma de fe” (Rev Peter Stravinskas, Our Sunday Visitor’s Catholic Dictionary).

Un asunto que debe ser aclarado es que la Iglesia no tiene jurisdicción sobre las almas del purgatorio, solo sobre las almas en la tierra. Además, la Iglesia no ha recibido siguientes revelaciones sobre los detalles del purgatorio. El purgatorio es algo aludido en las escrituras, así sabemos que existe, pero no sabemos exactamente lo que es. Algunos teólogos han tratado de describirlo como un “lugar” y un “periodo de tiempo”, pero en realidad no sabemos ningún detalles. Por eso la Iglesia no dice que el purgatorio dura el mismo periodo de tiempo que tenemos en la tierra (sabiendo que el tiempo es medido en forma distinta en la eternidad). El Cardinal Ratzinger, un teólogo reconocido, dice que el purgatorio tiene una duración existencial en vez de una temporal. Puede ser experiencias momentáneas en vez de experiencias duraderas.

El purgatorio es simplemente la etapa final de la santificación. Un amigo evangélico admitió recientemente que él creía que una persona tenia que ser realmente santa (no solo ser declarado santo) para poder pararse antes de Dios y de su gloria. Le pregunté si él era lo suficientemente santo ahora - de modo que si nuestro coche se desviara y golpeara un árbol él estuviese listo mirar a Dios de frente. El dijo que no. Luego comentó que esto le hizo considerar al purgatorio como una posibilidad real. El estaba en lo cierto.

El purgatorio es la etapa final de la santificación. Los protestantes evangélicos creen en la santificación aunque su significado es generalmente muy nebuloso e incierto. ¿Qué hace que uno piense que la muerte de alguna manera lo hace inmediatamente santo, santificado, aunque pudo haberse acercado a la muerte lleno de egoísmo, de pensamientos malvados, de la avaricia, y del miedo? El purgatorio es la etapa final del santificación, la santificación sin la cual nadie verá a Dios (Heb 12:14). "Nunca entrará en ella nada impuro, ni los idólatras ni los farsantes, sino sólo aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de la vida, el libro del Cordero” (Apocalipsis 21,27).

San Pablo nos dice, “Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna” (Romanos 6,22). La santificación viene después de la absolución de los pecados. El resultado de la santificación es la vida eterna. El autor de la carta a los Hebreos nos dice como esta santificación ocurre: “En efecto, nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad” (Hebreos 12,10). Si el proceso de la santidad no se ha terminado en la tierra, si nosotros todavía estamos llenos de egoísmo y amor propio, Dios, en su infinita misericordia, continua este proceso luego de nuestra muerte para que podamos un día gozar de su gloria.

Termino esta breve explicación con un ejemplo que me ayudó a entender el purgatorio cuando me convertí al catolicismo. Cuando era joven, decidí viajar por Europa por una semana, dejando mi esposa y familia en nuestra casa en Suiza. Para ahorrar dinero y tiempo, dormía en trenes, no me bañaba, etc. Cuando regresé una semana mas tarde, sin afeitar, desaliñado y sucio, mi esposa se rehusó a dejarme entrar en la casa. Pensé, “Soy tu esposo, soy parte de la familia, pertenezco a esta casa!” Pero no estaba limpio o “listo” para entrar a la casa. Entrar al cielo es lo mismo.

Así que mi esposa me hizo que me quitara la ropa y me bañara afuera con una esponja antes de que entrara a la casa. Yo era parte de la familia pero necesitaba una limpieza final antes de poder gozar plenamente del hogar. Jesús dijo a sus apóstoles, “El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, pues ya todo su cuerpo está limpio” (Juan 13,10). El purgatorio es simplemente la última etapa de la santificación.

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