nació en Gran, la actual Esztergom, en Hungría, en el seno de la familia de la nobleza real húngara.
San Esteban nació con el nombre de Vaik, hijo de Geza, príncipe de los magiares, o sea los húngaros, y de su mujer cristiana Sarolt. Recibió una buena educación cristiana, y según la tradición padre e hijo fueron bautizados juntos por San Adalberto de Praga.
Hacia el año 995, Esteban, o István en húngaro, se casó con Gisela de Baviera, hermana de quien sería el emperador Enrique II. Dos años más tarde Esteban se convirtió en príncipe de Hungría.
Por su historia, Hungría había sido fundada por las siete tribus magiares, de características nómadas, que tuvieron como rey a Árpád, el bisabuelo de San Esteban.
Como monarca, San Esteban comprendió que la única forma en que su pueblo podría ser aceptado y sobrevivir de manera independiente era transformándolo en un reino cristiano, por lo que se dio a la tarea de evangelizarlo.
Se le opuso su pariente y rival Koppány, a quien derrotó, consiguiendo unificar a los 39 condados magiares bajo una sola corona húngara.
En la Navidad del año 1000, el papa Silvestre II lo coronó como Rey Apostólico, con lo que San Esteban I se convirtió en el fundador del reino cristiano de Hungría. Este título se conservaría para los monarcas magiares hasta la caída del Imperio Austrohúngaro, en 1918.
Con el invaluable apoyo de su esposa Gisela, San Esteban fundó numerosos templos y monasterios, y se destacó como defensor de la Iglesia. Sus súbditos solían decir que convertía a más personas con sus buenos ejemplos que con sus discursos y con sus leyes.
Hacia el final de su vida San Esteban I sufrió la pérdida de su hijo y heredero Emerico, en 1031. Disminuido, falleció siete años después y fue sepultado en la basílica que él había mandado construir en Stuhlweissenburg, la actual Székesfehérvár.
San Esteban I fue canonizado en 1083 por el papa San Gregorio VII. Es el santo patrono de Hungría.
San Esteban de Hungría nos enseña el valor de predicar con el ejemplo.
San Esteban nació con el nombre de Vaik, hijo de Geza, príncipe de los magiares, o sea los húngaros, y de su mujer cristiana Sarolt. Recibió una buena educación cristiana, y según la tradición padre e hijo fueron bautizados juntos por San Adalberto de Praga.
Hacia el año 995, Esteban, o István en húngaro, se casó con Gisela de Baviera, hermana de quien sería el emperador Enrique II. Dos años más tarde Esteban se convirtió en príncipe de Hungría.
Por su historia, Hungría había sido fundada por las siete tribus magiares, de características nómadas, que tuvieron como rey a Árpád, el bisabuelo de San Esteban.
Como monarca, San Esteban comprendió que la única forma en que su pueblo podría ser aceptado y sobrevivir de manera independiente era transformándolo en un reino cristiano, por lo que se dio a la tarea de evangelizarlo.
Se le opuso su pariente y rival Koppány, a quien derrotó, consiguiendo unificar a los 39 condados magiares bajo una sola corona húngara.
En la Navidad del año 1000, el papa Silvestre II lo coronó como Rey Apostólico, con lo que San Esteban I se convirtió en el fundador del reino cristiano de Hungría. Este título se conservaría para los monarcas magiares hasta la caída del Imperio Austrohúngaro, en 1918.
Con el invaluable apoyo de su esposa Gisela, San Esteban fundó numerosos templos y monasterios, y se destacó como defensor de la Iglesia. Sus súbditos solían decir que convertía a más personas con sus buenos ejemplos que con sus discursos y con sus leyes.
Hacia el final de su vida San Esteban I sufrió la pérdida de su hijo y heredero Emerico, en 1031. Disminuido, falleció siete años después y fue sepultado en la basílica que él había mandado construir en Stuhlweissenburg, la actual Székesfehérvár.
San Esteban I fue canonizado en 1083 por el papa San Gregorio VII. Es el santo patrono de Hungría.
San Esteban de Hungría nos enseña el valor de predicar con el ejemplo.
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