El anuncio lo ha hecho el obispo anglicano David Robarts, deán emérito de la catedral de San Jorge, en Perth (Australia), que ha manifestado que la petición fue enviada a la Congregación para la Doctrina de la Fe antes de Semana Santa.
Robarts, según informó hoy el diario vespertino vaticano L'Osservatore Romano", precisó que se trata de una decisión "que no ha sido tomada de manera impulsiva".
El prelado espera que para finales de este año el Vaticano conceda la creación de ese ordinariato anglo-católico, en la línea de los ordinariatos militares.
El obispo contó que desde hace veinte años los tradicionalistas anglicanos australianos no están de acuerdo con la cúpula de la Comunión Anglicana, que no les permitió expresar su contrariedad a la consagración de mujeres obispos y a la consagración de pastores que viven en pareja con otros homosexuales.
Para defender la tradición, según señaló Robarts, crearon la Foward in Fait Australia y la Traditional Anglicans Communion.
Según Robarts, la constitución apostólica firmada por Benedicto XVI el 4 de noviembre de 2009 "Anglicanrum Coetibus" (Para los grupos anglicanos) es una "oportuna estructura legal para entrar en plena comunión con la Iglesia de Roma conservando sus tradiciones religiosas.
Esta norma permite que los anglicanos que se pasen a Roma puedan mantener sus libros de rezos. Los pastores casados podrán continuar con su ministerio, pero no podrán ser nombrados obispos.
Los obispos casados, como es el caso de Robarts, seguirán con su cargo episcopal.
Los tradicionalistas anglicanos son contrarios a las medidas demasiados aperturistas de la Comunión Anglicana, como la ordenación de mujeres y de homosexuales como obispos.
Según la Santa Sede, la normativa aprobada por el Papa "abre un nuevo camino" en la promoción de la unidad de los cristianos y está en "total armonía con el compromiso ecuménico".
Prevé la creación de "Ordinariatos Personales" que permitirán a esos grupos entrar en la plena comunión (unidad) con la Iglesia de Roma conservando al mismo tiempo elementos del patrimonio espiritual y litúrgico anglicano.
Según el cardenal William Levada, prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, unos 50 obispos anglicanos y un centenar de parroquias han mostrado su deseo de volver a la Iglesia de Roma, que abandonaron en 1534 cuando el rey inglés Enrique VIII no logró del papa Clemente VII la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón y creó la Iglesia de Inglaterra, de la que se proclamó jefe.
En 2007 el obispo australiano John Hepworth, que lidera la "Traditional Anglican Communion", ya solicitó la "plena comunión eclesial y sacramental" con Roma, un gesto sin precedentes ya que toda una comunidad cristiana nacida de la reforma protestante pedía su vuelta a Roma.
La "Traditional Anglican Communion" asegura que cuenta con medio millón de fieles y numerosos sacerdotes repartidos por todo el mundo Los anglicanos son unos 77 millones y en los últimos años su iglesia ha vivido momentos de crisis y de fuerte división interna, debido a la ordenación de mujeres como obispos y de homosexuales declarados también como prelados y la bendición de los matrimonios entre personas del mismo sexo. EFE
Robarts, según informó hoy el diario vespertino vaticano L'Osservatore Romano", precisó que se trata de una decisión "que no ha sido tomada de manera impulsiva".
El prelado espera que para finales de este año el Vaticano conceda la creación de ese ordinariato anglo-católico, en la línea de los ordinariatos militares.
El obispo contó que desde hace veinte años los tradicionalistas anglicanos australianos no están de acuerdo con la cúpula de la Comunión Anglicana, que no les permitió expresar su contrariedad a la consagración de mujeres obispos y a la consagración de pastores que viven en pareja con otros homosexuales.
Para defender la tradición, según señaló Robarts, crearon la Foward in Fait Australia y la Traditional Anglicans Communion.
Según Robarts, la constitución apostólica firmada por Benedicto XVI el 4 de noviembre de 2009 "Anglicanrum Coetibus" (Para los grupos anglicanos) es una "oportuna estructura legal para entrar en plena comunión con la Iglesia de Roma conservando sus tradiciones religiosas.
Esta norma permite que los anglicanos que se pasen a Roma puedan mantener sus libros de rezos. Los pastores casados podrán continuar con su ministerio, pero no podrán ser nombrados obispos.
Los obispos casados, como es el caso de Robarts, seguirán con su cargo episcopal.
Los tradicionalistas anglicanos son contrarios a las medidas demasiados aperturistas de la Comunión Anglicana, como la ordenación de mujeres y de homosexuales como obispos.
Según la Santa Sede, la normativa aprobada por el Papa "abre un nuevo camino" en la promoción de la unidad de los cristianos y está en "total armonía con el compromiso ecuménico".
Prevé la creación de "Ordinariatos Personales" que permitirán a esos grupos entrar en la plena comunión (unidad) con la Iglesia de Roma conservando al mismo tiempo elementos del patrimonio espiritual y litúrgico anglicano.
Según el cardenal William Levada, prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, unos 50 obispos anglicanos y un centenar de parroquias han mostrado su deseo de volver a la Iglesia de Roma, que abandonaron en 1534 cuando el rey inglés Enrique VIII no logró del papa Clemente VII la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón y creó la Iglesia de Inglaterra, de la que se proclamó jefe.
En 2007 el obispo australiano John Hepworth, que lidera la "Traditional Anglican Communion", ya solicitó la "plena comunión eclesial y sacramental" con Roma, un gesto sin precedentes ya que toda una comunidad cristiana nacida de la reforma protestante pedía su vuelta a Roma.
La "Traditional Anglican Communion" asegura que cuenta con medio millón de fieles y numerosos sacerdotes repartidos por todo el mundo Los anglicanos son unos 77 millones y en los últimos años su iglesia ha vivido momentos de crisis y de fuerte división interna, debido a la ordenación de mujeres como obispos y de homosexuales declarados también como prelados y la bendición de los matrimonios entre personas del mismo sexo. EFE
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