“Jesús dijo que nadie amaba tanto a su amigo como aquel que da su vida por él. Démosle nuestra vida, haciendo morir al hombre viejo, renunciando a buscarnos a nosotros mismo, obrando no por lo que nos gusta, sino por aquello que es la voluntad de Dios.” (Carta 114, Santa Teresa de Los Andes).
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