Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a Judea. Permaneció allí con ellos y bautizaba.
Juan seguía bautizando en Enón, cerca de Salim, porque había mucha agua en ese lugar y la gente acudía para hacerse bautizar.
Juan no había sido encarcelado todavía.
Se originó entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío, acerca de la purificación.
Fueron a buscar a Juan y le dijeron: "Maestro, el que estaba contigo al otro lado del Jordán y del que tú has dado testimonio, también bautiza y todos acuden a él".
Juan respondió: "Nadie puede atribuirse nada que no haya recibido del cielo.
Ustedes mismos son testigos de que he dicho: 'Yo no soy el Mesías, pero he sido enviado delante de él'.
En las bodas, el que se casa es el esposo; pero el amigo del esposo, que está allí y lo escucha, se llena de alegría al oír su voz. Por eso mi gozo es ahora perfecto.
Es necesario que él crezca y que yo disminuya.
Comentario:
“Mi alegría ha sido colmada. Hace falta que Él crezca y yo disminuya” - San Agustín
Juan afirmó lo que vosotros oísteis, cuando le contaron, para excitar sus celos, que Jesús hacía muchos discípulos. Sus amigos le dicen, como si el fuera envidioso: " Jesús tiene más discípulos que tu". Pero Juan había reconocido lo que era; y por eso, mereció estar unido con Cristo, porque no se atrevió a atribuirse lo que era de Cristo. He aquí lo que dice: "un hombre no puede atribuirse nada, salvo lo que ha recibido del Cielo "... Él no obtiene la alegría de sí mismo. El que quiera encontrar la causa de su alegría en sí mismo, estará siempre triste; pero el que quiera encontrar su alegría en Dios, estará siempre alegre, porque Dios es eterno. ¿Quieres tener una alegría eterna? Átate al que es eterno. Esto es lo que hizo Juan.
Es la voz del esposo lo que alegra al amigo del esposo, y no su propia voz; se mantiene en pie y escucha... "Esta es mi alegría, y me siento colmado. Tengo mi propia gracia, no deseo nada más, por miedo a perder lo que he recibido." ¿Cuál es esta alegría? "Se llena de alegría al oír la voz del esposo." Que los hombres comprendan pues, que no deben regocijarse de su propia sabiduría, sino de la que han recibido de Dios. Que no busquen otra cosa, y así no perderán lo que han encontrado... Juan reconoció que lo había recibido todo; dijo que estaba alegre a causa de la voz del esposo, y añadió: "mi alegría está colmada".
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia. Sermón sobre el evangelio de Juan, n° 14, 1-3
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