Evangelio según San Marcos 6,30-34. Sábado de la cuarta semana del tiempo ordinario
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Comentario:
"Sintió piedad de ellos" - Isaac el Sirio
No llames a Dios simplemente justo. Porque no tiene relación lo que haces, con la justicia que él manifiesta. Si David le llama justo y recto (Sal. 32,5), su Hijo nos reveló que era mucho más bueno y dulce: "es bueno para malos e impíos" (Lc 6,35)... ¿Dónde está la justicia de Dios? ¿No está en que "mientras éramos pecadores, Cristo murió por nosotros "? (Rm 5,8) Y si Dios se muestra compasivo aquí bajo, creemos que lo es desde toda eternidad.
Alejemos de nosotros este pensamiento injusto de que Dios no se compadece. El ser cercano a Dios no cambia como cambian los seres que mueren...; nada falta ni se añade a aquel que tiene, así como pasa con las criaturas. Pero esta compasión que Dios tiene desde el comienzo, la tendrá siempre, por toda la eternidad... Como dice el bienaventurado Cirilo en su comentario del Génesis, venera a Dios por amor, y no a causa de este nombre severo de justicia, que se puso sobre él.
Ámalo como deberías amarlo: no por la recompensa que te dará, sino por lo que hemos recibido de él, por este mundo que creó con el fin de ofrecérnoslo. ¿Quién podrá devolverle algo a cambio de lo que hizo por nosotros? De nuestras obras, qué podríamos devolverle? ¿Al principio, quién lo persuadió para crearnos? ¿Y quién suplica por nosotros, cuando faltamos a su reconocimiento? ¡Qué admirable es la compasión de Dios! ¡Qué maravilla la gracia de Dios nuestro creador!... ¿Quién puede contar su gloria?
Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul, santo de la Iglesia ortodoxa. Discursos ascéticos 1ª serie, n°60
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