¡Oh Corazón amantísimo de Jesús!,
coronado por la Santa Cruz,
árbol frondoso que se nutre con tu Sangre Preciosísima!;
en unión de todos los Santos y almas fervorosas
que en todos los tiempos y lugares te han amado,
te adoro, te amo con todo mi corazón;
y para darte una prueba más patente de mi afecto,
renuevo y te ofrezco las promesas
que hice en el santo Bautismo,
prefiriendo tu gracia y tu amor
a todas las riquezas de la tierra.
Dame, en cambio, Señor,
los verdaderos tesoros y riquezas celestiales,
que son las virtudes de tu divino Corazón
que, como flores olorosas brotan al pie de tu Cruz,
rociadas y regadas con tu preciosa Sangre.
Amén.
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