sábado, 16 de mayo de 2009
San Juan Nepomuceno - 16 de Mayo
Su apellido era Wolfin. Nació hacia el año 1345 en la aldea de Pomuk o Nepomuk, situada en la Bohemia Meridional. Hijo de unos labradores pobres y huérfano desde muy niño, los monjes del vecino monasterio cisterciense se hicieron cargo de él.
Los estudios superiores los realizó en la universidad de Praga. Llegó a ser promovido al sacerdocio y su carrera fue ascendente: párroco, vicario del arzobispo y confesor de la reina. Se lo conocía como un sacerdote digno, piadoso, humilde, celoso pastor, caritativo y fiel cumplidor de su apostolado.
Wenceslao I, rey de Bohemia, nombró a Juan Nepomuceno, confesor de la reina. Wenceslao nada sabía sobre la doctrina de Jesús y, aunque aparentemente se presentaba como cristiano, su interior estaba lleno de pasiones desordenadas.
Según la tradición un día el rey reclamó la presencia del sacerdote.
- Juan -le dijo-, necesito saber los secretos del corazón de la reina. Tú los has escuchado de sus propios labios, como confesor, en el sacramento de la penitencia.
- No - repuso éste -; no puedo revelarlos majestad. Es un pedido sacrílego. Mi religión me lo prohibe. Prefiero morir a ser un mal sacerdote, quebrantando el secreto de la confesión.
Wenceslao dio unos pasos. De pronto, la ira se apoderó de él.
- ¡Soldados! -vociferó-. ¡Castigad a este hombrecito!
Lo apalearon con bárbaro rigor. El propio rey aplicó una tea encendida al cuerpo del mártir, quien se retorcía de dolor sin pronunciar una sola palabra.
Transcurrieron varias semanas, y, cuando sus llagas y heridas curaron, volvió el sacerdote a sus oficios divinos.
Retornaba de la casa de un moribundo, donde había acudido a auxiliarlo con los últimos sacramentos, cuando Wenceslao lo vio desde el balcón del palacio y de inmediato requirió su presencia.
-¿Estás dispuesto ahora a hablar? ¿Puedo enterarme de los pecados de la reina, mi esposa?
Y otra vez obtuvo el mismo silencio. Juan fue atado de pies y manos. Desde un puente que atraviesa el Moldava, en el corazón de Praga, el sacerdote, fiel a su secreto de confesión, encontró la muerte en el río. Era el año 1393.
San Juan Nepomuceno es patrono de Bohemia y Moravia, y del secreto de confesión. También es considerado patrono de la fama y el buen nombre. Sus reliquias se guardan en Praga, en la iglesia metropolitana de San Vito.
Autor: Padre Ángel Amo
Fuente: catholic.net
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