¡Oh Santísima Virgen María, Reina de Luján! Dios me ha criado para la Gloria Eterna. Conceded, ¡oh Santísima Virgen de Luján, vuestra protección a este siervo vuestro que gime en medio de este valle de lágrimas y sólo recibe consuelo celebrando vuestras glorias: ayudadle, a fin de que después de haberos honrado en la tierra, merezca alabaros en el Cielo, por los siglos de los siglos.
Así sea.
Así sea.
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