"Toda criatura dotada de razón posee en sí misma una viña, su propia alma, cuyo trabajador es su libre voluntad durante el tiempo de toda su vida. Pero, en cuanto termina el tiempo, ya ningún trabajo le es posible, ni bueno ni malo. Sólo mientras vive puede trabajar su viña, en la que yo le puse. Y es tan grande la fortaleza que ha recibido este trabajador del alma, que ni el demonio ni otra criatura pueden arrebatársela si él no quiere".
Santa Catalina de Siena
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