viernes, 11 de septiembre de 2009

La peregrinación más alta del mundo: al Santuario de la Virgen de Punta Corral


La peregrinación al Santuario de la Virgen de Punta Corral, ubicado a 4.215 metros de altura sobre el nivel del mar en el centro de la provincia de Jujuy, Argentina, se convirtió desde hace más de 180 años en la procesión religiosa de mayor altitud del mundo.

La movilización comienza el 3 de abril, con miles de personas -en especial jujeños- que acompañan el Domingo de Ramos y luego descienden con la imagen de la Virgen hasta la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en la localidad de Tumbaya a 49 kilómetros al norte.

"Es la peregrinación más alta del mundo" dijo a Télam el padre Javier, quien nació en Indonesia y hace nueve años que vive en Jujuy y uno que se hizo cargo de la parroquia cargada de tradiciones religiosas. "No sólo peregrinan jujeños; viene gente de todo el país y cada vez aumenta el número de los visitantes de Bolivia y Chile que arriban para realizar y cumplir promesas", dijo el sacerdote con un acento extranjero que ya comenzó a diluirse.

Familias enteras con los hijos pequeños ascienden al santuario, ubicado frente al pueblo de Tumbaya, a la vera de la ruta nacional 9, y tienen que caminar 22 kilómetros por los cerros, no sin antes cruzar, en la partida nomás, las aguas del río Grande que corre a lo largo de la Quebrada de Humahuaca. En el propio santuario, la parroquia construyó salones para los peregrinos que no llevan carpas y se hacen reuniones con los jóvenes y grupos de apoyo que tiene la iglesia en el lugar.

No todos llegan a cumplir con la promesa, las dificultades en el camino, porque por donde caminan es una huella mejorada por trabajadores municipales de la zona, se suma la falta de oxígeno que se conoce como "soroche" o apunamiento.

En ayuda de los peregrinos hay una comisión que integran médicos del SAME, policías y Gendarmes. Desde la Terminal de Colectivos se refuerza el número de unidades para transportar hasta Tumbaya a la gente, cosa que ocurre el viernes por la tarde y el sábado, lo mismo que para el retorno del domingo.

La aparición de la Virgen de Punta Corral se remonta al año 1835, en el lugar conocido como el Abra de Punta Corral, a más altitud de donde está emplazado el santuario que se terminó de levantar en 1889, merced a donativos y al esfuerzo de los lugareños que iban a trabajar los fines de semana.

La mayoría de los fieles opta por caminar los 22 kilómetros por la noche, apoyados con linternas remontando cerros con una escasa vegetación, para eludir el fuerte sol de día. Sin embargo, por la altura y el frío, a la noche los peregrinos cargan ropa gruesa, y un sombrero o "chulo", una gorra de lana que cubre las orejas y confeccionado con lana de oveja y llama.

Si llovió en los cerros se pueden observar los hilos de agua congelados, y muchos de ellos sirven de alivio para la sed de los caminantes que llegan al lugar y acampan. El Domingo de Ramos los peregrinos se levantan temprano ya que a las 7 de la mañana se prepara el descenso de la Virgen. Las bombas de estruendo y la música de las bandas de sikuris anuncian el retorno por los escarpados cerros. Poco antes de partir los fieles se hacen "pisar" por la Virgen, que está protegida por una urna adornada con flores naturales y de papel, precedida por numerosos arcos florales típicos del norte jujeño, siguiendo con la tradición lugareña.

La pisada consiste en arrodillarse para que los costaleros -los que cargan con las varas que sostienen la urna- acerquen la imagen de la Virgen a la cabeza del promesante para ser bendecidos y pedirles protección. Una de las bandas de sikuris, más conocida y numerosa en integrantes, ya supera los dos centenares de participantes, es la llamada "Bendice a Sergito".

Cuando la gran multitud se moviliza en el descenso de los cerros, uno puede observar como se disponen de a dos los caminantes para poder transitar con relativa comodidad y evitar que alguno se despeñe hacia el vacío. Es el momento de recortar algunos ramos de hierbas aromáticas como cedrón, que los caminantes traen como recuerdo y sirven para saborizar el mate cocido o el mate en jarro que toman con bollo, en las alturas de Punta Corral.

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