martes, 21 de julio de 2009

¿Nos escuchan los Santos?


Primero, claro que pueden escucharnos, contra lo que digan algunos. Mira, los santos son cristianos, como tú y yo, solo que viven con Dios después de haber pasado por esta vida. Pertenecen a la Iglesia, contra la cual la muerte no puede. Decir que los santos no existen porque han muerto ya, es decir que la Iglesia, Cuerpo de Cristo, es más débil que la muerte, lo cual sería una ofensa al mismo Cristo. La muerte no hace a las personas que viven con Dios (los santos) olvidarse del mundo nuestro. Eso no cabe en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Ellos nos escuchan, se interesan e interceden ante Cristo por nosotros. Son hermanos en la fe, que han llegado a la plenitud de la fe que vivieron en la tierra, tanto los santos reconocidos y canonizados por la Iglesia, como los millones de santos anónimos que no conocemos. Pongamos un ejemplo. Dios ha actuado por medio de los santos muchas veces, siempre lo hace. Socorre a los desvalidos (Madre Teresa de Calcuta), enseña a los niños (San Jose de Calazans), extiende su palabra (Santo Domingo de Guzman), socorre a los enfermos (Santa Soledad Torres) muestra su poder con milagros (San Pío de Peltreccina) y una largo etcétera. Eso mismo lo sigue haciendo cuando los santos están en el cielo, y aquí pues mejor, pues el santo conoce perfectametne la voluntad de Dios y nos ayuda mejor. No es coherente, como dice la doctrina protestante, afirmar que todas esas personas que cumplieron la voluntad de Dios en vida, en favor de los demás, no lo hagan ahora "porque están muertos", ¿Donde queda la vistoria de Cristo entonces? ¿Era solo para él? ¿Y la Iglesia, que es su Cuerpo, acaso no tiene parte en su victoria? Es por eso que la Iglesia venera a los santos, como muestra que han sido y son, de la bondad de Dios.
Segundo: Cuando tenemos una imagen de la Virgen o el Santo, no le oramos a la imagen, sino a Dios, presente en su santo, representado en la imagen. La imagen no es la que escucha las oraciones, sino el Santo que pide por nosotros a Cristo. Podrá parecer, porque le miramos, que la oración termina en la imagen, pero no es así. La imagen representa, con todo el simbolismo (colores, atributos, posturas) una realidad: el santo está en el cielo e intercede por nosotros.Algunos ponen en la imagen toda su fe y si no la tienen, no pueden orar, esto sí está mal y no es lo que enseña la Iglesia. El problema está en el mal uso que hacen de la imagen, por desconocimiento o interés. Es cuestión de formación personal, no de la imagen en sí. Un ejemplo, hay abogados injustos, pero por eso quiere decir que la justicia sea mala; médicos que se equivocan o mienten para cobrar más; pero la medicina sigue siendo buena y necesaria; maestros ignorantes o que pegan a los niños, pero la enseñanza es esencial.

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