Mostrando entradas con la etiqueta Santa Juana de Arco. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Santa Juana de Arco. Mostrar todas las entradas

domingo, 13 de enero de 2013

Oración a Santa Juana de Arco para solicitar alguna gracia


Gloriosa Santa Juana de Arco a ti acudimos, llenos de confianza en tu intercesión. Nos sentimos atraídos a ti con una especial devoción y sabemos que nuestras súplicas serán más agradables a Dios nuestro Señor, si tu, que tan amada eres de Él, se las presentáis. Tu caridad, reflejo admirable de la de Dios, te inclina a socorrer toda miseria, a consolar toda pena y a complacer todo deseo y necesidad, si ello ha de ser en provecho de nuestra alma. Mira, pues, nuestras miserias y penas nuestros trabajos y necesidades, nuestros buenos deseos, y alcánzanos que cada día aseguremos más nuestra eterna salvación con la práctica de las buenas obras y la imitación de tus virtudes.
 Amén

miércoles, 30 de mayo de 2012

Santa Juana de Arco, el icono de los católicos franceses frente a Hollande


La Francia católica se ha encomendado este domingo a Juana de Arco para que la proteja de "la subversión" del nuevo poder en Francia. "Hollande es la proyección francesa del Gobierno de Zapatero", advierte Alan Escada, secretario general del Instituto Civitas y uno de los organizadores de la manifestación celebrada en París contra el presidente electo.

En principio, la marcha tenía como objetivo rendir homenaje a la heroína y santa francesa que empuñó la espada contra los invasores guiada por Dios, en el 600 aniversario de su muerte. Sin embargo, los católicos agrupados en la citada organización han querido aprovechar la efeméride para manifestar públicamente su rechazo a los planes de futuro que el nuevo presidente francés tiene para el país y que, según ellos, suponen un peligro para la República.

"Hollande va a intentar imponer un nuevo paisaje legal que va contra los valores del país. Su visión es anticristiana, antifamiliar y antinacional", protesta Escada, que advierte de que cada una de las propuestas "anticatólicas" del nuevo presidente serán respondidas con una protesta del colectivo cristiano.

Un momento de la manifestación, con más participantes disfrazadas.  | Reuters


Un momento de la manifestación, con más participantes disfrazadas. | Reuters

Nuevas manifestaciones



El programa electoral de François Hollande inquieta a los católicos tradicionalistas, en concreto su propuesta de legalizar el matrimonio entre homosexuales o la autorización de la eutanasia en determinados casos. "Hemos observado con temor el calendario previsto por el nuevo poder y creemos que esto va a transformar el país y va a dividir a los franceses", explica Escada.

Junto a él unas 3.000 personas se han sumado, según los organizadores, a un desfile que ha comenzado en la Place de St. Augustin y ha acabado en la de Pirámides. Encabezando la marcha, una bandera con Juana de Arco a caballo y el lema 'Prier pour nous et savez la France' ('Reza por nosotros y salva a Francia').

Esta semana François Hollande ha anunciado su intención de aprobar un decreto para legalizar las uniones entre homosexuales antes de la primavera de 2013. Además, en su programa electoral también figura la autorización de la eutanasia en los casos en los que la familia y médicos del enfermo estén de acuerdo. Según Escada, "su cruzada antipatriota tendrá respuesta. Cada ley será contestada".

Homilía sobre Santa Juana de Arco




Queridos hermanos y hermanas

hoy quisiera hablaros de Juana de Arco, una joven santa de finales de la Edad Media, muerta a los 19 años, en 1431. Esta santa francesa, citada muchas veces en el Catecismo de la Iglesia Católica, es particularmente cercana a santa Catalina de Siena, patrona de Italia y de Europa, de la que hablé en una reciente catequesis. Son de hecho dos jóvenes mujeres del pueblo, laicas y consagradas en la virginidad, dos místicas comprometidas, no en el claustro, sino en medio de las realidades más dramáticas de la Iglesia y del mundo de su tiempo. Son quizás las figuras más características de esas “mujeres fuertes” que, a finales de la Edad Media, llevaron sin miedo la gran luz del Evangelio en las complejas vicisitudes de la historia. Podríamos colocarla junto a las santas mujeres que permanecieron en el Calvario, cerca de Jesús crucificado y de María, su Madre, mientras que los Apóstoles habían huído y el propio Pedro había renegado tres veces de él. La Iglesia, en ese periodo, vivía la profunda crisis del gran cisma de Occidente, que duró casi 40 años. Cuando Catalina de Siena murió, en 1380, hay un Papa y un Antipapa; cuando Juana nace, en 1412, hay un Papa y dos Antipapas. Junto a esta laceración dentro de la Iglesia, había continuas guerras fratricidas entre los pueblos cristianos de Europa, la más dramática de las cuales fue la interminable “Guerra de los cien años” entre Francia e Inglaterra.

Juana de Arco no sabía ni leer ni escribir, pero puede ser conocida en lo más profundo de su alma gracias a dos fuentes de excepcional valor histórico: los dos Procesos que se le hicieron. El primero, el Proceso de Condena (PCon), contiene la transcripción de los largos y numerosos interrogatorios de Juana durante los últimos meses de su vida (febrero-mayo de 1431), y recoge las propias palabras de la Santa. El segundo, el Proceso de Nulidad de la Condena, o de "rehabilitación" (PNul), contiene los testimonios de cerca de 120 testigos oculares de todos los periodos de su vida (cfr Procès de Condamnation de Jeanne d'Arc, 3 vol. y Procès en Nullité de la Condamnation de Jeanne d'Arc, 5 vol., ed. Klincksieck, París l960-1989).

Juana nació en Domremy, un pequeño pueblo situado en la frontera entre Francia y Lorena. Sus padres eran campesinos acomodados, conocidos por todos como muy buenos cristianos. De ellos recibió una buena educación religiosa, con una notable influencia de la espiritualidad del Nombre de Jesús, enseñada por san Bernardino de Siena y difundida en Europa por los franciscanos. Al Nombre de Jesús se une siempre el Nombre de María y así, en el marco de la religiosidad popular, la espiritualidad de Juana es profundamente cristocéntrica y mariana. Desde la infancia, ella demuestra una gran caridad y compasión hacia los más pobres, los enfermos y todos los que sufren, en el contexto dramático de la guerra.

De sus propias palabras, sabemos que la vida religiosa de Juana madura como experiencia a partir de la edad de 13 años (PCon, I, p. 47-48). A través de la “voz” del arcángel san Miguel, Juana se siente llamada por el Señor a intensificar su vida cristiana y también a comprometerse en primera persona por la liberación de su pueblo. Su inmediata respuesta, su “sí”, es el voto de virginidad, con un nuevo empeño en la vida sacramental y en la oración: participación diaria en la Misa, Confesión y Comunión frecuentes, largos momentos de oración silenciosa ante el Crucificado o ante la imagen de la Virgen. La compasión y el compromiso de la joven campesina francesa ante el sufrimiento de su pueblo se hicieron más intensos por su relación mística con Dios. Uno de los aspectos más originales de la santidad de esta joven es precisamente este vínculo entre experiencia mística y misión política. Tras los años de vida oculta y de maduración interior sigue el bienio breve, pero intenso, de su vida pública: un año de acción y un año de pasión.

Al inicio del año 1429, Juana comienza su obra de liberación. Los numerosos testimonios nos muestran a esta joven mujer con sólo 17 años como una persona muy fuerte y decidida, capaz de convencer a hombres inseguros y desanimados. Superando todos los obstáculos, encuentra al Delfín de Francia, el futuro Rey Carlos VII, que en Poitiers la somete a un examen por parte de algunos teólogos de la Universidad. Su juicio es positivo: no ven en ella nada de malo, sólo una buena cristiana.

El 22 de marzo de 1429, Juana dicta una importante carta al Rey de Inglaterra y a sus hombres que asedian la ciudad de Orléans (Ibid., p. 221-222). La suya es una propuesta de verdadera paz en la justicia entre los dos pueblos cristianos, a la luz de los nombres de Jesús y de María, pero es rechazada esta propuesta, y Juana debe empeñarse en la lucha por la liberación de la ciudad, que tiene lugar el 8 de mayo. El otro momento culminante de su acción política es la coronación del Rey Carlos VII en Reims, el 17 de julio de 1429. Durante un año entero, Juana vive con los soldados, realizando entre ellos una verdadera misión de evangelización. Son numerosos sus testimonios sobre su bondad, su valor y su extraordinaria pureza. Es llamada por todos y ella misma se define “la doncella”, es decir, la virgen.

La pasión de Juana comienza el 23 de mayo de 1430, cuando cae prisionera en las manos de sus enemigos. El 23 de diciembre es conducida a la ciudad de Ruán. Allí se lleva a cabo el largo y dramático Proceso de Condena, que comienza en febrero de 1431 y acaba el 30 de mayo con la hoguera. Es un proceso grande y solemne, presidido por dos jueces eclesiásticos, el obispo Pierre Cauchon y el inquisidor Jean le Maistre, pero en realidad enteramente conducido por un nutrido grupo de teólogos de la célebre Universidad de París, que participan en el proceso como asesores. Son eclesiásticos franceses, que habiendo tomado la decisión política opuesta a la de Juana, tienen a priori un juicio negativo sobre su persona y sobre su misión. Este proceso es una página conmovedora de la historia de la santidad y también una página iluminadora sobre el misterio de la Iglesia, que, según las palabras del Concilio Vaticano II, es “al mismo tiempo santa y siempre necesitada de purificación” (LG, 8). Es el encuentro dramático entre esta Santa y sus jueces, que son eclesiásticos. Juana es acusada y juzgada por estos, hasta ser condenada como hereje y mandada a la muerte terrible de la hoguera. A diferencia de los santos teólogos que habían iluminado la Universidad de París, como san Buenaventura, santo Tomás de Aquino y el beato Duns Scoto, de quienes he hablado en algunas catequesis, estos jueces son teólogos a los que faltan la caridad y la humildad de ver en esta joven la acción de Dios. Vienen a la mente las palabras de Jesús según las cuales los misterios de Dios se revelan a quien tiene el corazón de los pequeños, mientras que permanecen escondidos a los doctos y sabios que no tienen humildad (cfr Lc 10,21). Así, los jueces de Juana son radicalmente incapaces de comprenderla, de ver la belleza de su alma: no sabían que condenaban a una Santa.

La apelación de Juana a la decisión del Papa, el 24 de mayo, fue rechazada por el tribunal. La mañana del 30 de mayo recibe por última vez la santa comunión en la cárcel, y justo después fue llevada al suplicio en la plaza del mercado viejo. Pidió a uno de los sacerdotes que le pusiera delante de la hoguera una cruz de la procesión. Así muere mirando a Jesús Crucificado y pronunciando muchas veces y en voz alta el Nombre de Jesús (PNul, I, p. 457; cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 435). Casi 25 años más tarde, el Processo di Nullità, abierto bajo la autoridad del Papa Calixto III, concluye con una solemne sentencia que declara nula la condena (7 de julio de 1456; PNul, II, p 604-610). Este largo proceso, que recoge la declaración de testigos y juicios de muchos teólogos, todos favorables a Juana, pone de relieve su inocencia y su perfecta fidelidad a la Iglesia. Juana de Arco fue canonizada en 1920 por Benedicto XV.

Queridos hermanos y hermanas, el Nombre de Jesús, invocado por nuestra santa hasta los últimos instantes de su vida terrena, fue como la respiración de su alma, como el latido de su corazón, el centro de toda su vida. El “Misterio de la caridad de Juana de Arco”, que tanto fascinó al poeta Charles Péguy, es este total amor a Jesús, y al prójimo en Jesús y por Jesús. Esta santa comprendió que el Amor abraza toda la realidad de Dios y del hombre, del cielo y de la tierra, de la Iglesia y del mundo. Jesús siempre estuvo en primer lugar durante toda su vida, según su bella afirmación: “Nuestro Señor es servido el primero”(PCon, I, p. 288; cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 223).

Amarlo significa obedecer siempre a su voluntad. Ella afirmó con total confianza y abandono: “Me confío a mi Dios Creador, lo amo con todo mi corazón” (ibid., p. 337). Con el voto de virginidad, Juana consagra de forma exclusiva toda su persona al único Amor de Jesús: es “su promesa hecha a nuestro Señor de custodiar bien su virginidad de cuerpo y de alma” (ibid., p. 149-150). La virginidad del alma es el estado de gracia, valor supremo, para ella más precioso que la vida: es un don de Dios que ha recibido y custodiado con humildad y confianza. Uno de los textos más conocidos del primer Proceso tiene que ver con esto: “Interrogada sobre si creía estar en la gracia de Dios, responde: Si no lo estoy, quiera Dios ponerme; si estoy, quiera Dios mantenerme en ella” (ibid., p. 62; cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 2005).

Nuestra santa vivió la oración como una forma de diálogo continuo con el Señor, que ilumina también su diálogo con los jueces y dándole paz y seguridad. Ella pidió con fe: “Dulcísimo Dios, en honor a vuestra santa Pasión, os pido, si me amáis, de de revelarme como debo responder a estos hombres de la Iglesia”(ibid., p. 252). Juana ve a Jesús como el “Rey del Cielo y de la Tierra”. De esta manera, en su estandarte Juana hizo pintar la imagen de “Nuestro Señor que sostiene el mundo” (ibid., p. 172), icono de su misión política. La liberación de su pueblo es una obra de justicia humana, que Juana cumple en la caridad, por amor a Jesús. El suyo es un bello ejemplo de santidad para los laicos que trabajan en la vida política, sobre todo en las situaciones más difíciles. La fe es la luz que guía ante cada elección, como testificará un siglo más tarde, otro gran santo, el inglés Tomás Moro. En Jesús, Juana contempla también la realidad de la Iglesia, la “Iglesia triunfante” del Cielo, y la “Iglesia militante” de la tierra. Según sus palabras “es un todo Nuestro Señor y la Iglesia” (ibid., p. 166). Esta afirmación citada en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 795), tiene un carácter verdaderamente heroico en el contexto del Proceso de Condena, frente a sus jueces, hombres de la Iglesia, que la persiguieron y la condenaron. En el amor de Jesús, Juana encontró la fuerza para amar a la Iglesia hasta el fin, incluso en el momento de la condena.

Me complace recordar como santa Juana de Arco tuvo una profunda influencia sobre una joven santa de la época moderna: Teresa del Niño Jesús. En una vida completamente distinta, transcurrida en la clausura, la carmelitana de Lisieux se sintió muy cercana a Juana, viviendo en el corazón de la Iglesia y participando en los sufrimientos de Jesús para la salvación del mundo. La Iglesia las ha reunido como Patronas de Francia, después de la Virgen María. Santa Teresa expresó su deseo de morir como Juana, pronunciando el Nombre de Jesús (Manoscritto B, 3r), la animaba el mismo amor hacia Jesús y hacia el prójimo, vivido en la virginidad consagrada.

Queridos hermanos y hermanas, con su testimonio luminoso, santa Juana de Arco nos invita a un alto nivel de la vida cristiana: hacer de la oración el hilo conductor de nuestros días; tener plena confianza en el cumplir la voluntad de Dios, cualquiera que esta sea; vivir en la caridad sin favoritismos, sin límites y teniendo, como ella, en el Amor de Jesús, un profundo amor a la Iglesia. Gracias.



©Copyright 2011 Libreria Editrice Vaticana

Santa Juana de Arco, mártir - 30 de mayo



Para conocer su hagiografía clickear sobre la imagen.

lunes, 30 de mayo de 2011

Santa Juana de Arco, mártir - 30 de mayo

Para conocer su hagiografía clickear sobre la imagen.

sábado, 29 de enero de 2011

"Santa Juana de Arco nos invita a una medida alta de la vida cristiana" - SS Benedicto XVI




"Queridos hermanos y hermanas, con su luminoso testimonio, santa Juana de Arco nos invita a una medida alta de la vida cristiana: hacer de la oración el hilo conductor de nuestras jornadas; tener plena confianza al cumplir la voluntad de Dios, cualquiera que sea; vivir la caridad sin favoritismos, sin límites y sacando, como ella, del amor a Jesús un profundo amor a la Iglesia."


"La liberación de su pueblo es una obra de justicia humana, que Juana lleva a cabo en la caridad, por amor a Jesús. El suyo es un hermoso ejemplo de santidad para los laicos comprometidos en la vida política, sobre todo en las situaciones más difíciles"

"Que a ejemplo de Santa Juana de Arco encontréis en el amor a Jesucristo la fuerza para amar y servir a la Iglesia de todo corazón."

26 de enero, 2011. Audiencia General.

viernes, 30 de julio de 2010

Sagrada Eucaristía, fortaleza y gozo de Santa Juana de Arco


"La misma fortaleza y gozo le fue dada a Santa Juana de Arco cuando se le permitió recibir la Sagrada Eucaristía antes de ir a su ejecución en la hoguera. Cuando Jesús entró a su oscura prisión, la santa cayó sobre sus rodillas, y encadenada, recibió a Jesús, y quedó absorta en la oración. Tan pronto como se le ordenó ir a su muerte, se levantó e hizo su jornada sin interumpir sus oraciones. Procedió hasta la estaca y murió en medio de las llamas, siempre en unión con Jesús, que permaneció en su alma y en ese cuerpo que fue sacrificado".

Fray Stefano Manelli, O.F.M. Conv., S.T.D., Santa Juana de Arco, 1973.

domingo, 30 de mayo de 2010

Imagenes de la Beatificación de Juana de Arco por San Pío X


San Pío X culminó con el proceso y por fin, el 18 de abril de 1909, Juana de Arco fue beatificada. Aquí algunas imagenes de este acontecimiento al cual poco tiempo despues le sucederia la canonización, el 16 de mayo de 1920 por el papa Benedicto XV.






El estandarte de Santa Juana de Arco


Santa Juana se hizo confeccionar un estandarte, que portaría en las batallas.

Se trataba de un estandarte blanco, adornado con varias flores de lis, con la inscripción "Jhesus Maria" de un lado y, del otro, con una imagen de Dios Padre sosteniendo el globo terraquio.

También le confeccionaron un pendón, siguiendo propias sus indicaciones, con la Anunciación como motivo principal.

En el juicio al que fue sometida por sus enemigos, declaró que prefería su estandarte a su espada.

El día de la coronación del Delfín en la catedral de Reims como rey de Francia bajo el nombre de Carlos VII, el 17 de Julio de 1429, Juana estuvo presente con su estandarte, al parecer en un lugar preferente, algo que se ha plasmado en cuadros como por ejemplo el famosísimo óleo de Jean Auguste Dominique Ingres, de 1854.

El estandarte desapareció en alguna parte de la región de Compiègne, cuando fue capturada por los borgoñones, y nunca más ha vuelto a ser visto.


Santa Juana de Arco, ¡ruega por nosotros! †

Tomado de: http://members.libreopinion.com/jeanne-d-arc/

Oración a Santa Juana de Arco


Amada y gloriosa Santa Juana de Arco, mi patrona especial, amiga y hermana en Cristo. En este día vengo delante de ti para agradecerte los favores que has obtenido para mi y mi familia y para pedirte tu continua intercesión junto con la Virgen María ante Jesús.

Ayúdame a luchar las batallas que Dios me envía todos los días con el mismo coraje y dedicación que tuviste tu. Aunque mis batallas pueden ser más pequeñas y diferentes a las que tu fuiste llamada, necesito la gracia para rendir mi voluntad a la de Dios todos los días

Así como llevaste una armadura física, ayúdame a ponerme la armadura espiritual a la que San Pablo nos invitaba a llevar y así permanecer siempre en estado de gracia.

Acompañame en mi hora postrera para que pueda entrar en la eternidad con fe en la divina misericordia de Dios sin importar la clase de muerte que me depare su voluntad.

Ayúdame a mantener mi vista en Jesús, en su crucifixión y en María Inmaculada. Obtenme la señal de la gracia que necesito en esa hora con el honor y privilegio de estar cerca de ti en la corte celestial junto con mi familia, San José y todos los santos y ángeles, alrededor de los tronos de Jesús y María por toda la eternidad.

Santa Juana, virgen y mártir, ruega por mí. Amén.

Santa Juana de Arco - 30 de mayo


Para conocer su hagiografía clickear sobre la imagen.

martes, 1 de diciembre de 2009

Las "voces" de Santa Juana


Uno de los puntos más polémicos en la historia de Juana de Arco fue su relato acerca de las voces y visiones que le guiaron a realizar la hazaña por la cual se convirtió en la heroína más grande de la Historia Universal.

A Juana le hablaron, además del Arcángel San Miguel, las vírgenes y mártires Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía. Juana era, como ellas, virgen y se convertiría en mártir y santa.

En los registros que se conservan del juicio a que fue sometida por sus enemigos, ha quedado sentado que ella, de alguna manera, se negó siempre a dar detalles sobre estos mensajes. Poco ha sido lo que se ha logrado esclarecer al respecto, pero una pequeña reflexión podría arrojar algo de luz: si Juana, a pesar de su ignorancia y de su humilde origen como pobre pastorcilla, mantuvo la ferviente voluntad de no irrespetar lo que Dios le había transmitido a través del Arcángel San Miguel y de las Santas Catalina y Margarita, al negarse a emitir ningún tipo de juicio o consideración al respecto, nos debe llevar a un sólo punto, Juana se consideró siempre un medio y no un fin.

Si bien se negó a dar detalles sobre el contenido de los mensajes, sí declaró bajo juramento inquisitorial que empezó a oír y ver cosas a partir de los doce años de edad, más o menos. Ésa era la que ella creía tener por entonces. Nunca hasta el juicio había contado la verdad total de lo que había vivido realmente a nivel extraordinario con las voces que escuchó a lo largo de su corta vida.

Al parecer, la primera vez, estaba en la parte trasera del huerto de su padre, tranquila, mientras realizaba algunas faenas de labriega, sabiendo que un poco más lejos, a su derecha la protegía la figura estática y pétrea de la iglesia del lugar. De repente un crujido estruendoso y una luz resplandeciente aparecieron de la nada proveniente exactamente de allí. Miró y no vio nada. Por encima de su cabeza, alguien empezó a hablar desde arriba. Ella quedó paralizada, llena de miedo y sin poder moverse. A pesar de que la voz era cálida y le susurró palabras de alegría, además de algunas de consuelo: "Sé buena y piadosa Juana. Grandes cosas se esperan de ti".

Días después sucedería el mismo fenómeno paranormal y luego una tercera ocasión. Pero en esta, la muchacha quiso entender que quien le hablaba era el Arcángel San Miguel. El Capitán de las huestes de los ejércitos celestiales, blandidor de la espada divina de la justicia, y cómo no, curiosamente el mismo San Miguel que estaba desde hacía años elegido como patrón de Francia. Al parecer esta voz nunca le dijo quién era ni ella lo preguntó. Por un tiempo tuvo dudas, pero como lo que le enseñó y aleccionó era para defender a su país llegó un momento en que la duda se desvaneció. Debió ser por los días en que lo vio por primera vez.

Ella lo describió como un ser alado y luminoso que descendía de los cielos. Manteniendo siempre el diálogo suspendido en el vuelo. Los encuentros terminaron siendo tan asiduos que eran hasta de tres por semana. Sin embargo, un día el ángel no vino sólo. Dos mujeres elegantemente ataviadas y con coronas de oro le acompañaban. Ella entendió que eran Santa Catalina y Santa Margarita, dos vírgenes mártires que entregaron su vida por la pasión de su fe. Pero los nombres tampoco parece ser que se los puso, otra que no fuera, ella misma. El ángel le vaticinó que por un tiempo ellas y no él serían las que vendrían a verla, para instruirla: "Ellas te visitaran en mi lugar, porque han sido designadas para guiarte y aconsejarte. Cree cuanto te digan y haz lo que te ordenen, porque esta es la voluntad de Dios".

Ella había sentido desde la más tierna infancia predilección por las vidas de estas dos santas. Tal vez por eso quiso "reconocerlas en estas dos mujeres luminosas". Dijo en el juicio que desprendían una fragancia muy envolvente y seductora.

Se postró ante ellas y obedeció haciendo voto de castidad perpetua. Durante cuatro años nadie supo de las experiencias de Juana, a excepción de su confesor que pudo haberse llevado el secreto a la tumba.

sábado, 30 de mayo de 2009

La flor de liz en el estandarte de Santa Juana de Arco


Tanto en el estandarte de Santa Juana de Arco como en su escudo familiar encontramos la "flor de lis". La "flor de lis" abunda en heráldica, pues son muchos los escudos familiares en que aparece, siendo éste asimismo el caso del escudo de armas de la familia de Santa Juana de Arco (derecha).

Fue precisamente en la patria de Santa Juana de Arco, Francia, donde se bautizó a este símbolo heráldico con el nombre de "fleur-de-lis", a veces escrito como "fleur-de-lys", en español "flor de lirio", pues la palabra francesa "lis" significa "lirio". Este símbolo representa una estilizada flor de lirio o lotus y tiene muchos significados. Tradicionalmente se ha utilizado para representar a la realeza francesa, dándosele el sentido de "perfección, luz y vida".

Existe en Francia una leyenda acerca de este símbolo: Un ángel le regaló a Clovis, el rey Merovingio de los Francos, un lirio de oro como símbolo de su purificación por su conversión al Cristianismo. Otros dicen que Clovis adoptó el símbolo cuando los lirios de agua le mostraron el camino para cruzar con seguridad un río y ganar una batalla.

En el siglo XII, el rey Luis VI o Luis VII (las fuentes están en desacuerdo) fue el primer monarca francés en usar la flor de lis en su escudo. Los reyes ingleses usaron más tarde el símbolo es sus armas para enfatizar sus reclamaciones sobre el trono de Francia. En el siglo XIV, la flor de lis fue a menudo incorporada en las insignias de familia que eran cosidas en el manto del caballero, que era usado por su propietario sobre la cota de mallas, de ahí el término "manto de armas". El propósito original de identificación en batalla derivó en un sistema de designación social de estatus después de 1483, cuando el rey Edmund IV estableció el Colegio de Heráldica para supervisar los derechos del uso de las insignias de armas.

Referente al tema que nos ocupa, Santa Juana de Arco llevaba un estandarte blanco que mostraba a Dios bendiciendo el emblema real francés, la flor de lis, cuando guió las tropas hacia la victoria sobre los ingleses en ayuda del Delfín, Carlos VII, en su lucha por el trono francés. Y la Iglesia Católica Romana utiliza el lirio como un emblema especial de la Virgen María. Debido a sus tres "pétalos", la flor de lis también ha sido usada para representar la Santísima Trinidad. También los cartógrafos la utilizaron en sus mapas como símbolo para indicar el norte.

Unidades militares, incluyendo divisiones del ejército de los Estados Unidos, han usado la "flor de lis" como símbolo del poder marcial y la fortaleza.

Oraciones a Santa Juana de Arco


Oración a Santa Juana, luchadora por la libertad

Santa Juana, tu valor y tu fe en Dios consiguieron grandes cosas.
Pido tu ayuda en la lucha por lo justo. Permíteme tener claros mis
propósitos y que la justicia sea mi afán. No me permitas renunciar
ante la dureza de las dificultades. Con tu ayuda no tengo miedo y
quiero emplear todas mis cualidades y todo mi esfuerzo.
Ésto te lo pido en nombre de Jesús.
Amén.



Oración a Santa Juana para que nos de fe

Ante tus enemigos, ante el hostigamiento, el ridículo y la duda,
te mantuviste firme en la fe. Incluso abandonada, sola y sin
amigos, te mantuviste firme en la fe. Incluso cuando encaraste
la muerte, te mantuviste firme en la fe. Te ruego que yo sea tan
inconmovible en la fe como tú, Santa Juana. Te ruego que me
acompañes en mis propias batallas. Ayúdame a perseverar
y a mantenerme firme en la fe.
Amén.

Santa Juana de Arco - 30 de mayo



La historia de Juana de Arco es muy interesante y hermosa, está llena de aventura y plagada de intriga. Esta joven campesina, que llegó a ser la más importante líder militar de la Francia de su momento, merece que conozcamos su vida, de solo 19 años. Juana vivió en el marco de una Francia acosada por la Guerra de los Cien Años, en contra de Inglaterra. Esta última estaba en posesión de gran parte de territorio francés, y pretendía obtener el resto.

"Nací en la aldea de Domrémy, que forma una sola con la de Greux", declara Juana en el proceso que hacia el fin de su vida le siguió la Inquisición. También dice: "Mi padre se llamaba Jaques d'Arc, y mi madre, Isabelle". Habría nacido hacia el año 1412, no hay seguridad en la fecha. Ella misma ignoraba su edad, como la mayoría de las personas de aquella época; no se le prestaba importancia como ahora, tampoco a los cumpleaños. El año nuevo ni siquiera comenzaba en la misma fecha entre una provincia y otra de Francia. Todos contestaban cuando se les preguntaba la edad: alrededor de 20; treinta y cinco, más o menos.

La verdadera otografía de su nombre no es segura, se puede encontrar en los documentos Darc, Tarc, Dare, Day, etc. La forma d'Arc ("de Arco" en español) aparecería un siglo y medio después de la muerte de Juana.

La mayor parte de su corta vida la pasó como campesina en la aldea de Domrémy, región de Lorena. Ella se ocupaba de los rebaños en algunas ocasiones, especialmente cuando se acercaban los soldados borgoñeses, aliados de los ingleses. Pero sobre todo, ella se encargaba de tareas domésticas. Su padre no era rico, pero sí un campesino acomodado, ya que alquilaba un castillo pequeño y derruido.

Juana era muy piadosa. No era alta, medía más o menos un metro y sesenta centímetros. Era hermosa, con morena cabellera y de ojos profundamente azules, contextura delgada y frágil, de mejillas sonrosadas y manos curtidas por el trabajo. Era virgen y muy religiosa.

Un día esta bella campesina, decidida por unas voces que escuchaba, emprende un largo viaje desde su aldea, con el objeto de presentarse ante el delfín de Francia, futuro rey Carlos VII. El 13 de Mayo de 1425 un tal Durant Laxart se presenta en la ciudad fortificada de Vaucoulers, con el objeto de ver a Robert de Baudricourt. Conduce a Juana, vestida con falda roja. Ella tiene algo que decirle a Baudricourt, dice que viene de parte de su Señor, para mandar al Delfín que se condujera bien, y que no hiciera la guerra a sus enemigos, pues el Señor le daría socorro antes de mediados de Cuaresma. Su señor era Dios, que le hablaba a Juana a través del arcángel San Miguel y de las santas Catalina de Alejandría y Margarita de Antioquía. Decía que el Señor quería que el Delfín fuese hecho rey y que dispusiera del reino y lo mandara, y que ella misma lo conduciría para hacerlo consagrar. No le dieron mucha importancia al asunto y la mandaron de vuelta a lo de su padre.

En 1429 Juana va de nuevo a Vaucoulers, otra vez acompañada por su tío Laxart. Baudricourt la recibe y constata que sigue con lo mismo, quiere ir a Chinon, donde se encuentra Carlos VII, aunque deba "usar sus piernas hasta las rodillas". Cuando Baudricourt le niega nuevamente ayuda a Juana, Jean de Metz, fiel de Carlos VII, que escuchaba, promete que la conducirá ante el rey.

Comienzan a organizar la partida. Ella cambia sus ropas de mujer por las de hombre, que ya no dejará de usar. La noticia corre rápidamente por Francia y la suegra de Carlos VII, Yolanda de Aragón, manda un mensajero diciendo que lleven inmediatamente a la doncella ante el delfín Carlos VII. En Vaucoulers la noticia produce un efecto enorme. Todos ofrecen ayuda a Juana, túnicas, calzas, polainas de cuero, espuelas y otras cosas. También un caballo. Es escoltada por varios hombres hasta Chinon. El 13 de febrero emprende la marcha. Andan durante las noches, para no ser detectados por los soldados ingleses y borgoñeses. En diez noches llegan a Chinon.

Allí llega Juana, vestida como hombre (jubón negro y calzas ajustadas), a los diecisiete años, con sus cabellos cortados en redondo alrededor de las orejas, sienes y nuca rapadas. Habían entre 300 y 400 personas con Carlos VII. Todos esperan a la doncella que dice venir de parte de Dios, hace dos días que Juana esté alojada cerca de ahí.

El rey decide poner a prueba a esta doncella: un familiar tomará su lugar, y él se pierde entre la multitud. Ella entra con una mirada serena y segura, con sólidos pasos se dirige directamente a Carlos VII, se inclina y con vos clara dice: Dios os dé larga vida, gentil delfín. El Rey de los Cielos me envía, dice ella, pues por mí seréis consagrado y coronado en Reims. Eres el verdadero heredero de Francia e hijo del rey. El delfín la lleva aparte y charlan por un rato, le hace una pregunta que solo Dios puede saber y Juana pasa la prueba.

Casi de inmediato le dieron casa, un escudero, dos pajes, un limosnero, un mayordomo y dos heraldos de armas. Carlos VII le confía el mando de su ejército y se hace aconsejar por ella. Pero todo después de las pruebas.

Días más tarde se encuentra en Poitiers, ante un consejo que la examinará. El consejero del rey, Jean Rabateau, y abogado del parlamento presta su casa para el interrogatorio, que dura tres semanas. Ella responde a todas las preguntas viva y tranquila, y explica por qué ha contactado al delfín. Les cuenta sobre las voces que escucha, cómo le dijeron que acudiera en ayuda de Francia, cómo tenía que ir a Vaucoulers, etc. ¿Qué lenguaje habla tu voz?, preguntan, "mejor que el vuestro", contesta ella. ¿Crees en Dios? "Sí, mejor que vos", responde Juana altivamente. Se le pide un signo como prueba de que debe su misión a Dios, y ella dice "en el nombre de Dios, no he venido a Poitiers a mostrar signos, pero conducidme a Orleáns y os mostraré el signo para el cual he sido enviada". Orleáns estaba siendo sitiada por los ingleses y Juana pretendía salvar la ciudad. El interrogatorio llega a su fin, y los prelados reconocen que en ella no hay ningún mal ni nada contrario a la fe católica.

Pero todavía no puede asumir el mando del ejército, porque queda el examen de virginidad, reclamado por el arzobispo de Embrun. Él dice que si Juana es una enviada del demonio, seguramente no será virgen. También pasa este examen.

Parte finalmente hacia Tours, donde constituye su casa militar. Allí le fabrican una armadura. Y allí ella rechaza las espadas que le ofrecen, pide una que, según ella esta en Santa Catalina de Fierbois, "que busquen detrás del coro de la iglesia, allí habrá una espada enterrada", dice Juana. Van y la encuentran. "Supe que estaba allí porque me lo dijeron mis voces...".

También en Tours le otorgan un estandarte. Allí acuden sus dos hermanos Pierre y Jean a reunírsele, combatirán a su lado.

Se dirige a Blois, donde se le otorgarán soldados y dinero. Juana dirige a sus soldados de entrada, ríe con ellos, los comprende y se hace comprender. Es difícil creerlo en estos tiempos, pero sus soldados se dirigían a ella con total respeto. El duque de Aleçon dirá mas tarde: "A veces, durante la guerra, dormí con ella al aire libre; yo y otros hombres de armas. Pude verla cuando se ponía la armadura, y entrever su pecho, que era muy bello; no obstante, nunca sentí por ella malos deseos".

Al fin, Juana lidera el ejército hacia Orleáns. En solo ocho días se logra liberar la ciudad. Los franceses fueron vencidos en las primeras salidas, pero desde que Juana en persona encabezó el asalto todo cambió y la ciudadela fue tomada. Al comienzo del ataque Juana puso ella misma una escalera contra la muralla de la ciudad. Fue herida por un flechazo en el hombro, ella se arranco la flecha y se curo a si misma aplicando tocino y aceite sobre la herida.

Antes de conducir al rey hacia Reims para ser coronado, dice Juana que hay que limpiar el país del Loire de ingleses. En todas partes los ingleses son vencidos por Juana, se doblega, huyen. Toma varias ciudades en solo cinco días, del 12 al 17 de junio. El 18 se lleva a cabo la gran batalla de Patay, donde Juana vence a los ingleses, dejando 2000 de ellos muertos en el campo de batalla. Juana ya tiene muy mala fama en Inglaterra, y se la tacha "de un discípulo y espía del Maligno, llamado la Doncella".

Las ciudades caen ante Juana como frutos maduros. Troyes se rinde a Carlos VII. Unos años antes, Isabel (madre de Carlos VII) había firmado un tratado mediante el cual abandonaba Francia a los ingleses, pisoteando los derechos de Carlos al titulo de rey de Francia. Finalmente llegan a Reims, donde Carlos VII será coronado rey de Francia.

A Juana solo le queda un sueño: echar a los ingleses del suelo francés. El ahora rey Carlos irá junto a Juana a luchar los combates decisivos. Pero el rey negocia secretamente con los insurrectos que están del lado de los ingleses. Juana quiere pelear hasta el agotamiento, pero Carlos prefiere la diplomacia. Pronto Juana se convierte en una fastidiosa para el rey. Ellas sigue guerreando, los pueblos son liberados y la gente delira ante su presencia, besan sus vestimentas. Luego de mucho trabajo decide al rey a que la deje sitiar París, que estaba en poder de los ingleses. El 8 de septiembre, Juana recibe una herida, y el rey ordena la retirada. Se aleja hacia el Loire y el ejército real es licenciado.

El rey, acaso para cortarle las alas, le otorga blasón y títulos de nobleza. Juana sigue batiéndose, pero sólo le confían un pequeño ejército. Y se le autoriza a guerrear en operaciones secundarias. Pero ella igual se las arregla para tomar ciudades. Los fracasos llegan, pero por la falta de víveres y dinero, estaba casi abandonada por el rey.

Jean de Luxembourg amenaza a Compiègne (fiel al rey) en nombre del duque de Bourgogne. Juana se arroja sobre la ciudad en peligro. Entra en ella por el bosque muy temprano a la mañana. El mismo día, hacia las seis de la tarde, intenta una salida contra los sitiadores. Cuando ella se disponía a presentar batalla a Luxembourg, acuden los ingleses de Montgomery, cortándole toda posibilidad de retirada. Entre dos fuegos, los compañeros de Juana ceden. Guillaume de Favy y sus soldados se abren camino hasta las puertas de la ciudad y entran en ella. Juana, en la retaguardia, los sigue con su hermano Pierre y su intendente Jean d'Aulon. Cuando llega ante la puerta ve, enloquecida, que el puente levadizo se alza ante su nariz. Fue vendida. Los borgoñeses la rodean y es arrojada a tierra por un arquero, y por el peso de su coraza Juana no puede levantarse. Es tomada prisionera, ya no volverá a ser libre hasta su muerte.

Juana será entregada a los ingleses y conducida a Rouen. Luego de nueve meses de prisión, el 21 de febrero de 1431 comienza, como consecuencia de intrigas inglesas, un proceso iniciado por la Santa Inquisición, pero que mezcla religión y política. En este proceso, la pequeña campesina devenida líder militar, enfrenta a una jauría hambrienta. Solo quieren condenarla y difamarla. Ella los domina, les cierra el pico, los irrita. Les daba mucho trabajo. Respondía con mucha prudencia y sabiduría, demasiado para ser una campesina analfabeta. El obispo de Beauvais, Pierre Cauchon lidera el interrogatorio. Están presentes 45 hombres de iglesia como tribunal.

Juana permanece durante su cautiverio y durante los cuatro meses del proceso totalmente encadenada, no le sacan las cadenas ni para dormir. Duerme en una celda custodiada por soldados ingleses, que duermen dentro de la celda. Juana intentó escapar, por eso tantos recaudos. Antes de ser entregada a los ingleses trato de escapar de los borgoñeses, saltando desde lo alto de la torre de un castillo. Por suerte, no sabría decir si mala o buena, cayo en el agua de una zanja, tardó varios días en reponerse de la caída.

En el proceso le preguntan sobre sus voces: "¿Cómo eran? ¿Qué decían?". Muchas cosas le preguntan durante todos esos meses de interrogatorio. Pero Juana se conduce muy hábilmente ante estos doctores. La quieren llevar por el camino del mal, quieren probar que es idólatra, o sea que adora a objetos en vez de a Dios. También quieren probar que es hereje, o sea que no reconoce a la Iglesia como intermediaria entre Dios y el pueblo. Juana dice que sólo obedece a Dios, el cual se manifiesta ante ella a través de las voces; esto les da pie para la acusación de herejía. Las demás acusaciones las inventan.

Finalmente, el 23 de Mayo se le pide que renuncie a todo lo que a dicho, que jure que es mentira que oye voces, pero Juana mantiene lo que ha dicho.

El 24, se la lleva ante una inmensa hoguera. A los lados de la hoguera hay dos tribunas, en una se ubican los miembros del tribunal y algunos dignatarios ingleses y en la otra está Juana. Mucha gente apretujada asiste al espectáculo. Juana, ante la amenaza de la hoguera, se resigna y dice "haré lo que ustedes quieran". De inmediato un inglés saca una hoja, preparada previamente, en la cual están las acusaciones. Juana tiene que firmar admitiendo que invento todo o será quemada en la hoguera. Coaccionada, admite ser hereje, que jamás escuchó voces y que no volverá a vestir ropas de hombre; firma con una cruz, ya que no sabía escribir.

Al terminar, Juana estalla en carcajadas. Los dignatarios ingleses se enfurecen. A Juana se le había prometido la libertad a cambio de la abjuración, pero el obispo Cauchon tranquiliza a los ingleses: la condena a prisión perpetua.

Tres días mas tarde Juana aparece vestida nuevamente como hombre. ¿Qué pasó? Esto la condenaría a la hoguera nuevamente. Pero lo que pasaba era que Juana seguía siendo prisionera de los ingleses, no la mandaron a una prisión eclesiástica ni a una de mujeres. Por lo tanto solo tenían que obligarla a vestir como hombre para que la Inquisición la condenara a la hoguera, los ingleses la querían muerta.

El 28 el tribunal se reúne en su celda y le pregunta por que se vistió otra vez como hombre, y ella contesta: "lo he hecho porque era lo mas indicado ya que me encuentro rodeada de hombres, y lo he hecho porque no se ha cumplido lo que se me prometió". La realidad era que los guardianes le habían confiscado los vestidos de mujer, y otros aseguraban que un oficial inglés había intentado violarla. Ella dice: "Prefiero morir antes que estar encadenada. Si se me permite ir a misa, que se me quiten las cadenas y que me custodien mujeres, me portaré bien". "¿Has oído tus voces?", le preguntan, y Juana contesta que sí. Con eso terminó de condenarse, ya que había jurado que era mentira. La hoguera la espera.

En el viejo mercado de Rouen se levantó la hoguera, en la cúspide del montón de leña la atan a Juana. Se dio un pequeño sermón, se leyó rápido la sentencia, y se prendió la hoguera. Las llamas comienzan a lamerla, la envuelven, le queman las carnes, los músculos, los huesos. Ella grita varias veces "Jesús". Pasan cuatro horas antes de que se reduzca a cenizas. Sus entrañas y su corazón no se quemaron. El cardenal inglés de Winchester ordenó que se los arrojase al río.

Veinticinco años después se inicia, en la misma ciudad que la vió arder, un proceso contra los que enjuiciaron a Juana, en el cual se la declara inocente de todos los cargos y se anula el anterior proceso. El 11 de Abril de 1909, más de 500 años después, se la beatifica, y el 16 de Mayo de 1920 el Papa Benedicto XV la canoniza como Santa Juana de Arco. ■


Santa Juana de Arco, ¡ruega por nosotros! †

martes, 20 de enero de 2009

Santa Juana de Arco – La Castidad y el Patriotismo

“En el estandarte de Juana están inscriptos los dos nombres: “Religión y Patria”, amor a Dios y amor al prójimo” San Pío X

Pese a los siglos transcurridos, los santos siempre son actuales. Y Santa Juana de Arco es, sin dudas, un ejemplo de dos virtudes cristianas hoy venidas a menos: la castidad y el patriotismo.
La castidad en su forma perfecta de la virginidad, que tuvo que defender en situaciones tan difíciles, como las que suponen los campamentos guerreros, o la cárcel. En la que franceses traidores e ingleses ensañados, la quisieron someter a toda clase de vejámenes.
El patriotismo, como una prolongación del mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre”. Patriotismo que le lleva a dejar (a los 17 años) su casa paterna, con la seguridad que le brindaba, y luchar contra la desesperanza de un pueblo que se sentía vencido, y la abulia de un rey lleno de complejos e indecisiones. Patriotismo, que lleva a enfrentar los intereses mezquinos, las ambiciones bastardas, las dilaciones y traiciones de quienes buscan su interés o los de su sector, por encima de los intereses supremos de la patria.
Hoy, como en tiempos de Santa Juana de Arco, la castidad y el patriotismo (como prolongación y extensión del amor a los padres), siguen siendo vigencia. A partir de lo que exige la Ley inmutable de Dios y la naturaleza misma del hombre, “hecho a imagen y semejanza de Dios”.

Monseñor Jorge Gottau, Obispo de Añatuya. Texto extractado de la presentación del libro Santa Juana de Arco Vida Popular, de Fray Contardo Miglioranza. Misiones Franciscanas Conventuales, Editorial Claretiana.1990.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...