De víctimas inocentes a la cruda realidad, sacerdotes miembros de Montoneros; las confesiones de otro ex-terrorista (DE UN «CLANDESTINO" A OTRO) por Ernesto Jauretche (1), confeso ex Oficial Primero Montonero
Publicado en la revista "3 puntos", nº 133 del 20 de enero de 2000 - Sección lectores, en respuesta a la a la nota de Bonasso (2) del número anterior de esa revista
Publicado en la revista "3 puntos", nº 133 del 20 de enero de 2000 - Sección lectores, en respuesta a la a la nota de Bonasso (2) del número anterior de esa revista
"La sorpresa de leer un testimonio que me involucra remueve mis recuerdos. La vibrante anécdota de ese día de mano del 76 que relata Bonasso en el número 132 de "3 puntos" tiene, sin embargo, otras aristas no comentadas en la brevedad del texto publicado.
Es cierto que estuvieron esperando mi llamado de control. Pero no lo es menos que mi tarea de ese día consistía en atravesar todo Buenos Aires trasladando en un "rapiflex" el mimeógrafo y un abultado paquete de originales del "Evita Montonera" hasta una parroquia palotina de la calle Estomba. Tiempo después el grupo de sacerdotes que me recibieron, conocidos hoy como víctimas de la intolerancia religiosa, sumaron sus nombres a la vasta nómina de mártires montoneros.
Con más ánimo de agregar detalles que de acometer un tardío alegato para justificar mi falta, debo aclarar que al regreso no pude ver la macetita en el alféizar de la ventana del sexto piso que indicaba "aquí estamos; todo en orden" porque, lógicamente, la habían retirado mientras transcurría la "emergencia" que Miguel relató y que yo observaba alelado desde una mesa del café de la vereda de enfrente.
Pero quiero recordar el hecho ocurrido más tarde, que en los sucesivos relatos fue adquiriendo dimensión mitológica. Al abandonar esa oficina, Miguel, con su digno disfraz de abogado Cuello - en la "orga"(3) lo llamábamos "Cogote" -, salió de la calle Corrientes con su "ataché" repleto de documentos de la CN(4) y otros materiales estratégicos que debíamos proteger a cualquier precio. En la esquina de Montevideo montaba guardia una treintena de "verdes" armados hasta los dientes cuando Miguel se llevó por delante con sus zapatos calibre 44 una de las patas del vallado de acero. Cayó con ella en medio de un indescriptible estrépito, al que le sucedió un eterno instante de silencio amenazador.
Hasta el peatón más despistado quedó paralizado como una foto.
Yo, que venía a su lado con un primoroso paquete de papeles que simulaba ser una bandeja de masas, observaba con horror el maletín de cuya cerrajería estaba pendiente nuestra vida. Entreverado entre los hierros y las botas, apremiado por la proximidad de la negra boca de los fusiles de la tropa impaciente, Miguel puso trabajosamente en pie su desgarbada humanidad, miró al morocho más cercano y emitió un gruñido campechano que acompañó con sonrisa metálica. Sacó del fondo de su terror el último resto de valor y recogió el ataché.
En merecido desquite, al dar vuelta la esquina nos retorcimos de risa hasta saltarnos las lágrimas.
Ernesto Jauretche
_________________________________ NOTAS
* Los Palotinos eran cinco sacerdotes que fueron muertos a tiros en la Parroquia San Patricio del barrio de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires a mediados de 1976. Siempre fueron presentados como víctimas por su condición de religiosos, aquí Jauretche descubre una realidad en general ignorada, eran religiosos y además miembros activos de Montoneros, no los únicos, aunque el total de curas terroristas fueran relativamente un puñado dentro del total. Se observará que la condición de periodistas de estos terroristas no disminuía su importancia en la organización, portaban documentos de la Conducción Nacional.
1. Ernesto Jauretche es escritor, periodista y militante peronista desde 1955. Militó activamente en Montoneros era un Oficial Primero de esa organización terrorista. Sobrevivió en la clandestinidad durante el último gobierno militar. Recientemente escribió el libro "HÉROES", una clara apología del delito.
2. Miguel Bonasso, confeso ex terrorista Montonero, hoy periodista empleado por Página 12. Publicado en la revista "3 puntos" - Nro. 132 - 13 de enero del 2000.
3. Orga en la jerga de los Montoneros era la abreviatura de esa "organización".
4. CN en la jerga de los Montoneros era la abreviatura de su "Conducción Nacional".
Es cierto que estuvieron esperando mi llamado de control. Pero no lo es menos que mi tarea de ese día consistía en atravesar todo Buenos Aires trasladando en un "rapiflex" el mimeógrafo y un abultado paquete de originales del "Evita Montonera" hasta una parroquia palotina de la calle Estomba. Tiempo después el grupo de sacerdotes que me recibieron, conocidos hoy como víctimas de la intolerancia religiosa, sumaron sus nombres a la vasta nómina de mártires montoneros.
Con más ánimo de agregar detalles que de acometer un tardío alegato para justificar mi falta, debo aclarar que al regreso no pude ver la macetita en el alféizar de la ventana del sexto piso que indicaba "aquí estamos; todo en orden" porque, lógicamente, la habían retirado mientras transcurría la "emergencia" que Miguel relató y que yo observaba alelado desde una mesa del café de la vereda de enfrente.
Pero quiero recordar el hecho ocurrido más tarde, que en los sucesivos relatos fue adquiriendo dimensión mitológica. Al abandonar esa oficina, Miguel, con su digno disfraz de abogado Cuello - en la "orga"(3) lo llamábamos "Cogote" -, salió de la calle Corrientes con su "ataché" repleto de documentos de la CN(4) y otros materiales estratégicos que debíamos proteger a cualquier precio. En la esquina de Montevideo montaba guardia una treintena de "verdes" armados hasta los dientes cuando Miguel se llevó por delante con sus zapatos calibre 44 una de las patas del vallado de acero. Cayó con ella en medio de un indescriptible estrépito, al que le sucedió un eterno instante de silencio amenazador.
Hasta el peatón más despistado quedó paralizado como una foto.
Yo, que venía a su lado con un primoroso paquete de papeles que simulaba ser una bandeja de masas, observaba con horror el maletín de cuya cerrajería estaba pendiente nuestra vida. Entreverado entre los hierros y las botas, apremiado por la proximidad de la negra boca de los fusiles de la tropa impaciente, Miguel puso trabajosamente en pie su desgarbada humanidad, miró al morocho más cercano y emitió un gruñido campechano que acompañó con sonrisa metálica. Sacó del fondo de su terror el último resto de valor y recogió el ataché.
En merecido desquite, al dar vuelta la esquina nos retorcimos de risa hasta saltarnos las lágrimas.
Ernesto Jauretche
_________________________________ NOTAS
* Los Palotinos eran cinco sacerdotes que fueron muertos a tiros en la Parroquia San Patricio del barrio de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires a mediados de 1976. Siempre fueron presentados como víctimas por su condición de religiosos, aquí Jauretche descubre una realidad en general ignorada, eran religiosos y además miembros activos de Montoneros, no los únicos, aunque el total de curas terroristas fueran relativamente un puñado dentro del total. Se observará que la condición de periodistas de estos terroristas no disminuía su importancia en la organización, portaban documentos de la Conducción Nacional.
1. Ernesto Jauretche es escritor, periodista y militante peronista desde 1955. Militó activamente en Montoneros era un Oficial Primero de esa organización terrorista. Sobrevivió en la clandestinidad durante el último gobierno militar. Recientemente escribió el libro "HÉROES", una clara apología del delito.
2. Miguel Bonasso, confeso ex terrorista Montonero, hoy periodista empleado por Página 12. Publicado en la revista "3 puntos" - Nro. 132 - 13 de enero del 2000.
3. Orga en la jerga de los Montoneros era la abreviatura de esa "organización".
4. CN en la jerga de los Montoneros era la abreviatura de su "Conducción Nacional".
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