Padre Jordi Rivero
Dios creó al hombre y a la mujer para amar. En el amor se complementan y son fecundos. Así ocurre con el amor conyugal.
Pero el amor entre hombre y mujer también ocurre en otros tipos de relaciones, por ejemplo, entre madre e hijo; entre hermano y hermana…
¿Es posible que el amor agape entre hombre y mujer exista fuera del matrimonio? La historia de la Iglesia demuestra que sí. Este escrito es sobre la amistad spiritual que Dios suscita entre un hombre y una mujer (ver algunos ejemplos) con el fin de manifestar su gloria, llevar a cabo en la Iglesia una misión y profundizar en la Iglesia el entendimiento del amor humano unido al divino.
Como todas las cosas, esta amistad solo crece si tiene el terreno y el cuidado apropiado. Hay grandes peligros de engaño en las amistades. Todos padecemos las consecuencias del pecado original, la concupiscencia. No pocos cristianos, aun entre los bien formados en la fe, han ido por caminos de perdición por causa de amistades desordenadas. Debemos ser sobrios, prudentes y entender la verdadera naturaleza de la amistad espiritual en el plan de Dios.
La verdadera relación spiritual entre hombre y mujer es un don de Dios. Es posible gracias al amor redentivo de Cristo y por eso debe estar completamente sujeta a EL. La amistad espiritual solo es posible si cada uno anda por el camino estrecho de la cruz, siendo Cristo el centro de sus vidas diarias. Cristo debe reinar en el corazón de cada uno en una vida disciplinada donde El moldea y gobierna todos los poderes del alma, las pasiones, los sentimientos, los afectos. La amistad espiritual tiene como guía y base de discernimiento el Evangelio, la enseñanza de la Iglesia y el estado de vida propio de cada uno.
El poder de la cruz corta todos los apegos de la carne, el egoísmo. El amor a la cruz no permite desviaciones del camino estrecho ni justificaciones. Evita diligentemente cualquier ocasión de pecado. Esta amistad no es un derecho ni un capricho y no nace de la atracción natural. No buscan la atención del otro sino ofrecer sus vidas a Jesús en la cruz. La mirada de los amigos espirituales no se fija en el otro como ocurre en el amor romántico, sino que ambos se ayudan a mirar al Señor.
Ellos no se abrazan sino que abrazan la cruz. Estos amigos son amigos de la cruz. Aman la cruz porque es la señal de autenticidad en el camino de Cristo. Abrazar la cruz revela una llamada radical y una ponderosa unción del Espíritu Santo para dar sus vidas por amor a Dios y a su Iglesia. La cruz los mantiene enfocados en el amor divino y es ese el gran gozo de su amistad.
Solo así ellos descubren que la afinidad existente en su visión de fe y en la misión de sus vidas viene de Dios. Colaborando con Dios crece en ellos la amistad, se ayudan a ser fieles al Señor en su vocación. Ellos no quisieran que fuese de otro modo.
Las inspiraciones personales deben ser examinadas en la dirección espiritual. Cada uno se niega a si mismo y abraza cualquier sufrimiento por el Señor, aunque no entiendan Sus razones. Le piden a Cristo humildad para obedecer y sufrir por El.
La cruz no solo vence al pecado. Es además la fuerza que lo purifica y fortalece como oro en el crisol. Podemos discernir la autenticidad de una amistad cuando esta tiende a la santidad y a la verdad. El amor es puro y espitualmente fecundo.
María Santísima acompañó a Jesús como co-redentora. En la cruz Jesús estableció la maternidad spiritual entre su madre y Juan, el discípulo amado. Este es el modelo para la maternidad espiritual, especialmente para con los sacerdotes.
Cuando conocemos la miseria del hombre caído, podemos apreciar que la existencia de amor puro y santo entre un hombre y una mujer revela la gracia redentora que viene de la cruz. En Cristo somos una nueva creación. Somos liberados del antiguo yugo del pecado, sanados y llenos del Espíritu Santo que nos da la fuerza del amor divino.
Este amor no se puede entender sin fe. Es por eso que algunos hacen interpretaciones sacrílegas de la relación entre Jesús y María Magdalena. Se trata en realidad de una amistad diferente a cualquier otra relación entre hombre y mujer porque Jesús es Dios. Pero Jesús es también hombre y como tal sus actos enseñan a todo hombre y mujer que es posible la amistad pura y casta. Ella pudo amó con un amor puro porque Cristo la había rescatado del pecado y Su amor habitaba en ella. De esta manera Jesús la preparó para una gran misión: Ser apóstol (enviada) a los apóstoles. Ella que tanto amo a Jesús fue la que reveló a los hombres la victoria del amor: la resurrección.
Algunos santos y santas que tuvieron una gran amistad
San. Jerónimo y Santa Pollan
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San Francisco y Santa Clara
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Santa Catalina de Siena y el Padre Raimundo de Capua -colaboradores en el ministerio
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Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo y la Beata Diana D'Aandalo, fundadora de las Dominicas
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San Francisco de Sales y Santa Juana Fremiot de Chantal
Fundadores de la Visitación
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San Pedro Poveda y Josefa Segovia
Fundadores de la Institución Teresiana.
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San Antonio María Claret y Santa María Micaela del Santísimo Sacramento.
El fue director espiritual de ella.
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San Claudio de la Colombiere y Santa Margarita María Alacoque
El fue su director espiritual y promotor de los mensajes.
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Santa Teresa y el Padre Gracián.
Ella además tenía gran estima por San Pedro de Alcántara, San Juan de la Cruz.
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Santa Faustina y Beato padre Miguel Sopocko
El cree en los mensajes y le apoya.
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Ven. Conchita Cabrera de Armida y Ven. Felix de Jesús Rougier
Comparten el carisma de las obras de la Cruz
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San Martin de Porres y Santa Rosa de Lima
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San Vincent de Paul y Santa Luisa de Marillac
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San Juan Bosco y Santa Maria Mazzarello
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San Pío de Pietrelcina y Cleonís
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José María García Lahiguera y las hermanas Hidalgo de Caviedes
Fundadores de las Oblatas de Cristo Sacerdote.
St. Arnold Janssen y beata María Helena Stollenwerk
El fundó dos congregaciones de religiosas: Holy Spirit Missionary Sisters Servants of the Holy Spirit") el 8 Dic. 1889 y Holy Spirit Adoration Sisters. Con ella fundó "Mission Congregation Servants of the Holy Spirit"
Tomado de: www.catolico.org
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