Nicolás Pick nació en Gorcum el 29 de agosto de 1543 de familia de príncipes venida a menos, hijo de Juan y Enrica Calvia. Su padre era apegadísimo a la fe católica y en varias circunstancias se distinguió por su celo contra los errores del calvinismo que invadía a Holanda. El futuro mártir fue enviado a estudiar en un colegio en Bois‑le‑Duc. Apenas terminados los estudios pidió y obtuvo ser recibido en la Orden de los Hermanos Menores, recibió el hábito, hizo el noviciado, profesó y luego fue enviado a la célebre universidad de Lovaina para completar los estudios de filosofía y teología, mereciendo los más altos elogios de sus profesores, en especial del rector, Padre Adan Sasbouth.
En 1558, habiendo crecido en la escuela de los santos y ardiendo en seráfica caridad para con Dios y para con los hermanos, fue ordenado sacerdote. De inmediato se dedicó a la predicación del mensaje evangélico, recorriendo las principales ciudades de Holanda y Bélgica, combatiendo en todas partes la herejía, fortaleciendo a los fieles en la fe católica, reconduciendo a Dios una verdadera multitud de pecadores y a la Iglesia Católica a muchos calvinistas. Por todos era venerado y estimado como auténtico apóstol de Cristo. Fue elegido guardián del convento de Gorcum y supo transformar aquel lugar en un seráfico cenáculo de virtudes, de oración, de ciencia y de santidad.
En Nicolás brillaba la angelical pureza de alma. Alimentaba una filial devoción a la Santísima virgen reina de los ángeles y madre de los creyentes. Consideraba perdido el día en que no hubiera ofrecido un homenaje de piedad o sobre todo algún sacrificio por amor de la Virgen. Cada día, además del oficio divino, recitaba la corona franciscana de ls siete alegrías de María Santísima. La recitación del rosario era para el piadoso religioso la credencial de reconocimiento que marcaba su tierno amor hacia la Madre celestial, era la expresión genuina de su piedad serena y jovial.
En Gorcum trabó amistad con el santo párroco Leonardo Wechel, en cuya compañía en 1572 habría de compartir las duras batallas por la fe y el supremo triunfo del martirio.
En 1572 las herejías de Lutero y Calvino ya habían apartado de la Iglesia a una gran parte de Europa. En Holanda los calvinistas conquistaban poco a poco el poder y perseguían a los católicos. En Gorcum comenzó la vía dolorosa de nuestros mártires y se ejecutó en Brielle, en presencia del cruel Lumay. San Nicolás habló varias veces a sus conciudadanos ante la inminencia del martirio para prevenirlos contra los errores calvinistas, demostrando con sólidos argumentos la presencia real de Jesús en la Eucaristía y el primado del Sumo Pontífice, dogmas negados por los calvinistas. El 9 de julio de 1572 el Santo subió al patíbulo y no cesó de bendecir a Dios. El lazo le quitó la voz y le tronchó la vida, a los 38 años de edad.
Sus compañeros son: santos Jerónimo de Weert, Teodorico van der Eem, Nicasio de Heeze, Willechadus de Dania, Godefrido Coart de Melveren, Antonio d´Hoornaert, Antonio de Weert y Francisco de Roye, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores, y Pedro van der Slagmolen d´Assche y Cornelio de Wijk-bij-Duurstede, religiosos de la misma Orden; Juan Lenaerts, canónigo regular de San Agustín; Juan Coloniense, presbítero de la Orden de Predicadores; Adriano d´Hilvarenbeek, Santiago Lacops, presbítero de la Orden Premostratense; Leonardo Vechel, Nicolás Poppel, Godefrido van Duynen, Andrés Wouters, presbíteros.
En 1558, habiendo crecido en la escuela de los santos y ardiendo en seráfica caridad para con Dios y para con los hermanos, fue ordenado sacerdote. De inmediato se dedicó a la predicación del mensaje evangélico, recorriendo las principales ciudades de Holanda y Bélgica, combatiendo en todas partes la herejía, fortaleciendo a los fieles en la fe católica, reconduciendo a Dios una verdadera multitud de pecadores y a la Iglesia Católica a muchos calvinistas. Por todos era venerado y estimado como auténtico apóstol de Cristo. Fue elegido guardián del convento de Gorcum y supo transformar aquel lugar en un seráfico cenáculo de virtudes, de oración, de ciencia y de santidad.
En Nicolás brillaba la angelical pureza de alma. Alimentaba una filial devoción a la Santísima virgen reina de los ángeles y madre de los creyentes. Consideraba perdido el día en que no hubiera ofrecido un homenaje de piedad o sobre todo algún sacrificio por amor de la Virgen. Cada día, además del oficio divino, recitaba la corona franciscana de ls siete alegrías de María Santísima. La recitación del rosario era para el piadoso religioso la credencial de reconocimiento que marcaba su tierno amor hacia la Madre celestial, era la expresión genuina de su piedad serena y jovial.
En Gorcum trabó amistad con el santo párroco Leonardo Wechel, en cuya compañía en 1572 habría de compartir las duras batallas por la fe y el supremo triunfo del martirio.
En 1572 las herejías de Lutero y Calvino ya habían apartado de la Iglesia a una gran parte de Europa. En Holanda los calvinistas conquistaban poco a poco el poder y perseguían a los católicos. En Gorcum comenzó la vía dolorosa de nuestros mártires y se ejecutó en Brielle, en presencia del cruel Lumay. San Nicolás habló varias veces a sus conciudadanos ante la inminencia del martirio para prevenirlos contra los errores calvinistas, demostrando con sólidos argumentos la presencia real de Jesús en la Eucaristía y el primado del Sumo Pontífice, dogmas negados por los calvinistas. El 9 de julio de 1572 el Santo subió al patíbulo y no cesó de bendecir a Dios. El lazo le quitó la voz y le tronchó la vida, a los 38 años de edad.
Sus compañeros son: santos Jerónimo de Weert, Teodorico van der Eem, Nicasio de Heeze, Willechadus de Dania, Godefrido Coart de Melveren, Antonio d´Hoornaert, Antonio de Weert y Francisco de Roye, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores, y Pedro van der Slagmolen d´Assche y Cornelio de Wijk-bij-Duurstede, religiosos de la misma Orden; Juan Lenaerts, canónigo regular de San Agustín; Juan Coloniense, presbítero de la Orden de Predicadores; Adriano d´Hilvarenbeek, Santiago Lacops, presbítero de la Orden Premostratense; Leonardo Vechel, Nicolás Poppel, Godefrido van Duynen, Andrés Wouters, presbíteros.
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