sábado, 13 de marzo de 2010
Indignante: Cura se enamoró de una mujer casada y se pasa a la iglesia protestante
La vida los cruzó cuando él oficiaba en una parroquia de Baradero, al norte de la Provincia de Buenos Aires. Él había renunciado a todo en su juventud y llevaba 30 años de servicio dedicado a Dios. Ella, catequista en esa iglesia, estaba casada y tenía dos hijos. Pero la atracción entre ambos no quiso ser frenada.
“Apenas sucedió, lo comuniqué a mis obispos y no hicieron nada. Pasó el tiempo y seguían igual. Sentí falta de valoración como persona, como sacerdote y falta de reconocimiento y contención por parte de mis superiores”, relató Gastón Dedyn al sitio de 24CON.
Él nación en San Isidro en 1951. Era estudiante de Veterinaria y llevaba dos años y medio de novio, pero renunció a todo cuando sintió el llamado de Dios, y viajó a Paraná para dedicar su vida a la iglesia.
Dedyn se ordenó sacerdote en 1978 y luego fue trasladado a una parroquia en la ciudad mendocina de San Rafael, donde se desempeñó entre 1986 y 2005 como párroco, rector del seminario, vicario general y administrador. Y cumplió con el celibato, tal como la iglesia lo exige.
Luego, en 2006, lo enviaron a la Parroquia Nuestra Señora de Luján de Baradero, donde conoció a una catequista, Laura, una mujer también dedicada a Dios quien le cambió la vida. Tuvo que decidir entre la iglesia y su amor, pero esta vez su sentimiento hacia ella fue más fuerte.
“Mis superiores no me dieron respuesta y en un momento me dijeron ‘si tenés una herida, andá y curate’. Yo les contesté que la herida me la estaba curando mi mujer”, afirmó Dedyn.
Sin recursos, sin indemnización, sin casa ni cobertura médica, el párroco que había dedicado 30 años a Dios tuvo que enfrentar una nueva realidad. Incluso, antes de irse, lo despidieron con la advertencia de que esa tentación por una mujer lo llevaría al infierno.
“¿Cómo es posible que me vaya al infierno por querer a una mujer, que lloró y sufrió por amor?”, agregó el sacerdote. Con ayuda de amigos consiguió una finca en Mendoza, donde se trasladó con Laura, pero al poco tiempo volvió a sentir el llamado de la fe.
Además, este cura tiene una particularidad: es uno de los pocos que autorizó la iglesia apostólica romana para realizar exorcismos. “No soy Rambo, es la experiencia la que me permite reconocer un demonio en un cuerpo ante cierta sintomatología. Igualmente, no soy el único, pero sí estoy autorizado. Hay muchos exorcistas chiquitos que curan, pero ocultos”, contó.
Excomulgado de la iglesia católica, este domingo le otorgarán la llave como párroco luterano, en el primer caso en el país de un cura que pasa de la iglesia de Roma a la de Lutero, aunque confía en que su caso no será el único.
“Ahora puedo formar una familia, dar misa, cumplir con todos mis deberes religiosos, comulgar, bendecir. No podía vivir a escondidas, alejado de la fe y de Dios”, finalizó sonriente junto a su mujer Laura.
En lo que no piensa este señor es en su alma, en sus votos sagrados, en su condenación.... Como si dejar la Verdadera Iglesia de Nuestro Señor por la carne y pasar a ser un apóstata no trajera consecuencias...
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