El tránsito de los Santos Märtires Tiburcio, Valeriano y Máximo, en Roma, en la Via Apia, en tiempo del emperador Alejandro y del prefecto Almaquio; los dos primeros convertidos por las exhortaciones de Santa Cecilia, y bautizados por San Urbano, Papa, confesaron a Jescristo, fueron por la fe apaleados, y po último degollados. Mäximo, que era ayuda de cámara del Prefecto, movido con la constancia de estos Mártires, y confirmado con una visión angélica, creyó en Jesucristo, y por esto fue golpeado con plomadas hasta que entegó su alma al Creador.
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