Concédeme, Dios misericordioso,
desear ardientemente lo que Tú amas,
buscarlo con prudencia, reconocerlo con verdad
y cumplirlo con perfección,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Pon orden en mi vida,
y lo que Tú quieres quieres que yo haga concédeme conocerlo y dame la gracia de cumplirlo como es debido
y como sea más provechoso para la salvación de mi alma.
Que yo vaya hacia Ti, Señor,
por un camino seguro y recto,
que conduzca a la meta,
por un camino que no se pierda
entre las dificultades y los triunfos.
Que te dé gracias en los éxitos,
y que en los contratiempos conserve la calma,
sin dejarme exaltar por lo que me sea favorable
y sin abatirme por lo que me sea adverso.
Que las alegrías me cansen si no estás Tú,
y que nunca desee nada fuera de Ti.
Que los trabajos, Señor,
me sean gratos si son por Ti,
y el descanso, insoportable, si me faltas Tú.
Dame la gracia de dirigir con frecuencia
mi corazón a Ti,
y cuando flaquee, hazme reconocer mi culpa
con el firme propósito de corregirme.
Señor Dios mío, haz que yo sea obediente
sin espíritu de contradicción,
pobre sin defección,
casto sin corrupción,
paciente sin discusión,
humilde sin fingimientos,
alegre sin disipación,
triste sin abatimiento,
grave pero no duro,
activo pero no ligero
y sincero pero sin doblez.
Amén.
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