Evangelio según San Lucas 6,36-38. Lunes de la II Semana de Cuaresma
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes".
Comentario:
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso - Isaac el Sirio
Hermano, te recomiendo esto: que la compasión prevalezca siempre en tu balanza, hasta que sientas en tí la compasión que Dios siente por el mundo. Que este estado llegue a ser el espejo en el que nos veamos en nosotros mismos la verdadera « imagen y semejanza » de la naturaleza y del ser de Dios (Gn 1,26). Es por estas cosas y por otras semejantes como recibimos la luz, y como una clara resolución nos lleva a imitar a Dios. Un corazón duro y sin piedad no será jamás puro (Mt 5,8). Pero el hombre que se compadece es el médico de su alma; como por un viento violento expulsa fuera de él las tinieblas de la confusión.
Isaac el Sirio (7º siglo), monje cerca de Mossoul, santo de las Iglesias ortodoxas Discurso, 1ª serie, n° 34
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes".
Comentario:
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso - Isaac el Sirio
Hermano, te recomiendo esto: que la compasión prevalezca siempre en tu balanza, hasta que sientas en tí la compasión que Dios siente por el mundo. Que este estado llegue a ser el espejo en el que nos veamos en nosotros mismos la verdadera « imagen y semejanza » de la naturaleza y del ser de Dios (Gn 1,26). Es por estas cosas y por otras semejantes como recibimos la luz, y como una clara resolución nos lleva a imitar a Dios. Un corazón duro y sin piedad no será jamás puro (Mt 5,8). Pero el hombre que se compadece es el médico de su alma; como por un viento violento expulsa fuera de él las tinieblas de la confusión.
Isaac el Sirio (7º siglo), monje cerca de Mossoul, santo de las Iglesias ortodoxas Discurso, 1ª serie, n° 34
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