sábado, 7 de febrero de 2009
Ecumenismo Un atentado a la unidad de la Iglesia
Porque la unidad de la fe es el "fundamento necesario" de la "armonía de las voluntades" y de las "concordancia de las acciones" (56), en resumen, de toda unidad en la Iglesia, de allí se sigue que cada vez que la jerarquía reclama "unidad de comunión" o de "gobierno" en oposición más o menos grave con la "unidad de la fe", atenta contra la unidad de la Iglesia.
León XIII lo advertía desde 1899, en la Testem benevolentiae:"Ellos (los obispos americanistas) sostienen, en efecto, que para ganar los corazones de los extraviados es oportuno callar ciertos puntos de doctrina, como si fueran de menor importancia, o atenuarlos al punto de no dejarles el sentido al cual la Iglesia se sujetó siempre. No hay necesidad de largos discursos para mostrar cuán condenable es la tendencia de esta concepción... Tampoco hay que pensar que no hay ninguna falta en ese silencio con el cual se quiere cubrir ciertos principios de la doctrina católica para envolverlos en la oscuridad del olvido. Pues todas esas verdades que forman el conjunto de la doctrina cristiana no tienen más que un solo Autor y Doctor...
"Que se cuide, entonces; el no suprimir nada de la doctrina recibida de Dios, no omitir nada por ningún motivo; pues aquel que lo hiciera tendería más bien a separar a los católicos de la Iglesia, que atraer a la Iglesia a los que están separados. Que ellos vuelvan es nuestro mayor deseo, sin duda; que vuelvan todos aquellos que andan errantes lejos del redil de Jesucristo, pero no por otra vía más que la que el mismo Cristo ha mostrado". Todo comentario es superfluo. León XIII advierte aquí claramente que el ecumenismo irénico atenta contra la pureza y la integridad de la Fe y; por eso mismo contra la unidad de comunión en la Iglesia. No es necesario demostrar que es, justamente, ese ecumenismo pregonado desde el Vaticano 11, el que destroza la unidad de la Iglesia, y que continuar sobre el camino "irreversible" de este ecumenismo, equivale a continuar comprometiendo la integridad y la pureza de la Fe, lo que ilustra perfectamente la iniciativa de Asís.
Destaquemos todavía que León XIII dice "tendería a separar a los católicos de la Iglesia", porque de hecho nadie puede separar al católico de la iglesia si él mismo no se separa culpablemente: el motivo de separación temporal con las orientaciones de la jerarquía no equivale a separarse de la Iglesia. Al contrario, el Diccionario de Teología Católica escribe: "Los teólogos medioevales, los de los siglos XIV,XV y XVI, al menos, tienen el cuidado deseñalar que el cisma es una separación ilegítima (en cursiva en el texto) de la unidad de la la Iglesia, pues, dicen, podría haber una separación legítima, como si alguno rechazara obedecer a un Papa que mandara una cosa mala o indebida (Torquemada, Summa de Ecclesia). La consideración puede parecer superflua (no lo es hoy) y se puede pensar que como en el caso de excomunión injusta, habría una separación de la unidad puramente exterior y putativa" (57)
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