jueves, 24 de junio de 2010

Su Santidad destaca la admirable y fructífera armonía de la razón y la fe en la obra de Santo Tomás de Aquino


El Papa Benedicto XVI ha presidido ayer mañana la audiencia general de los miércoles, en el aula Pablo VI del Vaticano. En la misma han participado, según informa Radio Vaticano, miles de fieles procedentes de todo el mundo. Benedicto XVI ha centrado la catequesis de hoy en Santo Tomás de Aquino, llamado Doctor Angelicus. La última, ha manifestado el Pontífice – que dedica a este santo teólogo del periodo medieval.

Benedicto XVI ha comenzado la catequesis sobre Santo Tomás de Aquino recordando la obra monumental del Aquinate, la Summa Theologiae, en la que, “la aplicación de la inteligencia humana a los misterios de la fe procede con claridad y profundidad”. En la Summa – ha explicado el Papa – Santo Tomás “parte del hecho que existen tres modos diversos de la existencia de Dios”.

Hablando de los Sacramentos – ha recordado el Pontífice – Santo Tomás se detiene de manera particular en el Misterio de la Eucaristía, por el que “tenía una grandísima devoción, hasta el punto que, según los antiguos biógrafos, solía acercar la cabeza al Sagrario, como para poder oír palpitar el Corazón divino y humano de Jesús”. Una devoción y un acercamiento que el Papa ha exhortado a seguir.

“¡Participando en la Santa Misa con recogimiento, para obtener los frutos espirituales, alimentémonos del Cuerpo y de al Sangre del Señor, para estar incesantemente alimentados por la Gracia divina!” “¡Detengámonos voluntaria y frecuentemente, de tu a tu, en compañía del Santísimo Sacramento!”

Este ha sido el resumen que Benedicto XVI ha hecho en español para los fieles de nuestra lengua presentes en la Aula Pablo VI:

Queridos hermanos y hermanas:

Concluyo en el día de hoy las catequesis dedicadas a Santo Tomás de Aquino. Como afirmaba mi amado Predecesor el Papa Pablo Sexto, las enseñanzas de este gran teólogo mantienen hoy toda su vigencia y, en cierta manera, todos los hijos de la Iglesia “podemos y debemos ser sus discípulos”.
La obra cumbre de Santo Tomás es la Summa Theologiae, donde expone de manera precisa, lúcida y pertinente las verdades de fe que brotan de las Sagradas Escrituras y de las enseñanzas de los Santos Padres. En la Summa, Santo Tomás parte de que hay tres modos diversos de la existencia de Dios. El primer modo: Dios existe en sí mismo, es el principio y el fin de todo, y todas las criaturas proceden y depende de Él. El segundo: Dios se hace presente a través de la Gracia en la vida del cristiano, de los santos. Y el tercero y último: Dios está presente de manera especial en la Persona de Cristo y en los Sacramentos, donde se perpetúa su misión redentora. Bajo este triple esquema, se articula esta obra monumental.
Así mismo, todo lo que Tomás ilustró en su pensamiento teológico, lo expuso en su predicación. Por ejemplo, algunos de sus sermones han quedado recogidos en un libro titulado Opúsculos. En él, el Santo explica el Símbolo de los Apóstoles, interpreta el Padre Nuestro, ilustra los Mandamientos y comenta el Ave María. Por lo tanto, la actualidad de su pensamiento queda patente cuando comprobamos que el esquema de los Opúsculos coincide casi en todo con la actual estructura del Catecismo de la Iglesia Católica.

Saludo a los grupos de lengua española, en particular a los miembros de la Asociación pública de Fieles “Hogar de la Madre”, así como a los demás fieles provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. Os invito a todos, a imitación de Santo Tomás de Aquino, a profundizar, mediante el estudio y la oración, en los grandes misterios de la fe.

Muchas gracias.
Como es habitual el Papa ha saludado en diversas lenguas a los grupos de fieles presentes en el aula Pablo VI del Vaticano. Hablando en polaco, Benedicto XVI ha dado su cordial bienvenida, de modo particular, a los diáconos del Seminario Mayor de Cracovia. Tras enviar, a través de ellos, su saludo y bendición a todos los seminaristas de Polonia, les ha pedido que sean gratos a Dios por el don de la vocación, que la cuiden y que con la vida ejemplar susciten el valor de aquellos a quienes el Señor llama, a fin de que no duden en responder: “¡Heme aquí, envíame!” (Is 8, 8).

Al saludar a los peregrinos de la parroquia de la Natividad de María de Jimramov de la República Checa, el Pontífice, recordándoles que mañana celebraremos la fiesta de san Juan Bautista, les dijo que la vocación de este gran Profeta fue la de preparar el camino a nuestro Señor. “También nosotros –ha afirmado textualmente- cada uno según su propia vocación, debemos llevar a Cristo al mundo de hoy. Y les ha pedido que sean fuertes en el Señor.

Dirigiéndose a los fieles y estudiantes procedentes de Eslovaquia, el Obispo de Roma les ha deseado que su peregrinación a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo los colme de nuevo celo en el camino del testimonio cristiano, y ha bendecido a los presentes así como a sus seres queridos.

Hablando en húngaro el Santo Padre ha saludado a los peregrinos procedentes de la archidiócesis de Alba Iulia y de la diócesis de Szombathely. Y al recordarles que esta semana celebraremos la fiesta del Rey San Ladislao les ha deseado que su ejemplo los consuele en la fe.

En italiano el Pontífice ha saludado a los fieles de la parroquia de San Gavino mártir, en Camposanto; así como a los militares del 37° Escuadrilla de la Aeronáutica, de Trapani; y a los representantes de la Asociación “Horizonte Enfermos”. A todos ellos les ha agradecido esta visita y mientras les ha exhortado a renovar los propósitos de generoso testimonio cristiano, ha invocado sobre cada uno la asistencia continua del Señor.

Como siempre el Santo Padre ha saludado, antes de concluir la audiencia general a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Hoy celebramos la memoria litúrgica de san José Cafasso y el 150 aniversario de su muerte. Que el ejemplo de esta atractiva figura de sacerdote ejemplar, a quién quiero dedicar la próxima catequesis del Miércoles, os ayude a vosotros jóvenes a experimentar personalmente la fuerza liberadora del amor de Cristo, que renueva profundamente la vida del hombre; que os sostenga a vosotros, queridos enfermos, para que ofrezcáis vuestros sufrimientos por la conversión de quien es prisionero del mal; y que os anime a vosotros, queridos recién casados, a ser señal de fidelidad de Dios también con el perdón recíproco, motivado por el amor.

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