lunes, 19 de diciembre de 2011
domingo, 18 de diciembre de 2011
Evangelio del día 18 de diciembre de 2011

Evangelio según San Lucas 1,26-38. IV Domingo de Adviento B
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.
Comentario: «No temas, María» - San Bernardo
Oíste, Virgen, que concebirás y darás a luz a un hijo; oíste que no era por obra de varón, sino por obra del Espíritu Santo. Mira que el ángel aguarda tu respuesta, porque ya es tiempo que se vuelva al Señor que lo envió. También nosotros, los condenados infelizmente a muerte por la divina sentencia, esperamos, Señora, esta palabra de misericordia. Se pone entre tus manos el precio de nuestra salvación; en seguida seremos librado si consientes. Por la Palabra eterna de Dios fuimos todos creados, y a pesar de eso morimos; mas por tu breve respuesta seremos ahora restablecidos para ser llamados de nuevo a la vida...
No tardes, Virgen María, da tu respuesta. Señora Nuestra, pronuncia esta palabra que la tierra, los abismos y los cielos esperan. Mira: el rey y señor del universo desea tu belleza, desea no con menos ardor tu respuesta. Ha querido suspender a tu respuesta la salvación del mundo. Has encontrado gracia ante de él con tu silencio; ahora él prefiere tu palabra. El mismo, desde las alturas te llama: «Levántate, amada mía, preciosa mía, ven...déjame oír tu voz» (Cant 2,13-14) Responde presto al ángel, o, por mejor decir, al Señor por medio del ángel; responde una palabra y recibe al que es la Palabra; pronuncia tu palabra y concibe la divina; emite una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra eterna...
Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu puerta. Si te demoras en abrirle, pasará adelante, y después volverás con dolor a buscar al amado de tu alma. Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre por la devoción, abre por el consentimiento.
«Aquí está la esclava del Señor, -dice la Virgen- hágase en mí según tu palabra.» (Lc 1, 38)
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia. Homilía 4 sobre «Missus est », §8-9
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.
Comentario: «No temas, María» - San Bernardo
Oíste, Virgen, que concebirás y darás a luz a un hijo; oíste que no era por obra de varón, sino por obra del Espíritu Santo. Mira que el ángel aguarda tu respuesta, porque ya es tiempo que se vuelva al Señor que lo envió. También nosotros, los condenados infelizmente a muerte por la divina sentencia, esperamos, Señora, esta palabra de misericordia. Se pone entre tus manos el precio de nuestra salvación; en seguida seremos librado si consientes. Por la Palabra eterna de Dios fuimos todos creados, y a pesar de eso morimos; mas por tu breve respuesta seremos ahora restablecidos para ser llamados de nuevo a la vida...
No tardes, Virgen María, da tu respuesta. Señora Nuestra, pronuncia esta palabra que la tierra, los abismos y los cielos esperan. Mira: el rey y señor del universo desea tu belleza, desea no con menos ardor tu respuesta. Ha querido suspender a tu respuesta la salvación del mundo. Has encontrado gracia ante de él con tu silencio; ahora él prefiere tu palabra. El mismo, desde las alturas te llama: «Levántate, amada mía, preciosa mía, ven...déjame oír tu voz» (Cant 2,13-14) Responde presto al ángel, o, por mejor decir, al Señor por medio del ángel; responde una palabra y recibe al que es la Palabra; pronuncia tu palabra y concibe la divina; emite una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra eterna...
Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu puerta. Si te demoras en abrirle, pasará adelante, y después volverás con dolor a buscar al amado de tu alma. Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre por la devoción, abre por el consentimiento.
«Aquí está la esclava del Señor, -dice la Virgen- hágase en mí según tu palabra.» (Lc 1, 38)
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia. Homilía 4 sobre «Missus est », §8-9
sábado, 17 de diciembre de 2011
Evangelio del día 17 de diciembre de 2011

Evangelio según San Mateo 1,1-17. Sábado de la III Semana de Adviento
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;
Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Comentario: "Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo...". "El nos eligió en Cristo él, antes de la creación del mundo" (Ef 1, 3-4)- San León Magno
La Encarnación del Verbo, la Palabra de Dios, concierne al pasado, como al futuro; no hay edad, ya existía, no fue privado del sacramento de la salvación de los hombres. Lo que predicaron los apóstoles, es decir lo que habían anunciado los profetas y no podían decir que lo que se ha creído siempre, se ha cumplido tardíamente. Al retrasar la obra de salvación, Dios en su sabiduría y su bondad, nos hizo más capaces de responder a su llamada..., gracias a estos antiguos y frecuentes anuncios.
Por lo tanto, no es cierto que Dios ha realizado estos acontecimientos, cambiando de designio y empujado por una misericordia tardía: desde la creación del mundo, fue decretado para todos, un único camino de salvación. De hecho, la gracia de Dios, por el cual todos sus santos siempre estaban justificados, creció y no comenzó hasta que nació Cristo. Este misterio de amor, que ahora ha llenado el mundo, ya fue poderoso en sus señales de advertencia; quienes creyeron en la promesa, no son menos beneficiados, que aquellos que le han recibido cuando se les dio.
Queridos, con gran bondad, es evidente que las riquezas de la gracia de Dios han sido derramadas sobre nosotros. Llamados a la eternidad, no sólo contamos con los ejemplos del pasado, sino que hemos visto aparecer a la misma verdad, de forma visible y corporal. Por lo tanto, debemos celebrar el día del nacimiento del Señor con una ferviente alegría, que no es de este mundo...Gracias a la luz del Espíritu Santo, sabemos reconocer aquello que hemos recibido en él y hemos recibido en nosotros: pues del mismo modo que el Señor Jesús, se ha convertido en nuestra carne, nosotros, renaciendo, nos hemos convertido en su cuerpo ... Dios nos mostró el ejemplo de su bondad y su humildad...: asemejémonos al Señor en su humildad, si queremos parecernos en su gloria. Él mismo nos ayudará y nos conducirá a la realización de lo que prometió.
San León Magno (?-v. 461), papa y doctor de la Iglesia. 3º sermón para Navidad; SC 22 bis
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;
Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Comentario: "Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo...". "El nos eligió en Cristo él, antes de la creación del mundo" (Ef 1, 3-4)- San León Magno
La Encarnación del Verbo, la Palabra de Dios, concierne al pasado, como al futuro; no hay edad, ya existía, no fue privado del sacramento de la salvación de los hombres. Lo que predicaron los apóstoles, es decir lo que habían anunciado los profetas y no podían decir que lo que se ha creído siempre, se ha cumplido tardíamente. Al retrasar la obra de salvación, Dios en su sabiduría y su bondad, nos hizo más capaces de responder a su llamada..., gracias a estos antiguos y frecuentes anuncios.
Por lo tanto, no es cierto que Dios ha realizado estos acontecimientos, cambiando de designio y empujado por una misericordia tardía: desde la creación del mundo, fue decretado para todos, un único camino de salvación. De hecho, la gracia de Dios, por el cual todos sus santos siempre estaban justificados, creció y no comenzó hasta que nació Cristo. Este misterio de amor, que ahora ha llenado el mundo, ya fue poderoso en sus señales de advertencia; quienes creyeron en la promesa, no son menos beneficiados, que aquellos que le han recibido cuando se les dio.
Queridos, con gran bondad, es evidente que las riquezas de la gracia de Dios han sido derramadas sobre nosotros. Llamados a la eternidad, no sólo contamos con los ejemplos del pasado, sino que hemos visto aparecer a la misma verdad, de forma visible y corporal. Por lo tanto, debemos celebrar el día del nacimiento del Señor con una ferviente alegría, que no es de este mundo...Gracias a la luz del Espíritu Santo, sabemos reconocer aquello que hemos recibido en él y hemos recibido en nosotros: pues del mismo modo que el Señor Jesús, se ha convertido en nuestra carne, nosotros, renaciendo, nos hemos convertido en su cuerpo ... Dios nos mostró el ejemplo de su bondad y su humildad...: asemejémonos al Señor en su humildad, si queremos parecernos en su gloria. Él mismo nos ayudará y nos conducirá a la realización de lo que prometió.
San León Magno (?-v. 461), papa y doctor de la Iglesia. 3º sermón para Navidad; SC 22 bis
viernes, 16 de diciembre de 2011
Evangelio del día 16 de diciembre de 2011

Evangelio según San Juan 5,33-36. Viernes de la III Semana de Adviento
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.
Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado.
Comentario:
"Enciendo una lámpara para mi Ungido" (Salmo 131,17)- San Máximo de Turín
Mientras todo el mundo se sentía abrumado por las tinieblas del diablo y la oscuridad del pecado que gobernaba el mundo, un nuevo sol, nuestro Señor Jesucristo, tuvo a bien, llegado el tiempo, entrada la noche, extender los primeros rayos del amanecer. Antes de que aparezca esta luz, es decir, antes de que se manifieste "el sol de justicia" (Mateo 3:20), Dios ya había anunciado por los profetas, como una aurora: «envié a mis profetas antes que a la luz "(Jr 7,25 Vulgata). Más tarde, el mismo Cristo ha extendido sus rayos, es decir, sus apóstoles, para hacer resplandecer su luz y llenar el mundo de su verdad, para que nadie se pierde en la oscuridad...
Nosotros, los hombres, para realizar las tareas indispensables, antes de que el sol de este mundo se levante, nos anticipamos a la luz con una lámpara. Ahora el sol de Cristo, también tiene su lámpara, que precedió a su venida, como dice el profeta: "Enciendo una lámpara para mi Ungido" (Salmo 131,17). El Señor indica cuál es esta lámpara, diciendo de Juan el Bautista: "Este es la lámpara que arde y brilla". Y el mismo Juan, dijo, como si fuera la tenue luz de una linterna que va delante suyo: «Pero viene, el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego"(Lc 3:16). Al mismo tiempo, entendiendo que su luz tenía que ser eclipsada por los rayos del sol, predijo: "Él debe crecer y yo tengo que menguar" (Jn 3:30). De hecho, como la luz de una linterna se apaga con la llegada del sol, de igual modo, el bautismo de arrepentimiento proclamado por Juan, ha perdido su valor con la llegada de la gracia de Cristo.
San Máximo de Turín (?-v. 420), obispo. CC Sermón 62, 261s; PL 57, 537
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.
Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado.
Comentario:
"Enciendo una lámpara para mi Ungido" (Salmo 131,17)- San Máximo de Turín
Mientras todo el mundo se sentía abrumado por las tinieblas del diablo y la oscuridad del pecado que gobernaba el mundo, un nuevo sol, nuestro Señor Jesucristo, tuvo a bien, llegado el tiempo, entrada la noche, extender los primeros rayos del amanecer. Antes de que aparezca esta luz, es decir, antes de que se manifieste "el sol de justicia" (Mateo 3:20), Dios ya había anunciado por los profetas, como una aurora: «envié a mis profetas antes que a la luz "(Jr 7,25 Vulgata). Más tarde, el mismo Cristo ha extendido sus rayos, es decir, sus apóstoles, para hacer resplandecer su luz y llenar el mundo de su verdad, para que nadie se pierde en la oscuridad...
Nosotros, los hombres, para realizar las tareas indispensables, antes de que el sol de este mundo se levante, nos anticipamos a la luz con una lámpara. Ahora el sol de Cristo, también tiene su lámpara, que precedió a su venida, como dice el profeta: "Enciendo una lámpara para mi Ungido" (Salmo 131,17). El Señor indica cuál es esta lámpara, diciendo de Juan el Bautista: "Este es la lámpara que arde y brilla". Y el mismo Juan, dijo, como si fuera la tenue luz de una linterna que va delante suyo: «Pero viene, el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego"(Lc 3:16). Al mismo tiempo, entendiendo que su luz tenía que ser eclipsada por los rayos del sol, predijo: "Él debe crecer y yo tengo que menguar" (Jn 3:30). De hecho, como la luz de una linterna se apaga con la llegada del sol, de igual modo, el bautismo de arrepentimiento proclamado por Juan, ha perdido su valor con la llegada de la gracia de Cristo.
San Máximo de Turín (?-v. 420), obispo. CC Sermón 62, 261s; PL 57, 537
jueves, 15 de diciembre de 2011
Anglicanos: Cartel que muestra a Virgen María con un test de embarazo genera indignación en Nueva Zelanda

Un cartel que muestra a la Virgen María sorprendida mientras mira un test de embarazo provocó la indignación de los sectores conservadores en Nueva Zelanda.
El poster, que está a la vista de todos en el frontis de la iglesia anglicana ‘San Mateo’ en Auckland, fue diseñada por una agencia de publicidad y tiene todo el estilo de una pintura del Renacimiento clásico, consigna The Telegraph.
La situación generó controversia entre algunos fieles, de hecho uno de ellos dijo que se “han sobrepasado los límites”. Y es que para este creyente no identificado “María no debe ser objeto de una trillada campaña, sea cual sea la intención”.
Pero esta no es la primera vez que sucede algo similar. Hace un par de años, un anuncio publicitario de la misma Iglesia, publicado durante Navidad, mostraba a María y José en la cama, aparentemente desnudos después de tener sexo, y con la leyenda: “Pobre José. Dios es un acto difícil de seguir”.
En esa ocasión, la furia de los seguidores fue tal que tuvieron que desmontar el cartel, que incluso fue atacado en varias ocasiones.
Pero ahora, la situación es distinta, porque el mismo párroco de la iglesia, Glynn Cardy, salió en defensa del último poster. “Aunque el imaginario de la Navidad es agradable, con guirnaldas, Papá Noel, los renos y los villancicos, también hay algunas realidades”, expresó, agregando que “se trata de un embarazo real, una verdadera madre y un niño. Se trata de verdadera ansiedad, valentía y esperanza”.
“María era soltera, joven y pobre. Ella no fue la primera o última mujer en esa situación”, manifestó el sacerdote.
Por otro lado, Lyndsay Freer, vocera de la diócesis católica de Auckland, dijo que no estaba impresionada. “Una vez más San Mateo nos muestra que se han alejado del cristianismo tradicional, a pesar de que sus corazones estén en el lugar correcto”, añadió.
“Es cierto que la Navidad es real y celebra un embarazo verdadero. También es cierto que la ansiedad y las necesidades de madres solteras de hoy es un problema que debe ser abordado con compasión y cuidado, pero (la iglesia) San Mateo ignora el relato del evangelio en torno al embarazo y nacimiento de Jesús, en la que María no es una madre sola”.
El poster, que está a la vista de todos en el frontis de la iglesia anglicana ‘San Mateo’ en Auckland, fue diseñada por una agencia de publicidad y tiene todo el estilo de una pintura del Renacimiento clásico, consigna The Telegraph.
La situación generó controversia entre algunos fieles, de hecho uno de ellos dijo que se “han sobrepasado los límites”. Y es que para este creyente no identificado “María no debe ser objeto de una trillada campaña, sea cual sea la intención”.
Pero esta no es la primera vez que sucede algo similar. Hace un par de años, un anuncio publicitario de la misma Iglesia, publicado durante Navidad, mostraba a María y José en la cama, aparentemente desnudos después de tener sexo, y con la leyenda: “Pobre José. Dios es un acto difícil de seguir”.
En esa ocasión, la furia de los seguidores fue tal que tuvieron que desmontar el cartel, que incluso fue atacado en varias ocasiones.
Pero ahora, la situación es distinta, porque el mismo párroco de la iglesia, Glynn Cardy, salió en defensa del último poster. “Aunque el imaginario de la Navidad es agradable, con guirnaldas, Papá Noel, los renos y los villancicos, también hay algunas realidades”, expresó, agregando que “se trata de un embarazo real, una verdadera madre y un niño. Se trata de verdadera ansiedad, valentía y esperanza”.
“María era soltera, joven y pobre. Ella no fue la primera o última mujer en esa situación”, manifestó el sacerdote.
Por otro lado, Lyndsay Freer, vocera de la diócesis católica de Auckland, dijo que no estaba impresionada. “Una vez más San Mateo nos muestra que se han alejado del cristianismo tradicional, a pesar de que sus corazones estén en el lugar correcto”, añadió.
“Es cierto que la Navidad es real y celebra un embarazo verdadero. También es cierto que la ansiedad y las necesidades de madres solteras de hoy es un problema que debe ser abordado con compasión y cuidado, pero (la iglesia) San Mateo ignora el relato del evangelio en torno al embarazo y nacimiento de Jesús, en la que María no es una madre sola”.
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Evangelio del día 15 de diciembre de 2011

Evangelio según San Lucas 7,24-30. Jueves de la III Semana de Adviento
Cuando los enviados de Juan partieron, Jesús comenzó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
¿Qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que llevan suntuosas vestiduras y viven en la opulencia, están en los palacios de los reyes.
¿Qué salieron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
Les aseguro que no hay ningún hombre más grande que Juan, y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él.
Todo el pueblo que lo escuchaba, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan.
Pero los fariseos y los doctores de la Ley, al no hacerse bautizar por él, frustraron el designio de Dios para con ellos.
Comentario:
"Y, sin embargo el más pequeño en el reino de Dios, es el más grande" - San Efrén
«Entre los hombres, ninguno es mayor que Juan". Si todos los santos, justos, fuertes y sabios se reunieron y habitaron en un sólo hombre, ellos no podrán nunca igualar a Juan el Bautista..., entonces, dijo que Jesús, era mucho más que los hombres y que pertenecía a la categoría de los ángeles (Mc 1,2 grec; Ml 3,1 hebr).
"Pero el más pequeño en el reino de los cielos es el más grande»... Por lo que dijo de la grandeza de Juan, el Señor quiso anunciar la abundante misericordia de Dios y su generosidad para con sus elegidos. Si grande y famoso es Juan, es menos de lo que será el más pequeño del Reino, como dijo el apóstol Pablo: "Nuestro conocimiento es limitado... Cuando llegue lo pleno, lo que es parcial, desaparecerá"(1 Cor 13,9-10). Juan es grande, el que dijo con presentimiento: "He aquí el Cordero de Dios" (Jn 1,29), pero esta grandeza, en comparación con la gloria que será revelada a los que sean hallados dignos, no es más que un pequeño gusto anticipado. En otras palabras, todas las cosas grandes y admirables de aquí abajo, en comparación con las bienaventuranzas del más allá, aparecen en su pequeñez y su nada...
Juan ha sido hallado digno de los grandes dones de este mundo: la profecía, el sacerdocio (cf. Lc 1:5) y la Justicia... Juan es mayor que Moisés y los profetas, pero la ley antigua necesita del Nuevo Testamento puesto que, el que es el mayor de los profetas, dijo al Señor: "Yo necesito ser bautizado por ti" (Mt 3, 14). Juan es también grande porque su concepción fue anunciada por un ángel, porque su nacimiento estuvo rodeado de milagros, porque él anunció a Aquel que da la vida, porque bautizó para la remisión de los pecados. .. Moisés condujo al pueblo al Jordán y la ley ha conducido a la humanidad hasta el bautismo de Juan. Pero "si ningún hombre es mayor que Juan", el precursor del Señor, ¿cuánto mayor serán aquellos a los que nuestro Señor lavó los pies, y sopló su Espíritu? (Jn 13,4, 20,22).
San Efrén (v. 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia. Comentario al Diatessaron, 9, 7-13; SC 121
Cuando los enviados de Juan partieron, Jesús comenzó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
¿Qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que llevan suntuosas vestiduras y viven en la opulencia, están en los palacios de los reyes.
¿Qué salieron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
Les aseguro que no hay ningún hombre más grande que Juan, y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él.
Todo el pueblo que lo escuchaba, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan.
Pero los fariseos y los doctores de la Ley, al no hacerse bautizar por él, frustraron el designio de Dios para con ellos.
Comentario:
"Y, sin embargo el más pequeño en el reino de Dios, es el más grande" - San Efrén
«Entre los hombres, ninguno es mayor que Juan". Si todos los santos, justos, fuertes y sabios se reunieron y habitaron en un sólo hombre, ellos no podrán nunca igualar a Juan el Bautista..., entonces, dijo que Jesús, era mucho más que los hombres y que pertenecía a la categoría de los ángeles (Mc 1,2 grec; Ml 3,1 hebr).
"Pero el más pequeño en el reino de los cielos es el más grande»... Por lo que dijo de la grandeza de Juan, el Señor quiso anunciar la abundante misericordia de Dios y su generosidad para con sus elegidos. Si grande y famoso es Juan, es menos de lo que será el más pequeño del Reino, como dijo el apóstol Pablo: "Nuestro conocimiento es limitado... Cuando llegue lo pleno, lo que es parcial, desaparecerá"(1 Cor 13,9-10). Juan es grande, el que dijo con presentimiento: "He aquí el Cordero de Dios" (Jn 1,29), pero esta grandeza, en comparación con la gloria que será revelada a los que sean hallados dignos, no es más que un pequeño gusto anticipado. En otras palabras, todas las cosas grandes y admirables de aquí abajo, en comparación con las bienaventuranzas del más allá, aparecen en su pequeñez y su nada...
Juan ha sido hallado digno de los grandes dones de este mundo: la profecía, el sacerdocio (cf. Lc 1:5) y la Justicia... Juan es mayor que Moisés y los profetas, pero la ley antigua necesita del Nuevo Testamento puesto que, el que es el mayor de los profetas, dijo al Señor: "Yo necesito ser bautizado por ti" (Mt 3, 14). Juan es también grande porque su concepción fue anunciada por un ángel, porque su nacimiento estuvo rodeado de milagros, porque él anunció a Aquel que da la vida, porque bautizó para la remisión de los pecados. .. Moisés condujo al pueblo al Jordán y la ley ha conducido a la humanidad hasta el bautismo de Juan. Pero "si ningún hombre es mayor que Juan", el precursor del Señor, ¿cuánto mayor serán aquellos a los que nuestro Señor lavó los pies, y sopló su Espíritu? (Jn 13,4, 20,22).
San Efrén (v. 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia. Comentario al Diatessaron, 9, 7-13; SC 121
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