Evangelio según San Lucas 11,1-4. Miércoles de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
Comentario: Un día, en alguna parte, Jesús rezaba - San Juan Damasceno
"Jesús rezaba aparte" (Lc 9,18). La oración encuentra su fuente en el silencio y la paz interior; es ahí dónde se manifiesta la gloria de Dios (cf Lc 9,29). Porque, cuando cerremos los ojos y los oídos, cuando nos encontremos dentro en presencia de Dios, cuando liberados de la agitación del mundo exterior estemos dentro de nosotros mismos, entonces veremos claramente en nuestras almas el Reino de Dios. Porque el Reino de los cielos o, si se prefiere, el Reino de Dios, está en nosotros mismos: es Jesús nuestro Señor quien nos lo dijo (Lc 17,21).
Sin embargo, los creyentes y el Señor rezan de modo diferente. Los servidores, en efecto, se acercan al Señor en su oración, con un temor mezclado de deseo, y la oración se hace para ellos un viaje hacia Dios y hacia la unión con Él, que los alimenta de su propia sustancia y los fortalece. ¿ Pero Cristo, cuya alma santa es el mismo Verbo de Dios, cómo va a rezar? ¿ Cómo el Maestro va a presentarse en una actitud de petición? Si lo hace ¿no es que después de haber revestido nuestra naturaleza, quiere instruirnos y mostrarnos el camino que, por la oración, nos hace subir hacia Dios? ¿ No quiere enseñarnos que la oración contiene en su seno la gloria de Dios?
San Juan Damasceno (v. 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la Transfiguración, 10 ; PG 96, 545
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
Comentario: Un día, en alguna parte, Jesús rezaba - San Juan Damasceno
"Jesús rezaba aparte" (Lc 9,18). La oración encuentra su fuente en el silencio y la paz interior; es ahí dónde se manifiesta la gloria de Dios (cf Lc 9,29). Porque, cuando cerremos los ojos y los oídos, cuando nos encontremos dentro en presencia de Dios, cuando liberados de la agitación del mundo exterior estemos dentro de nosotros mismos, entonces veremos claramente en nuestras almas el Reino de Dios. Porque el Reino de los cielos o, si se prefiere, el Reino de Dios, está en nosotros mismos: es Jesús nuestro Señor quien nos lo dijo (Lc 17,21).
Sin embargo, los creyentes y el Señor rezan de modo diferente. Los servidores, en efecto, se acercan al Señor en su oración, con un temor mezclado de deseo, y la oración se hace para ellos un viaje hacia Dios y hacia la unión con Él, que los alimenta de su propia sustancia y los fortalece. ¿ Pero Cristo, cuya alma santa es el mismo Verbo de Dios, cómo va a rezar? ¿ Cómo el Maestro va a presentarse en una actitud de petición? Si lo hace ¿no es que después de haber revestido nuestra naturaleza, quiere instruirnos y mostrarnos el camino que, por la oración, nos hace subir hacia Dios? ¿ No quiere enseñarnos que la oración contiene en su seno la gloria de Dios?
San Juan Damasceno (v. 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la Transfiguración, 10 ; PG 96, 545
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