¡Ojalá yo, siendo un instrumento dócil en las manos del sumo Dios,
consiga con mis ruegos ser ligado a la Virgen Madre por un vínculo
de devota esclavitud y vivir sirviéndola continuamente!
Pues los que no aceptáis que María sea siempre Virgen;
los que no queréis reconocer a mi Creador por Hijo suyo,
y a Ella por Madre de mi Creador;
si no glorificáis a este Dios como Hijo de Ella,
tampoco glorificáis como Dios a mi Señor.
No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada
a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones;
los que no rendís honor a la Madre del Señor
con la excusa de honrar a Dios su Hijo.
Sin embargo yo, precisamente por ser siervo de su Hijo,
deseo que Ella sea mi Señora; para estar bajo el imperio de su Hijo,
quiero servirle a Ella; para probar que soy siervo de Dios,
busco el testimonio del dominio sobre mi de su Madre;
para ser servidor de Aquel que engendra eternamente al Hijo,
deseo servir fielmente a la que lo ha engendrado como hombre.
Pues el servicio a la Esclava está orientado al servicio del Señor;
lo que se da a la Madre redunda en el Hijo;
lo que recibe la que nutre termina en el que es nutrido,
y el honor que el servidor rinde a la Reina viene a recaer sobre el Rey.
Por eso me gozo en mi Señora, canto mi alegría a la Madre del Señor,
exulto con la Sierva de su Hijo, que ha sido hecha Madre de mi Creador
y disfruto con Aquélla en la que el Verbo se ha hecho carne.
Porque gracias a la Virgen yo confío en la muerte de este Hijo de Dios
y espero que mi salvación y mi alegría venga de Dios siempre y sin mengua,
ahora, desde ahora y en todo tiempo y en toda edad
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración de San Ildefonso de Toledo
(del Libro de la perpetua virginidad de Santa María)
consiga con mis ruegos ser ligado a la Virgen Madre por un vínculo
de devota esclavitud y vivir sirviéndola continuamente!
Pues los que no aceptáis que María sea siempre Virgen;
los que no queréis reconocer a mi Creador por Hijo suyo,
y a Ella por Madre de mi Creador;
si no glorificáis a este Dios como Hijo de Ella,
tampoco glorificáis como Dios a mi Señor.
No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada
a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones;
los que no rendís honor a la Madre del Señor
con la excusa de honrar a Dios su Hijo.
Sin embargo yo, precisamente por ser siervo de su Hijo,
deseo que Ella sea mi Señora; para estar bajo el imperio de su Hijo,
quiero servirle a Ella; para probar que soy siervo de Dios,
busco el testimonio del dominio sobre mi de su Madre;
para ser servidor de Aquel que engendra eternamente al Hijo,
deseo servir fielmente a la que lo ha engendrado como hombre.
Pues el servicio a la Esclava está orientado al servicio del Señor;
lo que se da a la Madre redunda en el Hijo;
lo que recibe la que nutre termina en el que es nutrido,
y el honor que el servidor rinde a la Reina viene a recaer sobre el Rey.
Por eso me gozo en mi Señora, canto mi alegría a la Madre del Señor,
exulto con la Sierva de su Hijo, que ha sido hecha Madre de mi Creador
y disfruto con Aquélla en la que el Verbo se ha hecho carne.
Porque gracias a la Virgen yo confío en la muerte de este Hijo de Dios
y espero que mi salvación y mi alegría venga de Dios siempre y sin mengua,
ahora, desde ahora y en todo tiempo y en toda edad
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración de San Ildefonso de Toledo
(del Libro de la perpetua virginidad de Santa María)
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