jueves, 26 de febrero de 2009
Oración de San Cirilo de Alejandría a María Madre de Dios - Pronunciada en el Concilio de Éfeso
Te saludamos, María, madre de Dios,
tesoro digno de ser venerado por todo el orbe,
lámpara inextinguible, corona de la virginidad,
trono de la recta doctrina, templo indestructible,
lugar propio de aquel que no puede ser contenido en lugar alguno,
madre y virgen, por quien es llamado bendito,
en los santos Evangelios, el que viene en el nombre del Señor.
Te saludamos a ti, que encerraste en tu seno virginal
a aquel que es inmenso e inabarcable; a ti,
por quien la Santa Trinidad es adorada y glorificada;
por quien la cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el orbe;
por quien se alegran los ángeles y arcángeles;
por quien son puestos en fuga los demonios;
por quien el diablo tentador cayó del cielo;
por quien la creatura, caída en el pecado, es elevada al cielo;
por quien toda la creación, sujeta a la insensatez de la idolatría,
plega al conocimiento de la verdad;
por quien los creyentes obtienen la gracia del bautismo
y el oleo de la alegría;
por quien han sido fundamentadas
las iglesias en todo el orbe de la tierra;
por quien todos los hombres son llamados a la conversación.
Y ¿qué más diré? Por ti el hijo unigénito de Dios
ha iluminado a los que vivían en tinieblas y en sombra de muerte;
por ti los apóstoles predicaron la salvación a los gentiles;
por ti los muertos resucitan;
por ti reinan los reyes, por la satísima Trinidad.
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