Por la autoridad de Dios Todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y la sin mancilla Virgen María, madre y patrona de nuestro Salvador, y de todas las Virtudes Celestiales, Angeles, Arcángeles, Tronos, Dominios, Poderes, Querubines y Serafines, y de todos los Apóstoles y Evangelistas, de los Santos Inocentes, que a ojos del Cordero son hallados dignos de cantar los nuevos cánticos de todos los Santos Mártires y Santos Confesores, y de todas las Santas Vírgenes, junto con los Santos Elegidos de Dios, ¡que la bendición de Dios llegue a nosotros!
Que el Padre, que crea al hombre, nos bendiga.
Que el Hijo, que sufrió por nosotros, nos bendiga.
Que el Espíritu Santo, que se derrama en el bautismo, nos bendiga.
Que la Santa Cruz, a la cual Cristo, por nuestra salvación, triunfando sobre sus enemigos, ascendió, nos bendiga.
Que Santa María, siempre Virgen y la Madre de Dios, nos bendiga.
Que San Miguel, el Abogado de las Almas Santas, nos protega.
Que los Angeles, Principados y Potestades, y todos los Ejércitos Celestiales nos protegan.
Que el glorioso grupo de los Patriarcas y Profetas rueguen por nosotros.
Que San Juan el Precursor, San Juan el Bautista, y San Pedro, y San Pablo, y San Andrés, y todos los otros Apóstoles de Cristo juntos, rueguen por nosotros.
Y que todo el resto de los Discípulos y Evangelistas, que por su predicación convirtieron al universo, y la santa y maravillosa compañía de Mártires y Confesores, que por sus obras son hallados agradables a Dios Todopoderoso, que el santo coro de la Sagrada Virgen, quienes por el honor de Cristo, han despreciado las cosas de este mundo, rueguen por nosotros.
Que todos los Santos desde el principio del mundo hasta las edades eternas, que sean hallados que son amados de Dios, rueguen por nosotros.
Y que el Cielo, con todos los poderes que se mueven en él, sea nuestro amparo y nuestra meta, para que algún día gozemos juntos en la Patria Celestial de la presencia de Dios Padre Todopoderoso, en la unidad del Espíritu Santo, que junto a Jesucristo son Un solo Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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