Evangelio según San Lucas 8,19-21. Martes de la XXV Semana del Tiempo Ordinario
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte". Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".
Comentario:
«Mi madre y mis hermanos, son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen» - Isaac de la Estrella
«He buscado el descanso en todas las cosas", dice la Sabiduría de Dios; «y mi casa, dice a continuación, es la heredad del Señor» (Sab. 24,7). La heredad del Señor, en su totalidad es la Iglesia, especialmente es María, y es el alma de cada fiel en particular... El texto continúa: "entonces el creador del universo me habló y me encargó; el que me ha creado, me ha hecho fabricar mi tienda. Él me dice: ' instálate en Jacob '» (v. 8). Habiendo, en efecto, buscado en todo el reposo y no lo habiendo encontrado en ninguna parte, la sabiduría de Dios, su Verbo, en primer lugar reservado como herencia al pueblo judío, aquel que por Moisés ha "hablado y encargado "... Y aquel que por esta segunda creación, ha creado la sinagoga, la madre de la Iglesia, "ha reposado en su tienda», en la tienda de la Alianza. Ahora, en la Iglesia, descansa en el sacramento de su Cuerpo.
Y, como habiendo buscado, por así decirlo, entre todas las mujeres la que tenía que nacer, se ha elegido especialmente María, que después es llamada «bendita entre todas las mujeres" (Lc 1,28)... Cristo, que la había creado nueva Criatura (2Co 5,17), reposó en su seno.
De la misma manera, a cada alma fiel, predestinada a la salvación, esta sabiduría le «encarga y habla «, cuándo quiere y cómo desea. La hace sabia interiormente, a través de la inteligencia natural, por la que « ilumina todo hombre procedente de este mundo" (Jn 1,9) y por la inspiración de la gracia...; sea por la doctrina o por la creación (cf Rm 1,20)... Y la sabiduría de Dios, su Verbo, que crea y forma así esta alma «en Cristo Jesús para nuestros actos sean realmente buenos" (Ef. 2,10), acaba reposando en su conciencia.
Isaac de la Estrella (?-v. 1171), monje cisterciense
Sermón 51, 25-27; PL 194, 1862; SC 339
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte". Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".
Comentario:
«Mi madre y mis hermanos, son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen» - Isaac de la Estrella
«He buscado el descanso en todas las cosas", dice la Sabiduría de Dios; «y mi casa, dice a continuación, es la heredad del Señor» (Sab. 24,7). La heredad del Señor, en su totalidad es la Iglesia, especialmente es María, y es el alma de cada fiel en particular... El texto continúa: "entonces el creador del universo me habló y me encargó; el que me ha creado, me ha hecho fabricar mi tienda. Él me dice: ' instálate en Jacob '» (v. 8). Habiendo, en efecto, buscado en todo el reposo y no lo habiendo encontrado en ninguna parte, la sabiduría de Dios, su Verbo, en primer lugar reservado como herencia al pueblo judío, aquel que por Moisés ha "hablado y encargado "... Y aquel que por esta segunda creación, ha creado la sinagoga, la madre de la Iglesia, "ha reposado en su tienda», en la tienda de la Alianza. Ahora, en la Iglesia, descansa en el sacramento de su Cuerpo.
Y, como habiendo buscado, por así decirlo, entre todas las mujeres la que tenía que nacer, se ha elegido especialmente María, que después es llamada «bendita entre todas las mujeres" (Lc 1,28)... Cristo, que la había creado nueva Criatura (2Co 5,17), reposó en su seno.
De la misma manera, a cada alma fiel, predestinada a la salvación, esta sabiduría le «encarga y habla «, cuándo quiere y cómo desea. La hace sabia interiormente, a través de la inteligencia natural, por la que « ilumina todo hombre procedente de este mundo" (Jn 1,9) y por la inspiración de la gracia...; sea por la doctrina o por la creación (cf Rm 1,20)... Y la sabiduría de Dios, su Verbo, que crea y forma así esta alma «en Cristo Jesús para nuestros actos sean realmente buenos" (Ef. 2,10), acaba reposando en su conciencia.
Isaac de la Estrella (?-v. 1171), monje cisterciense
Sermón 51, 25-27; PL 194, 1862; SC 339
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