“En la aridez, quedarnos sencillamente con El; María le amará y le adorará. Nos conviene estar allí aunque se distraiga la atención. Como un niño con nuestra Madre, nuestra presencia ya dice a Jesús que lo amamos, incluso estando mudos, o demasiado apegados a lo terreno para conducirnos convenientemente en su presencia.”
Venerable Edel Quinn
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