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martes, 16 de octubre de 2012

"Se honra y satisface más a Dios" - Santa Juliana de Norwich

"...se honra y satisface más a Dios cuando le rezamos por su bondad... que cuando empleamos todos esos intermediarios en los que puede pensar el corazón. Pues recurriendo a tales mediadores hacemos muy poco y no glorificamos plenamente a Dios. Su bondad es plena y completa, de nada necesita..."

 Santa Juliana de Norwich

viernes, 28 de septiembre de 2012

Evangelio del día 28 de septiembre de 2012

Evangelio según San Lucas 9,18-22. Viernes de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario


Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".


Comentario:



“Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho... que muera y que al tercer día resucite” - Santa Juliana de Norwich



En mi ignorancia, me asombraba que la profunda sabiduría de Dios no hubiera impedido el principio del pecado, porque si hubiera sido así, me parecía, que todo habría ido bien... Jesús me respondió: "El pecado era inevitable, pero todo acabará bien, todo acabará bien, cualquier cosa, cualquiera que sea, acabará bien".

        En esta simple palabra: "pecado" nuestro Señor me mostró todo lo que no es bueno: el desprecio innoble y las tribulaciones extremas que sufrió por nosotros, durante su vida y su muerte; todos los sufrimientos y los dolores, corporales y espirituales, de todas sus criaturas... Yo contemplaba todos los sufrimientos que jamás existieron o existirán, y comprendí que la Pasión de Cristo era el más grande, el más doloroso de todos y sobrepasa a todos... Pero no vi el pecado. Sé en efecto, por la fe, que no tiene sustancia ni algún tipo de ser; lo podemos conocer, de otro modo, sólo por el sufrimiento que causa. Comprendí también, que este sufrimiento era sólo por un tiempo: nos purifica; nos hace conocernos a nosotros mismos y suplicar misericordia.

        La Pasión de nuestro Señor nos fortalece contra el pecado y el sufrimiento: tal es su santa voluntad. En su ternura hacia todos los que serán salvados, nuestro buen Señor les reconforta pronta y amablemente, como si les dijera: "es verdad que el pecado es la causa de todos estos dolores, pero todo acabará bien: cualquier cosa, cualquiera que sea, acabará bien". Estas palabras, me las dijo muy tiernamente, sin el menor reproche... En estas palabras, vi un misterio profundo y maravilloso escondido en Dios. Este misterio, nos lo descubrirá plenamente en el cielo. Cuando tendremos este conocimiento, veremos en toda verdad por qué permitió la llegada del pecado a este mundo. Y viendo esto, nos regocijaremos eternamente.


Santa Juliana de Norwich (1342- 1416), reclusa inglesa. Revelaciones del amor divino, cap. 27

martes, 8 de mayo de 2012

Santa Juliana de Norwich - 8 de mayo


Para conocer su hagiografía clickear sobre la imagen.

jueves, 27 de octubre de 2011

Evangelio del día 27 de octubre de 2011


Evangelio según San Lucas 13,31-35. Jueves de la XXX Semana del Tiempo Ordinario



En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte".
El les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.
Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!
Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".




Comentario:

«Cuántas veces quise reunir a tus hijos» - Santa Juliana de Norwich



La sed espiritual de Cristo tendrá final. He aquí su sed: su deseo intenso de amor hacia nosotros, que durará hasta el juicio final. Ya que los elegidos, que serán la alegría y la felicidad de Jesús durante toda la Eternidad, están aún en parte aquí abajo, y, después de nosotros, habrá otros hasta el último día. Su sed ardiente es poseernos a todos en Él, para su gran felicidad - por lo menos, esto es lo que me parece a mí...
En tanto que Dios, es la felicidad perfecta, bienaventuranza infinita que no puede ser aumentada ni disminuida... Pero la fe nos enseña que, por su humanidad, quiso sufrir la Pasión, sufrir todo tipo de dolores y morir por amor a nosotros y para nuestra felicidad eterna... En tanto que es nuestra Cabeza, Cristo está consagrado y no puede seguir sufriendo; pero, puesto que es también el cuerpo que une a todos sus miembros (Ef. 1,23), no está todavía completamente glorioso e impasible. Por eso, siente siempre este deseo y esta sed que sentía de Cruz (Jn 19,28) y que me parece, estaban en él desde toda la Eternidad. Y así se puede decir ahora y se dirá, hasta que la última alma salvada, haya entrado en esta Bienaventuranza.
Sí, tan cierto es que hay en Dios misericordia y piedad, como que hay en Él esa sed y ese deseo. En virtud de este deseo, que está en Cristo, nosotros también lo deseamos: sin esto ninguna alma llega al cielo. Este deseo y sed proceden, me parece, de la infinita bondad de Dios, y su misericordia...; y esta sed persistirá en él, mientras estemos en la indigencia, atrayéndonos a su Bienaventuranza.


Juliana de Norwich (1342-después 1416), reclusa inglesa
Revelaciones del amor divino, cap. 31

domingo, 8 de mayo de 2011

Santa Juliana de Norwich - 8 de mayo


Para conocer su hagiografía clickear sobre la imagen.

sábado, 8 de mayo de 2010

Santa Juliana de Norwich - 8 de mayo


Para conocer su hagiografía clickear sobre la imagen.

lunes, 19 de octubre de 2009

Dios es nuestra Madre - Santa Juliana de Norwich


"Es una característica de Dios hacer que el bien venza el mal.

Por tanto Jesucristo, que opuso venció también El, con el bien, el mal; es nuestra verdadera Madre: nosotros recibimos nuestro “Ser” de El - y aquí inicia Su Maternidad - y con ella la dulce Protección y Custodia del Amor que nunca dejará de circundarnos.

Como es verdad que Dios es nuestro Padre, así es verdad que Dios es nuestra Madre.

Y esta verdad El me la mostró en todas las cosas, pero especialmente en aquellas dulces palabras cuando dice: « Yo soy el que soy ».

Es como decir, yo soy la Potencia y la Bondad del Padre; yo soy la Sabiduría de la Madre; yo soy la Luz y la Gracia que es amor beato; yo soy la Trinidad; yo soy la Unidad, yo soy la soberana Bondad de todas las cosas, yo soy Aquél que te hace amar, yo soy Aquel que te hace desear, yo soy la satisfacción infinita de todos los verdaderos deseos. (...)

Nuestro altísimo Padre, Dios omnipotente, que es el Ser, nos conoce y nos ama desde siempre: en un tal conocimiento, por Su maravillosa y profunda caridad y por el consenso unánime de toda la Trinidad beata, El quiso que la Segunda Persona fuese nuestra Madre, nuestro Hermano, nuestro Salvador.

Es por tanto lógico que Dios, siendo Padre nuestro, sea también nuestra Madre. El Padre nuestro quiere, la Madre nuestra opera y nuestro buen Señor, el Espíritu Santo, confirma; por ésto a nosotros nos conviene amar a nuestro Dios, en el que tenemos el Ser, darle gracias reverentemente y alabarlo por habernos creado, y rezar ardientemente a nuesta Madre para obtener misericordia y piedad, y rezar a nuestro Señor, el Espiritu Santo , para obtener ayuda y gracia.

Y vi con completa certeza que Dios, antes de crearnos, nos ha amado, y Su amor nunca ha disminuido, y nunca lo hará.En este amor El ha hecho todas Sus obras, y en este amor El hace que todas las cosas sean para nuestro provecho; y en este amor nuestra vida es eterna.

En la creación hemos tenido un inicio, pero el amor con el que El nos ha creado estaba en El desde siempre : y en este amor nosotros tenemos nuestro inicio.

Y todo ello nosotros lo veremos en Dios, eternamente."

De las “Rivelazioni dell’amore divino” de santa Juliana de Norwich (1342-1416), (LIX, LXXXVI).

viernes, 8 de mayo de 2009

Santa Juliana de Norwich - 8 de mayo


En 1342, en algún lugar cerca de Norwich, Inglaterra, nació una hija en una familia de humildes recursos. Es posible que el nombre real de la niña fuera Juliana. Pero también es posible que ella adoptara ese nombre cuando se unió a una hermandad de monjas y comenzó una vida de oración contemplativa, viviendo en la iglesia de Santa Juliana, en Norwich.

En cierta oportunidad, en la primavera de 1373, cuando Juliana tenía unos 30 años, enfermó gravemente. Recuerden que muchas plagas asolaban a Europa durante la Edad Media. La muerte no era llevadera para esa gente, pero tampoco era la sorpresa y el horror que significa para nosotros hoy, con todos nuestros seguros de vida, leyes laborales e ilusiones que podemos forjarnos en contra del sufrimiento y las pérdidas.

Mientras el sol de primavera calentaba más fuerte, Juliana continuaba debilitándose , parecía preparada para moverse de esta vida con todos sus males y pérdidas hacia las altas tierras del cielo en donde ella había puesto su corazón. En esos días al menos, le parecía que valía la pena dejar la tierra e ir al cielo, su futuro hogar.

En la mañana del 13 de mayo una hermana en Cristo se acurrucó al lado de la cama de Juliana para orar junto a la débil y gris figura. Estaba como desmayada, sus pies y manos seguían enfriándose. Estaba perdiendo el sentido. Una Cruz colgaba en la pared en frente a su cama, y en esa Cruz fijó sus ojos.

La oscuridad comenzaba a acercarse. Sintió algo como náusea y frío al mismo tiempo y un entumecimiento apareció en su cara. La muerte la estaba tomando. Con la última onza de fortaleza terrenal, peleó para mantener sus ojos sobre el Cristo crucificado. Allí, ella estaba aterrada por la grandeza de lo que vio, como más tarde expresara por escrito: “…que El, quien es tan alto, haya venido tan bajo por amor”.

Quizás pensó que su Señor crucificado y levantado había venido para tomarla a Sí mismo para la eternidad. Pero no había sido tan afortunada en esa mañana de mayo. El le devolvió su espíritu. Su visión del asombroso amor de Cristo llegó con órdenes selladas de lo alto.

Sus amigos quedaron sorprendidos cuando el flujo de vida volvió a la cara de Juliana. Ella estaba llena de vida, aunque exhausta por la dura prueba. El resultado de la experiencia fue una transformación completa.

Su alma entró en quietud, elevada, serena, real y como pájaro que puede volar en círculos por encima de la tierra.

Ella había vuelto, según parecía, con una misión. Durante los 43 años siguientes, hasta su muerte apacible en 1416, luchó para dejar el testimonio escrito de lo que la visión le había mostrado acerca del amor de Dios. Y no sólo fue esta la única visión que tuvo, le siguieron otras también;su mirada interior habían sido abierta.

Una vez que el alma está abierta, sabemos cómo mirar para ver más allá de nosotros mismos. Lo que hizo de la intención de escribir de Juliana una batalla fue la dificultad de poner en lenguaje humano, completamente inadecuado, un conocimiento de profundo de las cosas que viene de lo alto.

Cada cristiano que tuvo una fe de calidad mística, ha tenido este problema. De todos modos, Juliana trató de poner por escrito el primer recuento de su visión tan pronto como le fue permitido dejar su lecho de enferma.

“Revelaciones de Amor Divino” es considerado por algunos como sin igual en la literatura espiritual de Inglaterra. Es simple atractivo y profundo. Juliana fue guiada genuinamente de modo natural y simple.

Aún más, sus escritos exploran y dan respuesta a profundos misterios de la fe cristiana, tales como: ¿Cómo puede el hombre tener libre albedrío y a la vez ser predestinado? ¿Cómo se puede culpar al hombre por su caída si Dios, quien es más grande, sabía lejos en el tiempo que él pecaría? ¿Cúal es la respuesta de Dios al sufrimiento de los inocentes?

Le preocupaba mucho el destino de aquellos que no habiendo conocido a Cristo, morían sin redención. Una de sus afirmaciones típicas que era parte de las respuestas en sus visiones fue la célebre frase: “de que todo estará bien, y todo estará bien, y toda clase de cosa irá bien”, por la cuál se la identifica como una mística optimista.

Ella afirmaba que aún lo que no comprendemos es fruto del amor de Dios y en esa certeza fundaba sus esperanzas.

Vivió el resto de su vida como ermitaña en una pequeña choza, cerca de la iglesia de Norwich. Oraba y contemplaba las visiones que le habían sido reveladas. Fue visitada por muchas personas, a las cuales ayudaban con sus consejos y don de discernimiento espiritual.

Se sabe que murió en paz, en fecha incierta. (Hay versiones contradictorias)

Sus escritos tienen algún parentesco con la mística del conocido pero anónimo “La Nube del No Saber”.
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