Evangelio según San Mateo 9,9-13. San Mateo, apóstol y evangelista - Fiesta
Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Comentario:
«Id, vosotros también, a mi viña» (Mt 20,4) - SS Benedicto XVI
Es San Mateo, Apóstol y evangelista, cuya fiesta litúrgica celebramos hoy, quien narra la parábola del dueño de la vid que llama a los trabajadores a trabajar en su viña (20, 1 s). Me complace observar que Mateo, personalmente, ha experimentado esto. Antes de que Jesús le llamara, fue recaudador de impuestos y por lo tanto, fue considerado como un pecador, excluido de "la Viña del Señor". Pero todo cambia, cuando Jesús, pasando delante de la mesa de impuestos le dijo: "Sígueme". Mateo se levantó y le siguió. El recaudador de impuestos se convirtió inmediatamente en discípulo de Cristo. Fue el "último" y se convirtió el "primero" ( Mt 20.16), gracias a la lógica de Dios que-¡afortunadamente para nosotros! --es diferente a la del mundo. "Vuestros pensamientos no son mis pensamientos, dice el Señor por boca del profeta Isaías, y mis caminos no son vuestros caminos" (55,8).
San Pablo, también conoce la alegría de sentirse llamado por el señor a trabajar en su viña. Y ¡qué trabajo ha hecho! Pero como él mismo confiesa, es la gracia de Dios, la que ha actuado en él, esta gracia que ha transformado al perseguidor de la iglesia en el apóstol de las Naciones (1Co 15, 9-10).
SS Benedicto XVI Homilía (trad. El Obsservatore Romano)
Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Comentario:
«Id, vosotros también, a mi viña» (Mt 20,4) - SS Benedicto XVI
Es San Mateo, Apóstol y evangelista, cuya fiesta litúrgica celebramos hoy, quien narra la parábola del dueño de la vid que llama a los trabajadores a trabajar en su viña (20, 1 s). Me complace observar que Mateo, personalmente, ha experimentado esto. Antes de que Jesús le llamara, fue recaudador de impuestos y por lo tanto, fue considerado como un pecador, excluido de "la Viña del Señor". Pero todo cambia, cuando Jesús, pasando delante de la mesa de impuestos le dijo: "Sígueme". Mateo se levantó y le siguió. El recaudador de impuestos se convirtió inmediatamente en discípulo de Cristo. Fue el "último" y se convirtió el "primero" ( Mt 20.16), gracias a la lógica de Dios que-¡afortunadamente para nosotros! --es diferente a la del mundo. "Vuestros pensamientos no son mis pensamientos, dice el Señor por boca del profeta Isaías, y mis caminos no son vuestros caminos" (55,8).
San Pablo, también conoce la alegría de sentirse llamado por el señor a trabajar en su viña. Y ¡qué trabajo ha hecho! Pero como él mismo confiesa, es la gracia de Dios, la que ha actuado en él, esta gracia que ha transformado al perseguidor de la iglesia en el apóstol de las Naciones (1Co 15, 9-10).
SS Benedicto XVI Homilía (trad. El Obsservatore Romano)
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