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viernes, 3 de febrero de 2012
jueves, 3 de febrero de 2011
Oración a San Blas
Oh glorioso San Blas, que con vuestro martirio habéis dejado a la Iglesia un ilustre testimonio de la fe, alcanzadnos la gracia de conservar este divino don, y de defender sin respetos humanos, de palabra y con las obras, la verdad de la misma fe, hoy tan combatida y ultrajada.
Vos que milagrosamente salvasteis a un niño que iba a morir desgraciadamente del mal de garganta, concedednos vuestro poderoso patrocinio en semejantes enfermedades; y sobre todo obtenedme la gracia de la mortificación cristiana, guardando fielmente los preceptos de la Iglesia, que tanto nos preservan de ofender a Dios. Así sea.
Vos que milagrosamente salvasteis a un niño que iba a morir desgraciadamente del mal de garganta, concedednos vuestro poderoso patrocinio en semejantes enfermedades; y sobre todo obtenedme la gracia de la mortificación cristiana, guardando fielmente los preceptos de la Iglesia, que tanto nos preservan de ofender a Dios. Así sea.
miércoles, 3 de febrero de 2010
En la Fiesta de San Blas, el don y el reto de la palabra

Hoy, miércoles 3 de febrero, es la memoria litúrgica de San Blas, un popular santo, patrono de las afecciones de garganta y de los laringólogos. San Blas fue médico, sacerdote, eremita y obispo en Sebaste, Armenia, donde padeció el martirio en el año 316. Su memoria y su patronazgo me lleva esta mañana a hablar de la palabra, del don y del desafío de la palabra.
La palabra es, sigue siendo a través de sus distintas modalidades, el principal instrumento de comunicación entre las personas. Y, por ello, todos hemos de cuidar. Porque, como escribe el apóstol Santiago en su epístola, al igual que una pequeña chispa puede provocar un incendio en un bosque inmenso, también la palabra, nuestras palabras, pueden ser espadas afiladas o instrumentos para el bien y la concordia.
El apóstol San Pablo, en la Carta a los Efesios, nos pide que desterremos la mentira, que es la corrupción de la palabra; que no nos dejemos llevar por la ira; y que de nuestras bocas no salgan malas y groseras palabras. “Si algo decís –añade- que sea bueno, oportuno, constructivo y provechoso para quienes os oyen”. “Desterrad de vosotros –prosigue- toda agresividad, rencor, ira, indignación, injusticia y toda suerte de maldad. Sed más bien –concluye- bondadosos y compasivos los unos con los otros, perdonándoos mutuamente como Dios os ha perdonado por medio de Jesucristo”. “Qué vuestra mesura, también y sobre todo, en el hablar, la conozca todo el mundo”.
Cuando Dios en Jesucristo se encarnó y se quiso revelar y comunicar a los hombres se presentó como la Palabra. San Juan, en el prólogo de su evangelio, así nos lo relata: “Al principio ya existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios… Todo fue hecho por la Palabra. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres; la luz – es decir, la Palabra- resplandece en las tinieblas y las tinieblas no la sofocaron”. “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria, la gloria propia del Hijo único de Dios, lleno de gracia y de verdad”.
Amigos de la Cope, ¡qué grandeza, qué don, qué desafío también el de nuestras palabras! En la fiesta hoy de San Blas, pidamos para que nuestras palabras –las que salen de nuestra sea boca- sean palabras de acogida, de amistad, de encuentro, de perdón, de reconciliación, de paz. Palabras prudentes, humildes, cercanas, fiables, sensatas y sabias. Palabras llenas de evangelio y de esperanza. Palabras de honor, llenas de gracia y de verdad.
Sí, qué seamos hombres y mujeres de palabra, de la Palabra. Buenos días.
Autor: Jesús de las Heras Muela, sacerdote
Patagones: Bahía San Blas conmemora su fiesta patronal

En la oportunidad, fieles y pobladores de dicha localidad trasladarán al santo hasta la capilla donde se llevarán a cabo bendiciones como parte de la conmemoración que comprende también una procesión por el mar y las calles.
La festividad esta emparentada al apellido Wassermann. El patriarca familiar -John Bruno- mandó a construir la hermosa capilla actual en honor a su mujer recién fallecida, Berta Bromberg. A pesar del tiempo transcurrido, la procesión y celebración del patrono de la isla no ha disminuido, y convoca tanto a los nativos como a los turistas.
Según la tradición, Blas de Sebaste era conocido por su don de curación milagrosa, que aplicaba tanto a personas como a animales. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este sería el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta el 3 de febrero.
Actividades deportivas en el marco de las festividades
En el marco de las conmemoraciones de la Fiesta Patronal de la Bahía, la Dirección de Deportes en conjunto con la Delegación Municipal de esa localidad organizaron una maratón y el tercer concurso de Pesca Infantil que se realizará el sábado 6 de febrero.
La actividad comenzará a las 10 de la mañana y los interesados en participar se pueden inscribir en la oficina de turismo de Bahía Sn Blas.
Para la prueba pedestre, las categorías comprendidas son Promocionales para chicos de entre 4 y 9 años, Pre-infantiles (10 y 11 años); Infantiles (12 y 13); Cadetes (14 y 15); Menores (16 y 17 años).
En tanto, para las categorías mayores de 18 años se dividen en Mayores, Veteranos y Damas.
martes, 3 de febrero de 2009
San Blas - 3 de Febrero
Fuente: Catholic.net
Autor: P. Ángel Amo
Obispo de Sebaste de Armenia
Blas, etimológicamente significa “cojo y tartamudo”. Viene de la lengua griega. "Blas, obispo de Sebaste de Armenia, es un personaje bastante incierto desde el punto de vista histórico, pero todavía goza de mucha popularidad por un milagro que se le atribuye y que ha perpetuado la conocida bendición contra el mal de la garganta. En efecto, se conoce en su Pasión que mientras llevaban al santo al martirio, una mujer se abrió paso entre la muchedumbre y colocó a los pies del santo obispo a su hijo que estaba muriendo sofocado por una espina de pescado que se le había atravesado en la garganta. San Blas puso sus manos sobre la cabeza del niño y permaneció en oración. Un instante después el niño estaba completamente sano. Este episodio lo hizo famoso como taumaturgo en el transcurso de los siglos, y sobre todo para la curación de las enfermedades de la garganta. Gracias a esta tradición, el nuevo calendario litúrgico ha colocado en este día la memoria del santo, aunque se trata de un personaje históricamente incierto. San Blas fue obispo de Sebaste a comienzos del siglo IV, y sufrió la persecución de Licinio, el colega del emperador Constantino. Puede, pues, considerarse como uno de los últimos mártires cristianos de esa época. Era el año 316. Parece que San Blas, siguiendo la advertencia del Evangelio, huyó de la persecución y se refugió en una gruta. La leyenda, como de costumbre, abunda en particulares amenos y nos presenta al anciano obispo rodeado de animales salvajes que lo visitan y le llevan alimento; pero como los cazadores van detrás de estos animales, el santo fue descubierto y llevado amarrado como un malhechor a la cárcel de la ciudad. A pesar de los prodigios que el santo hacía en la cárcel, lo llevaron a juicio y como no quiso renegar de Cristo y sacrificar a los ídolos, fue condenado al martirio: primero lo torturaron y después le cortaron la cabeza con una espada.
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