Eutiquiano fue elegido el 4 de enero del 275 como sucesor de Félix I. Igual que los pueblos, los papas que tuvieron un pontificado tranquilo carecen de registro en la historia. Todos permitieron que Eutiquiano gobernara en paz a la Iglesia: el emperador, que se abstuvo de perseguir a los cristianos, y los fieles, que se guardaron de darle disgustos a su obispo. Las catacumbas se ampliaron considerablemente: ¿se presentía acaso que pronto, después de cuarenta años de respiro, se iba a desencadenar la más terrible de las persecuciones? Sin duda ésa fue la razón de que se destruyeran todos los documentos que hubieran permitido conocer la historia de Eutiquiano y de su sucesor. Sin embargo, nada hacía barruntar la hecatombe cuando Eutiquiano murió el 7 de diciembre del 283.
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