sábado, 1 de agosto de 2009
Comunicado a las "Legiones de Cristo Rey" sobre la Organización Nacional del Yunque en México
Hace algún tiempo que ciertos laicos pertenecientes a un movimiento católico, procedente de México, denominado “Yunque” (u otros nombres sinónimos, como “La Organización”, “La Empresa”, etc.), quienes por “táctica” ocultan o disimulan dicha identidad, con el astuto propósito de “pescar en río ajeno” y escapar a cualquier intento de ser “localizados”… abusando de nuestra buena fe, han asistido “de incógnito” a diversos actos apostólicos organizados por nuestro Instituto, aprovechando la situación para “invitar” a sus actividades, pedir datos personales y, en definitiva, llevárselos para trabajar en “su molino”…
Y, lo que es mucho más grave y desleal: a algún joven, decidido a ingresar próximamente en nuestro Instituto (después de mucho tiempo de militancia en nuestras filas, de retiros ignacianos, de jornadas de Legión juvenil C.R., y del necesario seguimiento vocacional con nuestros sacerdotes) le han ido mentalizando y presionando sutil y descaradamente, hasta conseguir confundirle y desviarle del camino correcto emprendido… y ganárselo también para su “Organización”.
¡Tendrán que dar cuenta a Dios por esta “manipulación” y otras tantas, de quienes no respetan ni la voluntad divina ni la libertad de elección de estos jóvenes, pobres víctimas de los que “tiran la piedra y esconden el brazo.
Los “infiltrados” de “Yunque”, por delante aparentan sintonizar con nuestro “carisma” (Cristo Rey, María Reina, La Iglesia, el Papa, elementos de espiritualidad ignaciana, estilo militante, etc.) pero, “por detrás”… muestran las “cartas” escondidas en la manga…
Como dice el refrán castellano: ¡no es oro todo lo que reluce! Una cosa es la “letra”… y otra cosa es el “espíritu”.
Dejo bien aclarado, que no pretendo generalizar, como es lógico. No obstante, con tanto respeto como dolor, me veo obligado, por amor a la verdad, a declarar lo que sigue:
1º) El Instituto y la Obra de “Cristo Rey” no tienen nada que ver (salvo la caridad) con el “encubierto”
grupo de “YUNQUE” (o llámese como se llame).
2º) Si los que formamos la gran familia de “Cristo Rey” no estamos bien convencidos y definidos en lo que se refiere a nuestro carisma y misión, dentro de nuestra Santa Madre Iglesia, caeremos, tarde o temprano, en situaciones ambiguas y nocivas para nuestra Fundación.
En la actual “encrucijada” de nuevos movimientos, de líneas pastorales, de falsos pluralismos, de divisiones intraeclesiales y de las interminables y fastidiosas tendencias “pre” y “post” conciliares… es una cuestión de vida o muerte, el conocimiento y recta aplicación de las Reglas Ignacianas concernientes a la “elección”, al “discernimiento de espíritus” y al “sentir con la Iglesia”.
No olvidemos aquella repetida consigna de Jesús a los apóstoles: “Vigilad y orad, para no caer en la tentación”.
3º) por último: los miembros comprometidos oficialmente con nuestra Obra, no pueden pertenecer a “Yunque”.
En caso contrario, deberán abandonarla inmediatamente.
Recemos los unos por los otros, de manera que hagamos realidad el anhelo del Sagrado Corazón de Jesús: “Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre allí estoy Yo en medio de ellos” (Mateo 18,20).
Os bendice y abraza
JOSÉ LUIS TORRES-PARDO CR
Padre Fundador
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