Evangelio según San Lucas 4,38-44. Miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario
Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.
Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.
Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.
Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado".
Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Comentario:
«Todos te buscan....Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he venido.» (Mc 1,38)- San Bernardo de Claraval
Que toda alma que busca a Dios sepa que Dios la ha buscado antes, es el primero en buscarla... «En mi lecho, por la noche, busqué al amor de mi alma» (cf Ct 3,1). El alma busca al Verbo pero el Verbo la buscó antes... Abandonada a si misma, nuestra alma no sería más que un soplo que se va y no vuelve. ¡Escuchad las quejas y lamentos de aquella que yerra después de haber perdido el rumbo: «Si me extravío como oveja perdida, ven en busca de tu siervo, porque no he olvidado tus mandatos» (Sal 118,176). ¡Oh hombre, quieres volver; si dependiera de tu voluntad únicamente ¿por qué pedirías auxilio?... Es evidente que nuestra alma quiere volver pero no puede. No es más que un soplo errante que por si sólo nunca volvería... ¿De dónde le viene esta voluntad? Le viene porque el Verbo la ha visitado y la ha buscado. Esta búsqueda no ha sido en vano ya que ha suscitado la voluntad sin la cual no hay retorno posible.
No es suficiente que el alma sea buscado una vez. Como languidece y el retorno es demasiado difícil...La voluntad la tengo, dice San Pablo, pero no acabo de hacer el bien, (cf Rm 8,18). ¿Qué es lo que pide, pues, el alma en el salmo citado? Nada más que ser buscada, porque no buscaría sino fuera buscada, no insistiría en la búsqueda sino fuera hallada.
San Bernardo de Claraval (1091-1153) monje cisterciense, doctor de la Iglesia. Sermón 84, sobre el Cantar de los Cantares, 3
Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.
Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.
Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.
Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado".
Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Comentario:
«Todos te buscan....Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he venido.» (Mc 1,38)- San Bernardo de Claraval
Que toda alma que busca a Dios sepa que Dios la ha buscado antes, es el primero en buscarla... «En mi lecho, por la noche, busqué al amor de mi alma» (cf Ct 3,1). El alma busca al Verbo pero el Verbo la buscó antes... Abandonada a si misma, nuestra alma no sería más que un soplo que se va y no vuelve. ¡Escuchad las quejas y lamentos de aquella que yerra después de haber perdido el rumbo: «Si me extravío como oveja perdida, ven en busca de tu siervo, porque no he olvidado tus mandatos» (Sal 118,176). ¡Oh hombre, quieres volver; si dependiera de tu voluntad únicamente ¿por qué pedirías auxilio?... Es evidente que nuestra alma quiere volver pero no puede. No es más que un soplo errante que por si sólo nunca volvería... ¿De dónde le viene esta voluntad? Le viene porque el Verbo la ha visitado y la ha buscado. Esta búsqueda no ha sido en vano ya que ha suscitado la voluntad sin la cual no hay retorno posible.
No es suficiente que el alma sea buscado una vez. Como languidece y el retorno es demasiado difícil...La voluntad la tengo, dice San Pablo, pero no acabo de hacer el bien, (cf Rm 8,18). ¿Qué es lo que pide, pues, el alma en el salmo citado? Nada más que ser buscada, porque no buscaría sino fuera buscada, no insistiría en la búsqueda sino fuera hallada.
San Bernardo de Claraval (1091-1153) monje cisterciense, doctor de la Iglesia. Sermón 84, sobre el Cantar de los Cantares, 3
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